Olavarría y la crisis económica

Algunos negocios se mudan, otros cierran, se reducen las horas de trabajo y en muchos casos disminuyen la cantidad de empleados. Cómo sobreviven los supermercados, los negocios céntricos y las estaciones de servicio ante un marcado y prolongado déficit de consumo.


Por Eliseo Díaz / AC-FACSO

Son las 17 hs en el centro de Olavarría. Los espacios vacíos en los cordones son muchos más grandes que algunos meses atrás, lo que les facilita encontrar un lugar a los pocos autos que circulan por la calle. Los bicicleteros, en cambio, tienen poco espacio para depositar los cada vez más usados vehículos de tracción a sangre. Entre la gente que camina por el centro si algo sobresale en los últimos meses es la cantidad de locales vacíos. Hoy muchos empleados aparecen en la puerta observando con ansias la posible llegada de algún comprador. Ni el tránsito ni el ánimo de la gente es el mismo en la ciudad. Ha cambiado mucho la situación desde hace algún tiempo y no solo repercute en los consumidores sino también en los vendedores que hacen lo posible para revertir esta crisis.

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Los supermercados no son la excepción a la actual baja de consumo en Olavarría ya que sus ventas se encuentran significativamente por debajo de años anteriores. “Este año se notó mucho más la baja de consumo… Fundamentalmente con la crisis que hay en el país”, afirmó Marcelo Scipioni, supervisor de una de las sucursales de Tres Estrellas. El consumo de la gente ha variado no solo con respecto a años anteriores sino también en relación a los meses previos de 2018. Los compradores buscan cuidar su bolsillo y esto repercute en las cadenas de supermercados. “Día a día la gente llenaba un chango… Y hoy compra lo justo y necesario para la semana o para el mes”, explicó Silvia Cabrera, encargada de una de las sucursales de la Cooperativa Obrera en la ciudad.

Lo que la mayoría de la gente busca a la hora de realizar las compras son principalmente los productos esenciales de determinadas marcas, por ejemplo las marcas propias de los supermercados como Primer Precio y ya no aquellos productos de marcas premium. “Lo que varía es lo que ellos consumen… La Cooperativa busca alternativas y trabaja mucho con otras empresas cooperativas para abaratar los precios”, contó Cabrera.

La estrategia utilizada por estas cadenas para no perder consumidores son los descuentos que se lanzan a principio de mes (en el caso de Tres Estrellas) o las Gran Barata y los Descuentazos (en el caso de la Cooperativa Obrera). El mayor incremento de personas en estas cadenas se da a principio de mes, cuando la gente cobra sus sueldos, y también en los fines de semana, cuando estos descuentos se incrementan. “En todo lo que resta del mes, en esta sucursal, generalmente se compra lo básico del día a día”, describió Marcelo Scipioni.

La realidad que observan los encargados de estas sucursales es la que suele notarse en el resto del consumo: los changuitos no se llenan, los productos que se consumen son los de oferta y hay un disgusto generalizado. De la misma manera, la encargada de la Cooperativa opina que este malestar se manifiesta en una desconfianza generalizada de los consumidores. “Todos se encuentran muy susceptibles, sobre todo con respecto a los productos que no tienen el precio o los que les varía el precio en la caja”, afirmó Cabrera y remarcó la importancia de realizar el reclamo en caso que esto suceda.

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Los cambios en los hábitos de consumo de los usuarios también han repercutido en los locales dedicados a la venta de indumentaria. Muchos dueños han notado una baja en las compras con respecto a años anteriores. “Los grandes problemas son estas épocas de recesión en las que desaparecen prácticamente las ventas… Hace un año que está parado casi todo”, afirmó Juan Sampaoli, dueño desde hace 15 años de una sucursal de Mauro Sergio ubicada en el centro de Olavarría. El momento en el que suben las ventas, al igual que en los supermercados, es en los comienzos del mes, cuando la gente cobra y dispone de algún dinero para gastar en indumentaria. “Esos son los mejores momentos. A mitad de mes, por ejemplo, no hay ni gente en la calle”, contó Nicolás, dueño de un local de venta de bolsos y mochilas en el centro.

Si bien ha bajado el consumo general, en locales como Mauro Sergio las épocas del año influyen significativamente en las ventas. Los meses de invierno o antes de las fiestas es cuando registran un mayor consumo y curso de gente por el local. “Los meses de verano son muertos en Olavarría… Tenes que aguantarla como sea para al menos sacar para el alquiler”, afirmó Sampaoli.

Las bajas en las ventas hacen que sea rentable para muchos locales pensar la posibilidad de mudarse de la zona céntrica hacia otros barrios y esto se ve en la gran cantidad de locales vacíos. Algo que destacan algunos dueños para quedarse en donde están es el transcurso de gente diario por las puertas de sus locales que permite esa zona de la ciudad. Estar ahí significa no tener que hacer publicidad ya que se encuentran ubicados en un sitio al que los consumidores se acostumbraron. “Hemos pensado en mudarnos pero no es viable… Tenemos ventas puntuales y las que se llaman por ticket de consumo, que es por pasar por la puerta. Mudarte te puede ahorrar el alquiler pero perdes ticket promedio”, analizó Nicolas. Aun así, no descartan la posibilidad de mudarse si las ventas siguen disminuyendo y se les dificulta pagar sus gastos. “Si te empiezan a matar con el alquiler tenes que buscar otra opción porque no lo podes sostener. Si te caen las ventas, tenes que pagar cargas sociales, sueldos, etc… Te tenes que ir”, argumentó Sampaoli.

Estos vendedores han notado los cambios en los consumidores a la hora de elegir por un producto: aumentaron significativamente los usos de tarjetas de crédito; y las personas ya no eligen un producto que les gusta para después ver cómo pagarlo sino que básicamente se optan por aquellos precios más económicos. “Antes si les gustaba un bolso lo llevaban y veían cómo resolvían el pago en la caja… Ahora solamente se ven las opciones más económicas”, concluyó Nicolás.

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A diferencia de los locales y supermercados, muchas estaciones de servicio no han sufrido significativamente una baja del consumo. En la estación YPF de Av. Del Valle y Av. Pellegrini, las ventas en unidades de su tienda están subiendo en el orden del 50% gracias a que implementaron una apertura 24 horas. El sector de los combustibles líquidos también ha crecido un 3% interanual. Sin embargo, los alcances de la crisis económica se trasladan inevitablemente, de forma directa o indirecta, a las estaciones de servicio. El sector de GNC en esta sucursal ha bajado un 3 o 4%; y con respecto a los combustibles líquidos están teniendo una venta de productos no premium por encima de las premium que genera una menor ganancia. “Mucha gente se vuelca al producto no premium… Antes cargaban Infinia y ahora vuelven a cargar nafta Super para tratar de amortizar ese incremento de precio”, explicó Edgardo Rizzo, jefe de estación de YPF.

Al igual que en los demás rubros, el mayor número de consumidores se centraliza en los primeros y últimos días de cada mes. Además, un incremento particular del consumo se da en las horas previas al aumento de los combustibles. “Es un caos total… La gente se vuelca al consumo terriblemente. Las ventas crecen al orden del 25 o 30% respecto al día anterior… Hay una saturación operativa constante”, detalló Rizzo.

Los consumidores se dirigen principalmente al medio de pago electrónico y en esta sucursal puntualmente ha crecido un 15% interanual. El 75% de sus operaciones son con este método de pago. Puntualmente, el uso de tarjetas de crédito ha superado en un 20% a las de débito. “Antes había un pago electrónico similar pero se centraba en el débito. En los últimos 3 o 4 meses viene creciendo fuertemente el crédito”, concluyó. Si bien este negocio no se encuentra en crisis, la baja de consumo es evidente y puede devenir en un cierre de estaciones o en restricciones horarias, de la misma forma que ha ocurrido en otros rubros. Algo en lo que coinciden los entrevistados es que esta situación es consecuencia directa de la gran devaluación de los últimos meses. Los consumidores han tenido que adaptar sus hábitos para poder subsistir además de dejar de lado ciertos consumos para pasar a comprar lo esencial. Los testimonios y descripciones vuelven a mostrar un paisaje urbano en donde la crisis económica no solamente afecta a los potenciales compradores sino que la gran mayoría de los comercios son constantemente perjudicados por esta situación./ AC-FACSO

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