Revolución del amor

“La revolución del amor comienza con una sonrisa. Sonríe cinco veces al día a quien en realidad no quisieras sonreír. Debes hacerlo por la paz”. Quien se expresa así es, la Madre Teresa de Calcuta (1910-1997), una de las personalidades más conocidas del siglo XX. A lo largo de su vida obtuvo honores como el Premio Nobel de la Paz en 1979 y también fue canonizada por el papa Francisco el 4 de septiembre de 2016.
Para conocer a la Madre Teresa de Calcuta bastaría con leer sus frases que la definen en su entrega plena. “El amor es una fruta de temporada en todo momento y al alcance de todas las manos. Difunde el amor donde quiera que vayas. No dejes que nadie se aleje de ti sin ser un poco más feliz. Las palabras amables pueden ser cortas y fáciles de decir, pero sus ecos son realmente infinitos. Nunca sabremos todo lo bueno que una simple sonrisa puede llegar a hacer. Si juzgas a la gente, no tienes tiempo para amarla. Yo sola no puedo cambiar el mundo, pero puedo lanzar una piedra a través del agua para crear muchas ondulaciones. Cada obra de amor, llevada a cabo con todo el corazón, siempre logrará acercar a la gente a Dios. No siempre podemos hacer grandes cosas, pero sí podemos hacer cosas pequeñas con gran amor. Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal”.
¿Quién fue y qué hizo la Madre Teresa de Calcuta? -1910 – 1997-. Fundó la congregación Misioneras de la Caridad – están presentes en 130 países. Dedicó su misión al servicio de la los llamados «más pobres entre los pobres», «los intocables», los últimos en la jerarquía social de la sociedad india. Ella dijo de sí misma: “De sangre soy albanesa. De ciudadanía, India. En lo referente a la fe, soy una monja Católica. Por mi vocación, pertenezco al mundo. En lo que se refiere a mi corazón, pertenezco totalmente al Corazón de Jesús”.
El Señor le confió la misión de proclamar su sed de amor por la humanidad, especialmente por los más pobres entre los pobres. Ella respondió plenamente a esta misión y hoy, aniversario de su canonización nos vuelve a recordar: “Dios ama todavía al mundo y nos envía a ti y a mí para que seamos su amor y su compasión por los pobres”. Madre Teresa nos dejó el ejemplo de una fe sólida, de una esperanza invencible y de una caridad extraordinaria.
(*) Angélica Diez, Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe, Olavarría.
