El presidente del Banco Central (BCRA), Federico Sturzenegger, aseguró que la mejor forma de asegurar un proceso de crecimiento con inclusión social y una expansión del crédito es conseguir una radical reducción de la alta tasa de inflación que soporta la economía argentina.
“No hay nada más reactivante que una baja tasa de inflación”, afirmó Sturzenegger ante las numerosas preguntas que recibió hoy en la conferencia de prensa realizada en la sede del ente monetario, después de haber expuesto el plan de política monetaria del Central para este año.
De esta manera, el titular del BCRA dejó en claro que no se procederá a rebajar la tasa de rendimiento para las Letras del Banco Central (Lebac), actualmente en el 38% para el plazo de 35 días, hasta tanto no se observe una clara y sostenida tendencia descendente de la inflación.
Sturzenegger enfatizó que el objetivo de su gestión es “trabajar para mantener la tasa de inflación de 2016 lo más cerca posible del 25% y que se acomoden las expectativas por debajo del 20% para 2017”.
En este sentido, al presentar la Política Monetaria para este año un día después de que el Palacio de Hacienda anunciara el Programa Financiero para 2016, Sturzenegger señaló que el alto nivel de tasas de interés en los próximos meses “tiene que acompañar el proceso descendente que se advierte del índice de inflación”.
Agregó que éste se ubica, según el promedio de la expectativa del mercado, en el 1,5 % para septiembre, por lo que “una tasa del 38 por ciento luce un poco alta”, al hacer referencia a la tasa de corte existente para la colocaciones de corto plazo de Lebac.
El funcionario rechazó en varias oportunidades dar una fecha precisa o aproximada en la que podría darse el comienzo del proceso de reducción de la tasa, e insistió en que la política monetaria significa “inducir una baja sistemática y sostenible de la tasa de inflación llevándola, en un plazo razonable, al 5% anual”, una meta que se busca cumplir en 2019.
Sturzenegger explicó que “este año es muy particular porque carecemos de un índice de inflación nacional, el cual estará disponible a partir del 15 de junio, y porque, además, atravesamos un período de reacomodamiento de los precios relativos, regulados y no regulados, con una diferencia geográfica notable entre Buenos Aires y la zona metropolitana respecto del interior del país”.
Sin embargo y de acuerdo con un seguimiento semanal de varios indicadores de precios de consultoras privadas que realiza el directorio del BCRA, Sturzenegger dijo que se advierte que “hay un fuerte anclaje de las expectativas de inflación en el mercado” y como ejemplo citó que la previsión para septiembre es una suba de precios de 1,5% frente a un pico del 5,4% de abril.
Acompañado por el vicepresidente del Central, Lucas Llach, y otros miembros del directorio, Sturzenegger reiteró que el eje de su gestión pasa por establecer un régimen monetario de cambio flotantes, con intervenciones ocasionales del BCRA, que será acompañado a partir de 2017 por un régimen de metas de inflación.
El titular del Central rechazó de plano que existan diferencias con el ministro de Economía y Hacienda, Alfonso Prat-Gay, al responder a una consulta periodística respecto a potenciales puntos de vistas disidentes sobre lo que representa una política de “flotación con intervenciones ocasionales” y de “flotación sucia”.
Una de esas políticas tiene, justamente, como pivote la utilización de la tasa de interés y no de los agregados monetarios, de tal manera de “influir sobre la dinámica de la inflación y sobre las expectativas del público, en un esquema donde la cantidad de dinero es endógena”, y en el cual el ente monetario no tiene obsesión alguna por fijar ni controlar el tipo de cambio.
Desde este punto de vista es que Sturzenegger volvió a reiterar hoy, como lo viene haciendo en sus últimas intervenciones públicas, que Argentina ha apelado muchas veces durante su historia a tipos de cambio fijos, en búsqueda de “atajos” que siempre terminaron en graves crisis como la de 1975, 1982, 1989 y 2001.
En cambio, lo que se busca ahora es un “tipo de cambio flexible, con intervenciones ocasionales, donde la flotación cambiaria es importante para desvincular los movimientos del tipo de cambio del comportamiento de los precios domésticos”.
Esta sería la única manera, a su juicio, de “limitar el traspaso de los movimientos de tipo de cambio nominal a los precios”, lo cual es “crucial para que el tipo de cambio real cumpla su rol estabilizador ante diversos impactos”.
En esta misma línea y respondiendo a preguntas sobre el tipo de cambio, Sturzenegger dijo que “si el peso se aprecia a causa de un boom de exportaciones argentinas, es lógico y deseable que eso ocurra, pero el problema que podemos tener ahora es que el precio se fortalezca por el flujo de capitales de corto plazo”.
Finalmente, el titular del BCRA dio a conocer el calendario 2016 para la presentación de los informes de Política Monetaria, Monetario Mensual, con el añadido de un Editorial y comentario de la entidad, así como de las fechas de licitación de Lebac.