Panorama político: Vidal, aliviada pese a que el conflicto sigue


Por Andrés Lavaselli – Agencia DIB

Al cabo de una semana en la cual la contundencia del grito feminista del 8N desvió la atención de las minucias de la política partidaria, la gobernadora María Eugenia Vidal  recibió una noticia que la tranquilizó. Al menos por ahora, el plan político principal de PRO sigue previendo que intente la reelección. Por eso, archivó algunas iniciativas que podían generar turbulencias y dio por iniciado el tránsito hacia 2019, un camino que, paradójicamente, comienza con la pelea con los docentes.

 

Vidal estaba inquieta por el surgimiento de un rumor que la colocaba como pieza de recambio electoral nacional luego de tres meses de caída de la imagen de Mauricio Macri. A la gobernadora le preocupaba sobre todo que aquella versión, surgida de los entresijos del oficialismo, no hubiese sido desmentida, lo que le daba un viso de factibilidad. Al mismo tiempo su persistencia contribuía, insólitamente, a desgastar la figura del Presidente, ya que especie de prematuro efecto pato rengo.

 

Por eso, que el congreso partidario del viernes en Parque Norte estuviese dedicado exclusivamente a reafirmar que Macri, Vidal y el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta irán por un nuevo mandato era un paso obligado de cara a las internas que, como en todo espacio político, a veces tienden a descontrolarse Cambiemos. Por supuesto, a un año y medio de las elecciones nadie puede descartar un cambio de planes, pero lo importante que es por ahora todo sigue igual.

 

En  la provincia, el primer efecto fue reafirmar lo planes de la Gobernadora para este año. Vidal decidió dar de baja alguna de las reformas estructurales más ambiciosas que hasta ahora tenía en carpeta para este año: como quedó claro hace un par de semanas no habrá cambios en el sistema previsional, pero tampoco en el Estatuto Docente. Al menos esa es la señal que manejan algunos de los coroneles parlamentarios más prominentes del oficialismo.

 

En cambio, la Gobernadora optó por impulsar proyecto de leyes que supone menos riesgosas para su imagen. El de obra pública es uno de ellos. El combo que se difunde desde el año pasado como reforma judicial, que da sus últimos giros de revisión por despachos del Ejecutivo antes ser enviaba a la Legislatura, otro. Tal vez, con suerte, la discusión sobre el nuevo esquema de coparticipación municipal que elabora el ministerio de Economía sume un tercer ítem. Pero no mucho más.

 

Esa prudencia encaja con la comodidad que parece sentir Vidal en la pelea docente. El viernes eso se reflejó en la dureza con que ordenó tratar a los sindicalistas después de los dos días de paro del inicio de la semana. En ese encuentro de segundas líneas no hubo ningún intento del gobierno de acercar posiciones. Lo gremios terminaron más enojados que antes, al punto que una de las representantes de Suteba pidió que si iba a ser en esos términos, no los llamen más.

 

De todos modos, es probable que la semana que comienza sean convocados. Nadie cree que si se presenta una oferta renovada, las novedades sean espectaculares. A despachos del gobierno llegó un modelo renovado de cláusula de actualización, elaborada en un sector gremial, que podría  ponerse sobre la mesa. Consiste en otorgar un 15% de aumento y reabrir la negociación en el momento exacto en que Indec informe que la inflación alcanzó esa cota.

 

Habrá que ver cuáles son los pasos que finalmente da Vidal. Pero el solo hecho de que en las mesas de arena sus negociadores contemplen ese tipo de variantes, da la pauta de hasta qué punto se siente cómoda con el gremialismo docente en la vereda de enfrente. Si lo que la semana que pasó quedó refrendado es que la idea de reelección sigue en pie,  la morosidad de la Gobernadora en las negociaciones parece indicar que cree que gana más enfrentando a los sindicatos que al peronismo partidario.

 

Vidal, en el fondo, piensa lo mismo que Nicolás Massot dejó entrever en el bluff televisivo en el que desnudó la poca valoración del macrismo a los radicales: si la economía en algún momento empieza a acompañar, para el núcleo PRO pude haber seis o diez años de gobierno antes de que el peronismo logre  rearmar una propuesta de unidad competitiva. Lo que ni la Gobernadora  ni el diputado no responden aún es qué pasa si las variables económicas siguen evolucionando como hasta ahora. 

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