La FIO busca conocer cómo se componen los residuos domiciliarios de Olavarría

La iniciativa se enmarca en el programa municipal GIRO.


Hace alrededor de un mes que profesionales y estudiantes de la Facultad de Ingeniería llevan adelante un estudio que busca conocer de qué manera se compone la basura que circula desde los barrios y localidades del Partido de Olavarría al relleno sanitario local. La iniciativa forma parte de un acuerdo de asistencia técnica entre el Centro de Tecnologías Ambientales y Energía (CTAE) de la FIO con la Fundación McKinsey, y contempla realizar una caracterización de residuos sólidos.


El objetivo es contar con información para evaluar, entre otras cosas, la posibilidad de recuperación de aquellos que son reutilizables. La iniciativa se enmarca en el programa municipal GIRO, que apunta a diseñar acciones de valorización en los distintos aspectos que rodean a la cadena de residuos.


La caracterización de residuos diseñada implica conocer su composición física, densidad, cantidad de residuos producidos por habitante y determinación de humedad, explicó la ingeniera Daniela Keesler, coordinadora del estudio. Para ello, “se toman muestras en aquellas zonas donde hay recolección de residuos sólidos urbanos con destino al relleno sanitario”, agregó.


Trabajo manual


Había dos formas destacadas de recolectar las muestras. Una era hacerlo directamente desde el camión recolector cuando llega al relleno “lo cual es más cómodo porque no te movés del lugar, pero implica el uso de equipos más importantes para mezclar residuos, como una retroexcavadora”. Finalmente se optó por tomar las muestras en la ciudad, “entonces se hizo un análisis estadístico de la densidad de población por cada barrio, qué cantidad de muestras había que tomar y aleatoriamente se designaron puntos de recolección”, contó la investigadora y docente de la FIO. En un vehículo de la Facultad de Ingeniería el equipo de trabajo recoge muestras. Además de la ingeniera Keesler lo integran la ingeniera química Eugenia Giuliodori, graduada de la FIO, y los/as becarios/as: Luisina Aristarán, Agostina Ferreyra, Matías Hal, Ciro Lora y Alexander Cabral.

De las muestras totales se analiza la composición, cantidades presentes de papel, vidrio, orgánico, patógenos, etc.; se pesa la muestra total y después se pesan cada uno de los componentes para sacar la composición porcentual, detalló Daniela Keesler. Esto se realiza en la Planta de Clasificación de GIRO, donde se acondicionó un sector especialmente para la tarea. Una vez extraídos esos datos, se vuelven a mezclar los residuos, se homogeneiza y se extrae una muestra más chica para hacer la determinación de humedad. Este procedimiento se realiza en los laboratorios de la Facultad de Ingeniería, incluyendo el Laboratorio de Tecnologías Ambientales, con la colaboración de la Lic. Micaela Magariño. El resto vuelve al relleno sanitario.


La caracterización de los residuos y la determinación de la humedad son factores claves a tener en cuenta si se busca revalorizar los desechos. El primero puede vincularse con circuitos ya establecidos en relación al papel, cartón, envases PET, aluminio, etc. El segundo cobra relevancia para tener una primera aproximación de qué cantidad de materia orgánica hay en los residuos, indicó la docente de la FIO.

El estudio llevará alrededor de dos meses de trabajo y, si bien servirá para conocer la composición promedio de los residuos por zona, para tener datos más amplios debe tenerse en cuenta la estacionalidad –advierte Keesler– porque lo que se genera a lo largo del año tiene cierta fluctuación. “Lo ideal sería poder repetir el estudio en las cuatro estaciones, o por lo menos en las dos más extremas, invierno y verano”, sugirió la ingeniera.

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