In Memoriam: la pérdida de una mano repleta de talento

Se nos marchó un joven talento del pádel mundial, Gonzalo Salías. El talentoso jugador, también conocido como el ‘Mudo’, perdió la vida en la carretera tras realizar lo que más le gustaba, competir en el 20×10 por un hueco en el cuadro final del Buenos Aires Padel Master. Salías era una muchacho tímido, responsable y muy educado. Tenía muy fijado su objetivo: colarse entre las mejores palas de World Padel Tour. Atravesó todas las etapas de formación en Argentina y no quiso saltarse ningún paso en su camino al pádel profesional. Su meta era llegar a lo más alto y no quería acelerar su formación para seguir con paso firme quemando todas las etapas posibles.

En los últimos tres años se formó en la Plata, en el Club Estación Norte y a la órdenes del seleccionador argentino, Sebastián Mocoroa. Sebastián sigue siendo uno de los principales formadores de talentos de Argentina, jugadores como Franco Stupaczuk, Elias Estrella, Ramiro Moyano, Martín Di Nenno… estuvieron a sus órdenes y llora con mucha resignación la pérdida de un jugador que iba a ser según el preparador argentino, un pilar básico del pádel internacional. Compartía ciudad con Federico Chingotto, ambos nacidos en Olavarría. Amigos, y fieles compañeros desde la infancia y posteriormente rivales al cambiar Salías del revés al drive.

Para Chingotto, Gonzalo era un hermano con el que compartió títulos, alegrías y muchos viajes. En 2018 disputó siete torneos, incluido el Master argentino, y ya tenía decidido dar el salto definitivo a Europa en Marzo de 2019 para disputar todas las pruebas del circuito profesional.

Un drive talentoso, eficaz y con una gran derecha. Su juego destacaba por la calidad de sus envíos y se caracterizaba por ser un jugador especializado en saber marcar el ritmo de los partidos. Los que más disfrutaron de él en las pistas, asemejaban su estilo al de Sanyo Gutiérrez por la manera tan peculiar de envolver la bola en sus golpes. El ‘Mudo’ ejecutaba el drive cubriendo la bola y buscando siempre el control. Sin duda, una mano ‘de locos’ que tenía mucha magia por regalar a los amantes del pádel. Profesionalidad y compromiso eran otras dos características fundamentales en la vida del drive argentino. Su ídolo, Fernando Belasteguín, no por los títulos, no por tantos años de número uno, sino por la disciplina, el esfuerzo y el trabajo en toda la carrera en la élite del revés de Pehuajó.

El socio que le acompañó hasta su último partido en la previa de Buenos Aires fue Federico Chiostri. Fede iba a ser el revés que iba a escoltar a Salías en su aventura como jugador profesional y ahora tendrá la labor de pelear aún más fuerte por conseguir el sueño de ambos: coronar el mundo del pádel.

Descansa en Paz, querido Gonza.