Una manera de estar en el mundo


Libros / Carlos Verucchi / En Línea Noticias (Twitter: @carlos_verucchi)

“Un gato de cinco patas, un olmo que da peras”, eso tal vez sea la poesía, aventura Isidoro Blaisten. Y el poeta entonces sería el único ser que se baña dos veces en el mismo río, se deja mojar dos veces por la misma lluvia. Para Shakespeare la poesía lo era todo, porque “el resto es silencio”. Imaginaba la vida como una historia llena de ruido y furia contada por un idiota, y en ese aquelarre los poetas eran espías de Dios.

Si como dijo Oscar Wilde “todo arte es inútil”, la poesía sería algo así como la más inútil de todas las artes. O tal vez un lujo si se la mide desde una concepción anarquista y sartreana: ¿cómo escribir poesía mientras hayan chicos y chicas con hambre”.

Consultados por En Línea Noticias, varios poetas olavarrienses nos ofrecen sus propias definiciones, definiciones que obviamente resultan ensayos, intentos, aproximaciones, porque tal vez la única definición posible para la poesía sea justamente su indefinición.

Para Alberto Sánchez Graf, autor de una vasta obra poética, “hay una fuerza en el ser proveniente del simple hecho de existir. En esa fuerza se manifiesta la trascendencia con leyes irreductibles a los esquemas racionales. La poesía aparece como expresión de ese impulso, lo poético no reside solo en la palabra, es una manera de estar en el mundo”.

Para Edgardo Souza “es imposible definir qué es la poesía”. De todos modos ensaya una aproximación… “Borges decía que la poesía es imperecedera y pobre a la vez y en esa dualidad está gran parte de su encanto”. Souza rescata la definición de Octavio Paz, aquella que plantea diferencias entre poesía y poema: “el poema es la estructura pero no necesariamente está habitado por la poesía. La poesía, por otra parte, puede estar en otros lugares, incluso fuera de un poema”. El autor de El áspero crepitar de la luz ofrece finalmente una definición propia: “Desde lo personal considero a la poesía como una búsqueda y una postura ética, una mirada del mundo hasta pulverizarse los ojos, tal como decía Pizarnik”.

Para Matías Verna, autor de Padrastro, “la poesía es tan mutante que no hay concepto que se sostenga en el tiempo. Es pararse a un costado de la realidad, es ir y venir con el viento, atrapar eso que pasa y ya no está”. Atendiendo a esta definición podríamos agregar que poeta, entonces, sería todo aquel que tuviera la sensibilidad suficiente para ver eso que pasa, como el viento, pero que ya no está.

Guillermo del Zotto, poeta olavarriense, editor y formador de escritores, se pone a la defensiva, teme caer en una definición amorfa o en la brevedad fundamentalista de un aforismo. De todas maneras, espiando su último libro, Sombras tejiendo recuerdos. ¿Y qué?, rescatamos este manifiesto poético que encierra una definición exquisita sobre el arte de la poesía: “Palparse los órganos como Rubén Darío y Oliverio Girondo / Cerrar puertas a los imbéciles con bisagras Aldo Pellegrini / Control bukowskiano de alcohol en sangre / Manotear la primera línea de Clarice Lispector y caminar como un cangrejo / Si así no se hiciera, Tolstoi lo demande”.

Definición, ésta, que nos remite a la brutal y despiadada sentencia del poeta argentino Aldo Pellegrini, la poesía “…no es una puerta cerrada con llave o con cerrojo, pero su estructura es tal que, por más esfuerzos que hagan los imbéciles, no pueden abrirla”.

Tendremos que seguir limando asperezas, despojándonos de máculas de imbecilidad, tal vez así podamos, algún día, franquear esos cerrojos y entrar de lleno a ese lugar sagrado.

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