Hacia 2040 el 85% de la generación eléctrica será a partir de energías renovables

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: https://www.polodeingenieria.org.ar/

 

Sólo habrá desarrollo sustentable apostando al uso racional de la energía y a las fuentes renovables, incluso a los biocombustibles aunque con cautela, y limitando la energía nuclear, la hidroeléctrica de gran escala y los combustibles fósiles. Esto proponen la FIO-UNICEN y la FARN en un informe elaborado para la secretaría de Energía de la Nación. Fortalezas y limitaciones de un estudio académico que demandó un año de trabajo.

 

La apuesta fuerte es al uso racional de la energía y a las fuentes renovables, capaces de abastecer en un 85% la generación de energía eléctrica del país hacia 2040.  Paralelamente, proponen desalentar nuevas inversiones asociadas a los combustibles fósiles y las energías tanto nuclear como hidroeléctrica de gran potencia. El mapa se completa con un moderado crecimiento de los biocombustibles y una movilidad del transporte público sustentable.

Ese es el resultado del informe elaborado por la Facultad de Ingeniería de Olavarría (FIO), dependiente de la UNICEN y la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), en el marco del proyecto Plataforma Escenarios 2040, impulsado desde la Secretaría de Energía de la Nación.

Los detalles del estudio se conocieron este miércoles en el marco del “Seminario sobre Escenarios Energéticos” realizado a través del Polo de Ingeniería en Energías Renovables y Tecnologías Ambientales. El encuentro despertó el interés de unos 60 asistentes y a cargo de la presentación estuvieron la Ing. Daniela Keesler  y el Ing. M.Sc. Gabriel Blanco, en representación de la FIO.

Con el objetivo de promover el desarrollo sustentable reflejado en los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS), la iniciativa intenta ir más allá de la viabilidad técnico-económica y avanzar hacia las implicancias sociales y ambientales, vitales a la hora de tomar decisiones para la necesaria transformación del sector.

Qué se frena

En principio, el informe plantea que los combustibles fósiles, la energía hidroeléctrica de gran escala y la energía nuclear tienen consecuencias sociales, económicas y ambientales que no contribuyen al desarrollo sustentable.

“Las inversiones en estas tecnologías son de largo aliento y por lo tanto dejan al país receptor atrapado por décadas en el uso de esos recursos y en la infraestructura y tecnologías de transformación” lo que dificulta la transición energética hacia “una matriz diversificada, basada en recursos renovables y en línea con los ODS y el Acuerdo de París sobre el cambio climático”, precisan los investigadores.

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En este escenario se decide, “no invertir en nuevos desarrollos de energía nuclear, en grandes represas hidroeléctricas ni en la explotación de hidrocarburos, incluidos los no convencionales” debido a los “daños ambientales, incluidas las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), el alto grado de concentración económica y los altos grados de conflictividad social que muchos de esos emprendimientos conllevan”.

 

Biocombustibles y movilidad sustentable

 

 

No obstante, se restringe el crecimiento de los biocombustibles debido a su incidencia en la producción de alimentos y la posible expansión de la frontera agropecuaria a expensas de ecosistemas que brindan servicios vitales, como bosques nativos y humedales. Se contempla “un incremento marginal que no altera la superficie sembrada actualmente de los cultivos utilizados para su producción”.

 

 

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Asimismo, se considera un desarrollo moderado de la movilidad eléctrica individual “con base en baterías de litio, teniendo en cuenta las implicancias ambientales y sociales de la explotación de este mineral, que en nuestro país se ubica en territorios de pueblos originarios” y se enfatiza en la “necesidad de un cambio modal a favor del transporte público”.

 

 

Sí a las energías limpias

 

 

El escenario considera un gran desarrollo de las fuentes limpias. “Aun cuando se consideran valores conservadores de penetración, las energías renovables  pasan a ser la principal fuente de energía, descarbonizando la matriz eléctrica casi en su totalidad hacia 2040”.

 

 

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Lo que indican en el estudio es dejar “la generación a partir de hidrocarburos limitada a centrales de cogeneración de muy alta eficacia y otras centrales termoeléctricas utilizadas únicamente como reserva de potencia firme”.

Con respecto a la gestión de la demanda, “el escenario utiliza las opciones disponibles en este ejercicio de manera criteriosa, analizando la factibilidad de implementación de cada una de ellas a lo largo del período analizado”.

 

 

Las limitaciones al modelo

 

 

El modelo presenta algunas limitaciones. En primer lugar, cuenta los aspectos técnicos y económicos con la única excepción de las emisiones de GEI. Y la posibilidad de diseñar un escenario que optimice todas las variables en juego que hacen a la sustentabilidad económica, social y ambiental queda limitada.

“Los indicadores de sustentabilidad energética que acompañan el modelo intentan suplir esa falencia pero son insuficientes y no logran el objetivo. En cuanto a la gestión de la demanda, el modelo solo acepta algunas medidas de eficiencia energética pero no brinda la posibilidad de incluir en el escenario medidas que fomenten la movilidad sustentable, con cambios modales en el transporte”, observan los estudiosos.

En relación con la oferta energética, el modelo “no contempla las mejoras esperables en el futuro de los rendimientos de las tecnologías para la producción de energías renovables, aunque sí lo hace para las tecnologías de generación a partir de combustibles fósiles”.

Por otra parte, “tampoco tiene en cuenta la previsible reducción de los costos de inversiones en las energías renovables, lo que penaliza a aquellos escenarios que, como el FARN-UNICEN, promueven el uso de estas tecnologías”.

El modelo “no contempla costos reales de la producción de gas natural y petróleo, en particular lo no convencionales, tomando en su lugar el precio de estos energéticos, lo que distorsiona la comparativa entre las distintas fuentes de energía”, advierte el informe.

 

 

Principales avances

 

 

El escenario muestra que es posible una transformación del sector energético basado en recursos renovables, diversos, no concentrados, de bajo impacto ambiental y social, con la posibilidad de desarrollarlos con tecnología local, sin la necesidad de continuar expandiendo el uso de los recursos económicamente concentrado y de alta conflictividad socio ambiental, como la energía nuclear, las grandes represas hidroeléctricas y los combustibles fósiles no convencionales.

 

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La limitación en relación a no poder diseñar el escenario en función de un conjunto comprensivo balanceado de variables ambientales, sociales y económicas, hace que este escenario deba ser revisado en el futuro, teniendo en cuenta estos aspectos que en definitiva son los pilares de la sustentabilidad energética y del desarrollo sustentable en su sentido más amplio.

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