Santos Joaquín y Ana

Colaboración: Teresa Pasos, consagrada a la Virgen  de  Tandil.


El culto hacia los padres de la Virgen María es muy antiguo. Comienza en Oriente y se los veneraba por separado.  Con la reforma del calendario litúrgico después del Concilio Vaticano II, San Joaquín se celebra junto con su esposa, Santa Ana, el 26 de Julio. Ellos son los patrones de los abuelos.                                                                                                                                                                           El Protoevangelio de Santiago, apócrifo del Siglo II, narra la historia de Joaquín y de Ana, padres de la Virgen María.    Ana, la esposa de Joaquín, después de una prolongada  esterilidad, obtuvo del Señor, el nacimiento de María, quien a los tres años fue llevada al templo y cumplió la promesa al Señor  de  ofrecérsela. 

Los bienaventurados esposos Joaquín y Ana son conocidos por el fruto de su vientre: María. Tal como dice el Señor: “Por sus frutos los conocerán”. Ellos se esforzaron en vivir siempre de una manera agradable a Dios y digna de Aquella que tuvo en ellos su origen. Con su conducta casta y santa, ofrecieron al mundo la joya de la virginidad, aquella que había de permanecer virgen antes del parto en el parto y después del parto; aquella que, de un modo único y excepcional, cultivaría siempre la virginidad en su mente, en su alma y en su cuerpo. Aquella que había sido pensada por Dios, desde toda la eternidad, para que fuese la Madre de su Hijo: María. “Nosotros conocemos la flor y el fruto suavísimo producido por la planta añosa: la Virgen Inmaculada desde su concepción, la que por divino privilegio fue libre del pecado original para ser después el tabernáculo vivo de Dios hecho hombre”. (De “Un Santo para cada día”).

            Mirando  a  Joaquín  y  Ana pensamos  en  los  abuelos  de ayer  y  de  hoy   recordando el  Mensaje del papa Francisco  para la II Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores   celebrada   este  24 de julio : “ Los   abuelos son  signos vivientes de la bondad de Dios que concede vida en abundancia. ¡Bendita la casa que cuida a un anciano! ¡Bendita la familia que honra a sus abuelos!”.(…) “Es por eso que la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores es una ocasión para decir una vez más, con alegría, que la Iglesia quiere festejar con aquellos a los que el Señor -como dice la Biblia- les ha concedido “una edad avanzada”. ¡Celebrémosla juntos!  Queridas abuelas y queridos abuelos, queridas ancianas y queridos ancianos, en este mundo nuestro estamos llamados a ser artífices de la revolución de la ternura. Hagámoslo, aprendiendo a utilizar cada vez más y mejor el instrumento más valioso que tenemos, y que es el más apropiado para nuestra edad: el de la oración”. (Papa  Francisco).

            (*) Teresa Pasos, consagrada a la Virgen  de  Tandil.

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