Junio y el Sagrado Corazón

Angélica  Diez, Misionera  de la  Inmaculada  Padre  Kolbe, Olavarría.


El mes de junio está dedicado, de modo especial, a la veneración del  Sagrado Corazón de  Jesús. La devoción al Corazón de Jesús ha existido desde los primeros tiempos de la Iglesia, desde que se meditaba en el costado y el Corazón abierto de Jesús, de donde salió sangre y agua. De ese Corazón nació la Iglesia y por ese Corazón se abrieron las puertas del Cielo.  ¿Qué honramos pues en esta devoción? A Cristo mismo, en persona. Pero, ¿cuál es el objeto inmediato, especial, propio de esta devoción? El corazón de carne de Jesús, el corazón que latía por nosotros en su pecho de Hombre-Dios; pero no le honramos separado de la naturaleza humana de Jesús ni de la persona del Verbo eterno a quien esta naturaleza humana está unido en la encarnación. Honramos este corazón como símbolo del amor de Jesús respecto de nosotros. La devoción al Sagrado Corazón se remite, pues, al culto del Verbo encarnado que nos manifiesta su amor y nos muestra su corazón como símbolo de este amor.

             Las letanías  con que  honramos a Jesús se inspiran abundantemente en las fuentes bíblicas y, al mismo tiempo, reflejan las experiencias más profundas de los corazones humanos. Son, a la vez, oración de veneración y de diálogo auténtico. Esta oración, rezada y meditada, se convierte en una verdadera escuela del hombre interior. ¿Qué  es  una  letanía? Es como una oración donde se dialoga y se realizan una serie de súplicas para invocar a un santo o al mismo Jesús. La letanía del Sagrado Corazón de Jesús es una oración litúrgica oficial de la Iglesia desde Juan XXIII. La más  popular  entre  todas  es: «¡Jesús, manso y humilde de corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo!

            Al rezar las letanías – y en general al venerar al Corazón Divino -conocemos el misterio de la redención en toda su divina y, a la vez, humana profundidad. Cristo nos abre su Corazón para que nos unamos con El en su reparación por la salvación del mundo. Hablar del Corazón Traspasado es decir toda la verdad de su Evangelio y de la Pascua.

            Lainvocación: “Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen María, ten piedad de nosotros”, se refiere directamente al misterio  de  la  Encarnación que meditamos  al rezar el Ángelus.  Por obra Espíritu Santo fue formado en el seno de la Virgen de Nazaret la Humanidad de Cristo, Hijo del Eterno Padre.  ¡Por obra del Espíritu Santo fue formado en esta Humanidad el Corazón! El Corazón, que es el órgano central del organismo humano de Cristo y, a la vez, el verdadero símbolo de su vida interior: del pensamiento, de la voluntad, de los sentimientos. Mediante este Corazón la Humanidad de Cristo es, de modo particular, «el templo de Dios» y, al mismo tiempo, está incesantemente abierta al  ser  humano: “En el Sagrado Corazón está el símbolo y la imagen expresa del Amor Infinito de Jesucristo, que nos lleva a devolverle ese Amor”. (Papa León XIII).

(*)  Angélica  Diez, Misionera  de la  Inmaculada  Padre  Kolbe, Olavarría.

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