Panorama bonaerense: Una campaña entre audacias, ayuditas y abrazos de oso

Manes y Santilli baja el tono y se enfocan en nuevos objetivos de campaña, todos urgentes. Fernández sorprendió internamente con la aceptación de las aperturas pero maneja un argumento desconocido que explica por qué la cepa Delta aún no es comunitaria. La foto de Kicillof con Carbap liga con el temor de Cristina en campaña: El precio de la comida, sobre todo en el Conurbano.


Por Andrés Lavaselli

Después de la furia de la semana inicial de campaña, los principales referentes de la oposición dedicaron sus esfuerzos más intensos a bajar el tono de la pelea bonaerense, una empresa en la que tuvieron algún éxito. Pero eso solo abrió paso a nuevos desafíos, urgentes todos: Elevar su nivel de conocimiento y esquivar el abrazo de oso que quiere darle Mauricio Macri en el caso de Santilli; resolver la cuestión de cómo va a fiscalizar la elección en el conurbano, en el de Manes. El oficialismo no la tiene más fácil: El plan de aperturas es una jugada audaz y riesgosa que tiende a mejorar el humor social pero que no resuelve el problema electoral que más preocupa a Cristina Fernández, el aumento del precio de los alimentos.

Uno de los movimientos más notorios de las últimas horas es el desembarco bonaerense de Horacio Rodríguez Larreta. El alcalde porteño juega en la provincia parte de la suerte de su proyecto presidencial y necesita que Santilli gane por un margen apreciable. Por eso no va a escatimar esfuerzos: Aparecerá en los spots de campaña, en los afiches y se sumará al despliegue territorial de su candidato. El objetivo ese elevar el nivel conocimiento de Santilli, que sigue bajo, por una razón sencilla: Nadie vota lo que desconoce. Los alcaldes  de PRO son la otra pieza de esa estrategia. Incluido Jorge Macri, que desalentó la expectativa radical de hacer una campaña de “brazos caídos”. Otro que se va a sumar es Gustavo Posse. Su figura sirve para mostrarle a a Manes que de este lado hay UCR, tal él muestra peronismo con Monzó y De La Torre. El desembarco de Mauricio Macri es mucho más problemático. “Tal vez serviría que vaya a apuntalar a Vidal, que está perdiendo voto duro en Capital contra López Murphy por desaparecer durante el primer año y medio de gestión de Fernández”, dicen en Juntos.

Manes, el jueves, reunió a sus candidatos de la tercera sección con otra preocupación en la cabeza: Cómo asegurar una fiscalización que impida que sus boletas desaparezcan de la mesa. Preocupan en ese sector dos distritos: La Matanza, decisivo y ajeno y Lanús, gobernado por el jefe de campaña de Juntos, Néstor Grindetti. ¿El peronismo podrá meter cuchara acá? Hay indicios para todos los gustos: En el campamento de Juntos dicen que las declaraciones anti Larreta de Gerardo Morales causaron alegría (y poca sorpresa) en la Casa Rosada. Otros miran las reuniones, muy reservadas, de Santilli con alcaldes peronistas.

Es la carne, estúpido

Del otro lado, la flexibilización pandémica de Fernández es leída internamente como una jugada con varias caras. Tiene fundamento epidemiológico pero también costado electoral. Su impacto positivo en el humor social no lo niega nadie, pero cerca de Kicillof hacen dos observaciones: Es arriesgada por apresurada (la esperaban más cerca de la primavera) y aunque plante etapas deja un mensaje que alienta descontroles inmediatos. Asesores científicos hicieron circular un contraargumento: La difusión de la cepa Delta es más dificultosa en territorio donde antes fue dominante la Manaos. Los motivos técnicos los saben ellos, pero eso explicaría que a un mes de los primeros casos no haya aun circulación comunitaria.  Y validaría el riesgo de abrir.

Una cosa es cierta: No hay recuperación económica posible sin circulación de gente, que apuntale las buenas noticias sobre cuotas, monotributo, bonos y paritarias. La vicepresidenta tiene clara el significado electoral del frente económico, semi oculto aún tras el Virus: Llama todas las semanas a un ministro de Kicillof (y a Kicillof) para testear la situación, sobre todo en el Conurbano. Le dicen que hay cierta recuperación en la construcción privada y en la industria, aunque nadie se anime a la metáfora de los brotes verdes. Pero los precios de los alimentos no terminan de serenarse. La carne es lo que más se mira, por su valor simbólico en los sectores populares y porque las variantes de control que se ensayan sin éxito desmienten aspectos básicos del manual económico oficial. El San Cayetano militante de la UTEP es una demostración de hasta qué punto en el oficialismo entendido en sentido amplio la cuestión económica está en la mira.

Ese frente generó por otra parte una foto importante: Kicillof en la misma mesa que la cúpula de Carbap, la organización ruralista más importante de la provincia, muy refractaria al kirchnerismo. Los productores le pidieron presione a Fernández para que abra las exportaciones, lo que no ocurrirá. Pero el tono fue bueno y, en reserva, en Carbap dicen que este gobierno los escucha más que el de Vidal. Para el Gobernador, esa  foto es un ejemplo de los resultados que puede dar una estrategia de contención y económica con sectores que no son solamente el agropecuario y  que llevan adelante Augusto Costa y Javier Rodríguez, al frente de un mini gabinete económico itinerante que acompaña los movimientos territoriales de la campaña, solo que los comenzó antes y los desarrolla en silencio. (DIB) AL

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