Opinión | Las vacunas, el escándalo y un diálogo necesario


Por Sergio Di Pino

Ph: Luis Molina

Más diálogo y sentido común. La dirigencia política olavarriense tuvo que sufrir un cimbronazo, de la magnitud que representa la pérdida de 400 vacunas Sputnik,  para comprender el comportamiento exigido por la ciudadanía ante un tema de salud pública, en un contexto de pandemia.

La foto del último viernes entre funcionarios provinciales, representantes de la Región Sanitaria, el diputado César Valicenti y el intendente Ezequiel Galli, durante el arribo de una nueva partida de vacunas, descomprimió una semana caliente y plagada de acusaciones.

Ph: Luis Molina

De ahora en más, la atención estará centrada en la investigación judicial. La causa que instruye la titular de la UFI 10, Viviana Beytía, será clave para dilucidar si un sabotaje  o un desperfecto técnico ocasionaron la pérdida de las dosis almacenadas en un freezer, ubicado en el Hospital Provincial de Oncología “Luciano Fortabat”. Y si caben o no responsabilidades penales para con eventuales involucrados.  

Pero analicemos lo ocurrido en el plano político, una vez conocida la noticia. La grave situación nacionalizó y expuso, con todas sus miserias, algo que lenta y silenciosamente había comenzado a percibirse, a escala local, con los movimientos iniciales para la llegada de la primeras dosis: gestionar la vacunación no solo era algo técnico y científico; también era un terreno de disputas por el liderazgo dirigencial.

Una vez que el escándalo de las vacunas inutilizables alcanzó la cúspide de la agenda política y mediática, la discusión estuvo centrada en moldear los principales acontecimientos  para que encajen, de alguna manera, en una de las dos visiones hegemónicas de país. En segundo plano, quedó la genuina preocupación por desentrañar lo realmente sucedido en nuestra ciudad.

Ph: Prensa

En ese entramado discursivo, cabe hacer mención a lo ocurrido con la viralización de un audio de WhattsApp que el titular del Sindicato de Trabajadores Municipales, José Stuppia, envió internamente a sus pares, en el que responsabilizaba especialmente a La Cámpora por lo sucedido con las vacunas.

Despojados de ese contexto de enunciación y de las disputas por la conducción del peronismo local, los dichos del gremialista fueron utilizados por algunos dirigentes nacionales de Juntos por el Cambio para cuestionar a la gestión provincial.  Entre ellos, sobresalen los casos del diputado de Carrió, Luciano Bugallo, al postear los audios del sindicalista en sus redes sociales o el del intendente de Vicente López, Jorge Macri, quien esbozó sus críticas al gobierno de Kicillof a partir de sus coincidencias con Stuppia. También dio lugar a una  caricaturesca nota del diario La Nación, que una vez más apuntó a la estigmatización de La Cámpora como responsable de todos los males que afectan a nuestro país.

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Esa simplificación del matutino porteño sirvió, a su vez, de insumo a los argumentos de sectores afines al gobierno, más entrenados en responder a este tipo de acusaciones que en el ejercicio de debatir sobre las responsabilidades políticas de sus funcionarios a la hora de la diagramación, cuidado de las dosis o ejecución del programa de vacunación en las localidades bonaerenses.

Stuppia se convirtió en un impensado actor del debate nacional y aunque tardíamente intentó  anclar públicamente sus críticas hacia la dirigencia local del Frente de Todos,  sus consideraciones fueron incorporadas a una discusión nacional que excedió – y vació por completo- el origen de sus apreciaciones.

Volvamos ahora al análisis de los comportamientos de los principales actores políticos locales. Apurado por los hechos y las primeras acusaciones de sectores  y medios oficialistas– un editorial de Víctor Hugo Morales se tituló ‘El intendente anticuarentena perdió las vacunas- , el Municipio dejó de lado su lugar pasivo de “colaborador potencial” y corrigió su discurso. 

Si bien centró su argumentación en la responsabilidad de la Provincia en el operativo de vacunación,  puso enérgicamente a  disposición a “todo el sistema de salud municipal” para la próxima partida de vacunas y, a modo de contraste con el lugar elegido por las autoridades bonaerenses, resaltó la estructura y trayectoria del Banco de Leche para almacenar a las nuevas dosis. “En sesenta años de historia nunca se tiró una vacuna” remarcó el intendente Ezequiel Galli en declaraciones a los medios.

Ph: Luis Molina

A nivel político, Galli desplegó más  acciones.  Gestionó una comunicación directa con el gobernador Axel Kicillof en la que habló sobre lo sucedido en Olavarría y en la que puso a disposición la estructura municipal. En esa charla, el mandatario provincial le explicó que “utilizar lugares provinciales como centros de vacunación no tenía nada que ver con cuestiones políticas de cada municipio” confió a En Línea Noticias el propio Jefe Comunal.

Aunque sea difícil precisar si estas gestiones tuvieron alguna  incidencia real, lo cierto es que, a los pocos días, funcionarios provinciales recorrieron el vacunatorio municipal y desde el próximo lunes el Hospital “Héctor Cura” funcionará como otro centro de vacunación para el personal de salud.

Los reclamos de mayor participación de algunos intendentes también tuvieron su  eco.  El Jefe de Gabinete, Carlos Bianco, se reunió el jueves con ministros e intendentes para avanzar en la coordinación del proceso de vacunación. En ese marco, el viceministro de Salud, Nicolás Kreplak destacó “la importancia de trabajar en conjunto con las y los intendentes para poder garantizar que la campaña de vacunación se realice de manera efectiva y ordenada”.  Cambió el enfoque.

En este momento, es oportuno detenerse en la postura de alguno de los funcionarios bonaerenses sobre lo ocurrido en Olavarría.

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La primera reacción de los representantes del ministerio de Salud fue la de reforzar la hipótesis del sabotaje que introdujeron las autoridades sanitarias del Hospital de Oncología y de la Región Sanitaria IX.  Se habló de “intencionalidad”, de “irregularidades” en las cámaras de seguridad y  que “la perilla del freezer estaba corrida y fue girada a 26 grados”. El director provincial de Hospitales, Dr. Juan Riera, advirtió incluso que “no hubo fallas eléctricas, no se cortó la luz y el lugar estaba con llave”.

En las últimas horas, sin embargo, se conoció que Coopelectric contestó un oficio de la Justicia en el que  admitió una interrupción del servicio de dos minutos “el día 3 de enero entre las 14:03 y 14:05”. Resta saber si ese episodio tuvo o no alguna incidencia y si el freezer que contenía las vacunas estaba conectado correctamente a los grupos electrógenos que debían arrancar  automáticamente cuando se produce un corte de luz. Las pericias, a cargo de dos ingenieros electromecánicos de la Facultad de Ingeniería, serán claves para determinar lo sucedido.

Ph: Prensa

A diferencia de los lineamientos de las autoridades del ministerio de Salud, el Jefe de Gabinete, Carlos Bianco, adoptó una postura más moderada: si bien manifestó que “las vacunas estaban en un freezer en la temperatura que correspondía”  y que “llamó la atención que no funcionaran las cámaras de seguridad” pidió “dejar que la Justicia averigüe qué pasó” y “ser respetuosos con sus tiempos”.

Ph: Prensa

Más allá de las interpretaciones que buscamos reconstruir en esta columna  o de cualquier otro análisis periodístico, la sociedad merece tener respuestas concretas y rigurosas sobre lo sucedido por parte de la Justicia. En lo político, si la foto de unidad del último viernes logra simbolizar y dejar atrás las disputas de poder y la interna de las vacunas será la mejor de las noticias. El tiempo dirá si fue posible o si solo se trató de una imagen para salir del paso.

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