Judas Iscariote, un ejemplo a seguir

Por: Carlos Paladino


Ojalá fuera permitido – vistos los resultados de la última elección – darnos la ocasión de barajar y dar de nuevo y con ello, repetir la jornada del 14 de noviembre. La vergüenza a la que ha sido sometida la república, gratuitamente, por los indignos representantes que votamos, no tiene una definición ligada a la coherencia y la procacidad profesada a los ciudadanos. Son tantos los absurdos que la sociedad tolera todos los días, que confiados ante el discurso falaz de que muchas cosas iban a cambiar, caímos, de nuevo, neciamente, como giles incurables que somos, en la idéntica trampa bien orquestada, a que nos tienen acostumbrados, los campos políticos que sientan raíces bajo el cielo de la democracia. Son los mismos con el mismo discurso mentiroso. ¿Alguien nos puede explicar que votamos? ¿Tenemos responsabilidad sobre lo ocurrido? A la política, no le podemos cargar todos los males; tampoco, a la democracia figurada por gente de su seleccionada clase. Platón (hace mucho, ¿no?) conoció las causas de la mala política y profetizó “El precio de desentenderse de la política es el ser gobernado por los peores hombres” De acuerdo, tiene razón, es más, el pensador está hablando de la observación popular para evitar el descontrol de los mandantes. Terminaría siendo por medios democráticos. Pero, intentando fijarnos en la cabeza del excelso pensador, nos asalta la duda de si, en su época, le tocó vivir con la deslealtad, la codicia, la ambición desmedida, la corrupción, la incapacidad y la inmoralidad de los manoseados hombres con los que nos toca convivir. Hace menos de un mes de la convocatoria a elecciones; y ya hemos visto toda clase de infidelidades, avaricias, falsedades y de más porquerías que, por lo general, la oposición le critica al oficialismo, por ser su método habitual de conducción.

Son individuos que no especulan en la coyuntura lacerante que origina un trauma permanente, sin visos de solución para la nación de los argentinos. Primero especulan sobre la circunstancia única que se les acaba de revelar, para asegurarse el presente económico y, a la vez, ir vislumbrando que esa carrera no es solo un buen momento, por el contrario, se despliega una continuidad de ganancias y ascensos por venir.  No son pocos los que ya se ven con la banda presidencial y el bastón artesanal. Hacen la justa, una puerta como esa no se abre todos los días, entonces, comienzan a crear su propio curriculum vitae desde el vamos.

Por eso, creemos, que se nos debiera ofrecer una acción resarcitoria de ese desequilibrado   día 14 de noviembre, yendo a votar nuevamente. En nuestro sacrificado territorio no se renuevan candidatos; se renuevan las desvergüenzas.  

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La primera chiquilinada que hicieron los próceres que nos iban a sacar del abismo, fue una insólita e inconcebible disputa sobre quien salió triunfador de la contienda democrática. El día siguiente amaneció con la novedad que los que perdieron no perdieron, elaborando para ello una trama positivista por la cual habiendo perdido terminaban ganando. Una manera enfermiza, acomplejada, de no reconocer la derrota. Los vencedores (ganadores) en vez de dejarlo correr; se prendieron a ese juego de tires y aflojes y se dieron al intríngulis de quien ganó y quien perdió. Una pavada manipulada por la inconciencia de los salvadores del país.

Inmediatamente, otra cochinada no quiso quedar afuera del repertorio de las perfidias políticas. El traidor no resulta del efecto obligado por la circunstancia. Logra defraudar a quienes habían depositado su confianza en él, ya sea económicamente, moralmente, etc. Es algo que lleva en espíritu y alma- Y la lealtad y las convicciones son esenciales para el desempeño de la democracia. La traición en el orden político puede encarnar males irreparables para una nación. Tenemos ejemplos: Julio Cobos, radical ostentoso, se rindió ante el ofrecimiento a vicepresidente, hecho por la señora Cristina Kirchner. ¿Y cuánto daño le ocasionó a la UCR y a sus correligionarios? ¿Fue codicia política o, en realidad, se tragó de buena fe la soflama kirchnerista? Dios sabrá, el radicalismo se desgranó, no hubo castigo y él todavía pervive y cobra de su centenario partido. Del mismo modo en que la parte de una planta se inserta en otra para mejorar la especie, el radicalismo injertó al señor Martín Lousteau, para mejorar la añeja institución. A través de este medio, nosotros ya emitimos opinión sobre el exministro de Economía de la presidenta Cristina Kirchner. Sabemos que el pueblo precisa y, por eso, votó por la unidad de criterio de los congresistas; que formen un núcleo coherente que persiga una idéntica finalidad; así deban consentir en algunas cuantificaciones en que no coinciden íntegramente. Bueno; el señor Lousteau, junto con otros doce diputados, conformaron un bloque propio. Por ahora dice mantenerse dentro de Juntos por el Cambio, pero, no nos alarmaría que ande buscando algo más. Ya marcó su antecedente en la confianza que le brindó el presidente Mauricio Macri.

Sí; como escuchamos por ahí, los radicales quieren cortarse solos, nos parece que están desvariando feo. La gente los eligió para formar parte de una alianza que se sume a sacar a la Argentina de la ruina donde está atascada; no porque el pueblo los haya captado, como preferencia popular. Eso lo veremos más adelante.

Falta de sobriedad y exaltación de las apetencias personales, las observamos en la intención de rever la ley acordada en el año 2016, por Eugenia Vidal y Sergio Massa, que prohíbe la reelección indefinida de los intendentes de la provincia de Buenos Aires. Peligro inminente para muchos que van entrando en razón de que, “sin esta papita” tendrán que salir a encontrar laburo en otras actividades libres. Duró muy poco el gesto desinteresado, abnegado, consensuado democráticamente por los espacios disidentes.

Condición deplorable de la ralea adicta a las traiciones. Cuando se inicia ese camino, ya no se tiene remedio, hay que seguir por él, es un viaje de ida solamente. En estas escasas treinta jornadas, lo patentizamos. El mejor de los traidores fue Judas Iscariote. Cuando comprendió las repercusiones que le acarrearía al incipiente movimiento cristiano, se ahorcó colgado de la rama de una higuera. Hoy el daño posterior que la deslealtad le puede crear a la nación, no forma parte del interés de las dirigencias. Por supuesto que hay un conjunto de buenos legisladores, de todas las fracciones políticas, eximidos de estas arbitrariedades; pero, nadie se ocupa de ellos. Una deuda del periodismo con la gente.

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Los liberales, los libertarios, los amantes de la libertad plena; igualmente; no tardaron en exteriorizar sus desavenencias. Buena demostración de que por eso son teorizantes, románticos de la libertad. El que más, el que menos tiene viva la imagen televisiva de Javier Milei y José Luis Espert, plasmando una unión inseparable, dispuesta a dejar cuanto fuere ineludible realizar; con tal de implantar sus conceptos en el congreso. Su compromiso de no firmar la creación de nuevos impuestos, etc. Lo último que sabemos es que, si bien tienen escuelas afines, en la elaboración de proyectos trabajarán por separado. Milei, para ahuyentar malos entendidos, aclaró que, coincidirán en el 80% de la aprobación de proyectos. Ricardo López Murphy, un liberal no tan extremo como los anteriores, formará su bloque dentro de Juntos.

El gobierno del presidente Fernández, seguro se regodea de asistir que no están solos en el despelote institucional; “la contra” actúa con características parecidas a las usuales en el peronismo.

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Con lo escrito no compensamos la serie de disparates que han obrado para estimular en los ciudadanos, la incredulidad y el desánimo. El Pacto de Olivos del año 1994, una negociación importante en cuanto a acuerdos políticos en tiempos republicanos, también, es un ejemplo de lo poco que duran los contratos en nuestra tierra. Allí, se convino que el Consejo de la Magistratura, propusiera a los jueces; previo análisis de antecedentes, exámenes de aptitud para el desempeño del cargo y, también, contemplaba su posible destitución. Se ha desatado una ruin pelea por el control de ese organismo. Leopoldo Moreau, para no quedarse corto, pidió la renuncia de los Jueces de la Corte Suprema.

La UCR, prefiere recordar aquel Moreau que salió con la cabeza desafiante de la Casa de Gobierno, acompañando al presidente Raúl Alfonsín, cuando lo destituyeron. Éste es otro Moreau, enrolado como punta de lanza en la avanzada kirchnerista. Su movimiento – según leímos – se funda en el pensamiento de Ricardo Alfonsín. La duda pasa por saber si el aludido Padre de la Democracia, se sentiría orgulloso de ver que su principal pupilo adhiere a métodos atentatorios contra las instituciones establecidas. El atrevido avance del legislador, tiene una sola inferencia; salvar, como sea, a la dinastía Kirchner y amigos, de una investigación “en serio”

En menos de un mes, la política argentina, orientadora del futuro nacional, sólo se ha esforzado por crearnos nuevas zozobras y preocupaciones. ¿Qué más debemos esperar de esta gente? Cerramos con un escrito del periodista Miguel Clariá que resume el sentimiento de muchos argentinos: “Cada voto, cada uno de los millones de votos que la gente metió en las urnas iban con un pedido, con una súplica: por favor, vayan al Congreso a detener la marcha del país rumbo al desastre”     

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