Sobrino y su primer año como Fiscal General: «En Olavarría ya tendríamos bastante cubierta la situación”

El Dr. Marcelo Sobrino lleva un año al frente de la Fiscalía General del Departamento de Azul. En declaraciones al Diario El Tiempo de Azul realizó un balance.


A fines del año 2015 la candidatura de Marcelo Sobrino en esa terna de la que formaba parte para convertirse en el Fiscal General del Departamento Judicial Azul pareció tambalear.  Pero la llegada de María Eugenia Vidal a la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires se convirtió para el funcionario judicial azuleño en el aval fundamental para resurgir como el principal postulante en aquella terna en donde en principio había quedado relegado, en el marco de esa puja por ocupar el lugar que desde años atrás estaba vacante en la casona de la calle Colón de la vecina ciudad, cuando Eduardo Serradell se retiró del Poder Judicial.

 

Favorecido por ese nuevo escenario político que invadía a la provincia y al país, el pliego para que Sobrino se convirtiera en el nuevo Fiscal General departamental fue aprobado meses más tarde, ya durante el transcurso de 2016. Y después de que el 13 de septiembre del año pasado asumiera, a sus 50 años de edad hoy transita por su primer año como jefe de todos los fiscales del Departamento Judicial local.

 

En carácter de tal, el funcionario judicial se animó a hacer un balance de lo que ha sido su gestión hasta ahora. Tarea en la que -según dijo en una entrevista con EL TIEMPO- tiene cosas para destacar y otras que todavía están pendientes de resolverse y las convierten en objetivos a alcanzar en la continuación de su gestión.

“Es un año bastante a favor respecto a cómo encontré la situación, de lo que yo me esperaba y de cómo pudimos sobrellevar las distintas alternativas que ocurrieron”, le señaló Marcelo Sobrino a este diario durante una entrevista llevada a cabo en su despacho.

 

“Primero -continuó diciendo- porque nos encontramos en una circunstancia donde tuvimos muchas bajas de fiscales, algunos por jubilación y otros por enfermedad. En esos primeros meses en que asumí tenía casi la mitad de los fiscales. Por eso, la primera de mis tareas fue esa gestión que hice respecto de que finalicen los concursos y se terminen nombrando a los fiscales que pudieron jurar. De esa manera, logré compensar esos fiscales que me faltaban”.

“Lo otro fue reorganizar lo que veía deficitario o no coincidía por la visión que yo tenía de cómo tenía que ser. De esa forma, volví a reorganizar cada una de las unidades funcionales de instrucción. Hoy por hoy el fiscal tiene su equipo y sí o sí a la víctima le tienen que dar una respuesta. Antes yo creo que eso, por cómo estaba distribuido, parecía diluido. Eso no quería decir que no existiera, pero era algo en lo que yo no coincidía”, reconoció.

 

Sobre esa reestructuración que lleva su firma y la llevó a cabo tanto en Azul como en Olavarría, agregó: También sirve para control, una de las tareas que tenemos que hacer desde la Fiscalía General”.

 

Donde más complicado parecía el panorama era en Olavarría. Entre fiscales de licencias y jubilados, se llegó en un momento a contar sólo con uno.

 

“En Olavarría, como quedaron pocos fiscales, lo que hice fue repartir las causas criminales entre los fiscales de Azul y Tandil para que fueran a los juicios”, contó el funcionario judicial sobre esa situación.

 

“En Olavarría, entre las vacantes y las licencias que han tenido por una u otra razón, a veces quedaban con un solo fiscal, por lo que nombraba a los de Tandil y Azul para que colaboraran en los juicios”.

 

Si bien reconoce que la idea es que el mismo fiscal que instruye una causa vaya después a juicio, también tiene claro que “una cosa es lo mejor y otra la posible”.

 

Actualmente, el mapa de Olavarría indica que “ya tenemos cuatro fiscales, aunque hay una que está con licencia, por lo que quedan tres. Además, faltan cubrir dos fiscalías”.

 

Uno de esos cargos es el de Rubén Rivero, un fiscal que a poco de llegar a Olavarría fue procesado por un caso de abuso sexual. Si bien se mencionó que la acción penal estaba extinguida, oficialmente Sobrino no tiene novedades de que efectivamente así sea.

 

“Cuando se resuelva eso quedaría una vacante”, lo mismo que una vez que finalmente se sepa si Martín Pizzolo se va a convertir en juez penal en un Tribunal Oral del Gran Buenos Aires.

 

Con ese funcionario judicial hubo también varias idas y venidas. Lo cierto es que ahora, según Sobrino señaló, lo reasigné a los juicios de causas de Bolívar, ya que la Dra. Sebastián, fiscal de esa ciudad, puede instruir los sumarios pero -por cuestiones de salud- no participar en los debates”. Y también, Pizzolo es “la primera opción” para reemplazar a otros fiscales a los que se les superponen las fechas para participar en los juicios.

 

Sin que Azul y Tandil -definitivamente la ciudad donde menos problemas se han planteado en materia de coberturas de cargos de fiscales- sean los lugares más conflictivos con relación a esa falta de funcionarios, Sobrino cree que “hoy por hoy en Olavarría ya tendríamos bastante cubierta la situación”.

 

Y a eso se suma, según contó, que desde la Fiscalía General y otros estamentos del ámbito judicial, como el Colegio de Abogados y el de Magistrados y Funcionarios de Azul, se está trabajando en la conformación de un cuerpo de fiscales suplentes, similar al que ya existe de jueces itinerantes.

Eso permitiría cubrir cargos vacantes de manera transitoria. En el caso en particular, se habla de seleccionar -contó Sobrino- cinco fiscales para que puedan ejercer funciones en los departamentos judiciales de Azul, Dolores y Mar del Plata cuando haya que suplantar a otro.

 

“No están todavía los pliegos aprobados, pero sí las ternas. Y creo que eso va a salir antes a cualquier otro concurso”, agregó.

 

Lo que vendrá

 

Sobre lo que viene, Sobrino reconoció que tiene que “terminar de organizar Tandil” con relación a esa impronta que le quiere dar a las fiscalías en la ciudad serrana, en sintonía con lo que ya ha hecho en Azul y Olavarría. “Ahora tendría la cantidad de fiscales suficientes para no andar tapando baches y poder actuar con una política criminal organizada”, sostuvo.

 

Otro de los objetivos que se plantea en este segundo año de su gestión es “tener mucho más contacto con la comunidad y con el periodismo porque siempre he tratado que la mía sea una fiscalía de puertas abiertas”.

 

“Nos debemos a la comunidad, que la estamos representando como acción pública desde el Poder Judicial. Esa interacción con los medios de comunicación y con las fuerzas vivas de la comunidad hay que tenerla. Ya lo hemos hecho y queremos profundizarlo”, afirmó.

 

“Otra cosa, pero esto ya es en el ámbito interno, pasa por estar más tiempo en Tribunales, algo que por diferentes cuestiones durante este primer año no he podido hacer”, del mismo modo que “ir delegando responsabilidades en las personas que me rodean”.

 

“Y escuchar -agregó por último- a cada uno de los que vienen a verme. Sea por lo que fuera”, como un modo de “incentivar un poco más esto de la interacción con todos los integrantes de la comunidad del departamento judicial”.

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