El amor vence a la maldición del hombre lobo

Una antigua historia alemana trae un ejemplo de cómo la astucia no es una virtud única de los tiempos modernos.


Por: Arq. Jorge Hugo Figueroa / Tiempo de lectura estimado: 3:00 minutos

Cuentan que una aldea alemana del siglo 17, apareció una hermosa muchacha con sus ropas desgarradas por lo que parecían salvajes mordeduras y aún aterrorizada pudo contar que fue atacada por un enorme lobo en el bosque y que además había sido violada por éste.

Los habitantes del pueblo no daban crédito de la brutalidad del suceso. Sin embargo, lo peor ocurrió cuando la familia y los vecinos notaron que la muchacha había quedado embarazada.

Prontamente y a espaldas de la dama comenzaron a tramar que era lo que podían hacer con el engendro que podría nacer de aquella relación no consentida y temiendo que la chica muriera si intentaban un aborto, prefirieron esperar a ver qué era lo que nacería. Supuestamente la víctima estuvo de acuerdo con la decisión general y esperó largamente casi 9 meses de embarazo.

Aparentemente todo transcurrió sin problemas. Hasta que a último momento una mujer a la que todos recurrían para curar los males del pueblo dijo que un hombre debía hacerse cargo de la criatura puesto que aún cuando naciera humano, podría llegar a convertirse en hombre lobo y en ese preciso momento debía matarle.

Ningún hombre del poblado se quiso hacer cargo, no había nadie que pudiera tener el valor para matar a un niño. Sin embargo en la reunión también había gente de un poblado cercano, quienes no tenían vínculos afectivos ni con la familia de la niña ni con los vecinos y un muchacho levantó su mano y se ofreció para casarse con ella además de darle su nombre y su honor a la criatura.

Todos aplaudieron y vivaron emocionados por el valor y coraje del hombre.

Tiempo después celebraron la boda y muy emocionadas las familias comenzaron a rezar por el bienestar del bebé que estaba por nacer.

Al fin, unas semanas después, después de casarse la mujer empezó con trabajos de parto. Afortunadamente una partera se ofreció a asistir a la pareja.

Desde afuera de la cabaña se oyeron los gritos de la mujer por unos minutos, luego… un gran silencio… y después, el claro llanto de un recién nacido.

El pueblo entero junto a la familia del muchacho que ahora se había convertido en padre, esperaban ansiosos la salida de la partera.

La puerta se abrió y partera salió con un hermoso bebé en brazos, sin ningún rasgo de monstruo ni nada que se le parezca. La muchacha había sobrevivido también al parto (cosa no tan común en la época) y estaba feliz junto a su hijito su valiente marido.

Los meses fueron pasando y el bebé fue mutando poco a poco su carita para irse convirtiendo más y más en un bello muchachito. Más la gente del pueblo comenzó a estar más y más asombrada pues aparentemente el amor entre los jóvenes había revertido la maldición del hombre lobo dándole al niño un rostro sospechosamente igual al del muchacho que tan valientemente se había ofrecido para ser su padre.


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