Podríamos estar durmiendo sobre una bomba atómica y no saberlo

Escribe: Jorge Hugo Figueroa.


Por: Arq. Jorge Hugo Figueroa. Tiempo de lectura estimado:  3:00 minutos

La segunda guerra mundial tuvo como epílogo el anticipo más brutal de la carrera nuclear que comenzaría apenas unos años después.

En efecto, Estados unidos, lanzó las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, ciudad industriales de Japón, sobre cientos de miles de civiles. Niños y niñas, mujeres y hombres, abuelas y abuelos murieron abrasados en un mar de fuego radioactivo. Según el historiador naval Eric Grove, U.S.A. perdió al menos siete bombas atómicas en los años 50.

Bomba de hidrógeno expuesta en Rusia. Fuente: GETTY IMAGES.

Por su parte, Rusia también tuvo varios accidentes en donde se han extraviado éstas armas terribles.

Algunas se precipitaron al mar junto con los aviones bombarderos que permanentemente se mantenían alertas ante las amenazas de las potencias, otras cayeron accidentalmente de embarcaciones y se perdieron en el océano.

De todas las anécdotas surge una de las más extremas: Era de noche en las increíbles alturas que alcanzaba el bombardero norteamericano B47. El vuelo había sido más bien rutinario y es que, esa era la idea, era muy difícil que pudieran ser interceptados por algún objeto. El golpe brutal sacudió a la enorme nave y todo se salió de control.

Bombardero B47. Fuente: GETTY IMAGES.

Comenzaron las maniobras de emergencia y avanzaron directo hacia el aeropuerto más cercano. Minutos más tarde se dieron cuenta que se encontraba cerrado, estaba en construcción y tuvieron que tomar la decisión más desesperada, es decir, deshacerse de la carga, una bomba atómica de 6.500 kilos. La letal carga cayó sin estar activada para detonar en una zona pantanosa frente a las costas de Georgia.

Pasarían meses y meses de búsqueda con todo el equipo del que disponía el ejército, pero nunca se la pudo recuperar.
El gobierno asegura que no estaba preparada para explotar pero la tripulación pone muy en duda esa versión porque “todos sabíamos que la tercer guerra mundial podía comenzar en cualquier momento”

Luego, por diversas razones otras bombas más caerían se perderían en el mar o en zonas extensamente pantanosas.
El reino unido no se quedaría atrás, en los años 60 estaban volando realizando diversos ensayos cuando tuvieron la mala fortuna que una compuerta parcialmente abierta dejara atrapada una bomba de hidrógeno (quizás más poderosa y letal que las otras bombas atómicas). Al no poder aterrizar con la bomba en ese lugar decidieron abrir por completo las compuertas dejándola caer en un lugar entre el Danubio Azul y el Támesis. Nunca jamás se supo de ella.

La Unión Soviética (con la caída de la dictadura comunista, ahora Rusia) pensó en una estrategia más discreta. Apoyados en su amplia red de espías, además de bombas y misiles nucleares, construyeron armas nucleares del tamaño de un maletín. Se dijo que habían construido 450, y que de ellos perdieron 100. Nada ni nada menos. Pensemos en algo del tamaño de un par de cajas de zapatos con capacidad para destruir parte de una ciudad, miles de personas por la explosión y decenas de miles por los efectos radioactivos en los seres vivos.

El tiempo pasó, aproximadamente 100 años, y en diversos lugares del mundo, una amenaza mortal creada por la locura de los humanos pende sobre nosotros como la espada de Damocles.

Abrazo digital.


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