¿Nueva o vieja política? …no se calienten, da igual

Por Carlos Paladino

                                                  

“El mago hizo un gesto y desapareció el hambre, hizo otro gesto y despareció la injusticia, hizo otro gesto y se acabó la guerra. El político hizo un gesto y desapareció el mago” (Woody Allen)

No hay que ser mago para confirmar los daños que puede ocasionar el ejercicio de una mala política a una comunidad, pese a haber proclamado, a viva voz, defenderla con el mayor celo, sujeta al dominio del juramento que refrendó ante Dios, la Patria, la Carta Magna o, ante la significación que cuadre al pueblo que representa.  En cualquier lugar del gran mundo, esta degeneración muestra su vigor cada día con más frecuencia; lo observamos -quien lo diría- en las sociedades presuntamente orientadas al liberalismo y progresismo.  Ahí, es donde mejor busca afincarse esta perfidia política. “En casita”, la ignominia es condición primera para formar parte del Cuerpo Colegiado Privilegiado, como nos gusta llamarlo. La “mala política”, o “vieja política” es un concepto que se ha instalado, resuena a diario y posee un reproche moralista de mucho impacto; siempre y cuando sea emitido por gente honorable que pretende alzarla en favor de la virtud republicana.  Hasta acá, podemos acordar que estamos hablando de una historia. Pero; cuando el restablecimiento de una “nueva política” es invocada por una sarta de desvergonzados, hábiles e ignorantes comediantes, dueños de un caradurismo desbordado que, hasta podría pensarse en que son  el resultado de ciertas deficiencias mentales. Entonces, acusamos estar enfrentando otra clase de historia.  Ahora, si la añoranza por recuperar la “buena política” es demandada por los ·célebres corruptos” guarecidos en todos los partidos de la democracia; si el reclamo por el advenimiento de una “nueva política” es pretendida por los hijos y parientes de esos corruptos de raza anquilosada en la conducción de la nación. Si es gritada por los sediciosos, facciosos, criminales, etc., protagonistas de una época desdichada que es mejor olvidar que reivindicar, oportuna y formalmente desagraviados, tanto en lo económico, como en lo verosímil gracias a la democracia argentina. que, encima,  los facultó a intervenir en el proyecto nacional (¿” La buena política”?). Y, si, por si fuera poco, la perorata moralina del discurso, también se lo arrogan los hijos y descendientes de esos insurgentes.; porque, entonces no habrían de ser el centro de atención y solicitada por una juventud política sin ninguna experiencia en el arte de oficiar y legislar y que ganan sueldos que los trabajadores, muchos profesionales y emprendedores, auténticos mantenedores de las arcas del Estado, nunca percibirán. Bueno, estas falsedades democráticas para caza bobos, a la que nos ha acostumbrado la ironía discursiva falaz y mentirosa, no es otra cosa que un impúdico descaro a cara descubierta, que no sabemos porque la ciudadanía acepta con aplomada resignación. Porque se trata de malhechores que nos han ido fundiendo, destruyendo sistemáticamente, sin mediar pausa alguna. Por supuesto, que cuentan con la complicidad del votante y la justicia que mira para cualquier lado.

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Ha resultado tan eficaz la tenaz aplicación de esta insolente y desaprensiva manera de adoctrinar y gobernar al mismo tiempo, que han logrado confundir la cordura ética de la ciudadanía entera. El conjunto de normas morales (ética), embrolladas en la misma canasta de la deshonestidad y la injusticia.

Lo que estuvimos diciendo, viene al caso para tratar de comprender el fallo que la justicia argentina, aplicó a la ex presidenta; titular, además, de un montón de cargos públicos anteriores; vice presidenta actual de la nación; señora Cristina Fernández de Kirchner. Considerado un “fallo históricoya queSe trata de la primera vicepresidenta en ser condenada por corrupción mientras ejerce su cargo”. Fue condenada a ·seis años de prisión e inhabilitada de por vida para ocupar cargos públicos”, “culpable de administración fraudulenta en perjuicio del Estado, por favorecer al empresario patagónico Lázaro Báez” “El Tribunal dispuso el decomiso de 84.835 millones de pesos actualizados…” La información aclara que la vicepresidenta “no irá presa y podrá seguir siendo funcionaria y candidata en las próximas elecciones al cargo que desee…”

Por codearse con la figura de un fallo histórico, ¿no estamos en presencia de un castigo “muy livianito”? Claro, nosotros no sabemos de los vericuetos legales de que se vale la justicia. Sólo nos enseñaron que, por robar una gallina, te comés una pila de años   en la cárcel y, en este juzgamiento, la guita robada no apareció y seguro que suman varios gallineros juntos.      

Sí amigos; creemos que este fallo es una vergüenza nacional; es un atropello a la dignidad de un pueblo sufrido, robado, ultrajado a través de los esbirros que siguen forcejeando por mantenerse dentro del esquema de la “mala política”; aunque, elevando, sin convicción, plegarias al cielo para encauzar a nuestra justicia en el río de una “nueva política” Es verdad; un político, si se lo propone, puede ridiculizar las utopías de la magia.                  

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