Vuelta clases: entre protocolos, incertidumbre y desafíos

El regreso a la presencialidad ya es un hecho, al menos de forma gradual. Sin embargo, aparecen dudas acerca de cómo será el protocolo, de los retos que implica el sistema híbrido que se implementará, y de que manera se podrá garantizar la educación para todos.


Santiago Garralda – Agencia Comunica

A casi un año de la re- configuración de nuestras vidas, las clases presenciales -para nivel inicial, primario y secundario- vuelven de forma gradual. No obstante, existen varias dudas entre los claustros acerca de cómo será el regreso. ¿Qué normas hay que seguir? ¿Qué desafíos implica para los docentes y estudiantes? Conceptos nuevos como burbujas y sistema híbrido se suman a los de distanciamiento, sanitizantes, barbijos y máscaras. El sistema educativo atraviesa un momento clave: ¿Podrá garantizarse la educación para todos?

Las escuelas reabrieron sus puertas pero lo que gana es la incertidumbre, porque a tres días del inicio de clases, aún hay dudas sobre los protocolos a aplicar en algunos niveles educativos. Marchas y contramarchas generan desconciertos en padres y docentes.

Hace un año exactamente, el Covid-19 se estaba expandiendo por toda Europa. La región de Bérgamo, en Italia, era la más golpeada, y desde este lado del charco veíamos como su sistema de salud colapsaba. Nadie podía creerlo. Era, sin duda, una película de ciencia ficción. Poco tiempo después, aparecieron los primeros casos en Argentina y el temor nos invadió. Lo que siguió ya se conoce: un Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio que entre otras cuestiones, impidió asistir a la escuela en todos sus niveles. Así, apareció la virtualidad como la única alternativa para lograr una continuidad pedagógica. Hubo que aprender a usar zoom, meet, y todas las aplicaciones para hacer videollamadas que emulaban -sin éxito- a una clase presencial.

En este marco, las computadoras y dispositivos digitales se convirtieron en el aula de miles de estudiantes. Sin embargo, la pandemia acrecentó las carencias de la educación, dejando de manifiesto la enorme brecha digital que existe en nuestro país, ya que no todos tienen acceso a internet, ni la posibilidad de contar con algún dispositivo para realizar las clases, elementos que debería garantizar el Estado si se quiere continuar en estas condiciones.

Es importante destacar que el 17 de Febrero pasado se produjo la primera vuelta a las aulas, a través del Período de Intensificación de la Enseñanza. Aquí se trabajará con los chicos que tuvieron diferentes trayectorias afectadas por la pandemia. Particularmente en Olavarría, arrancaron 12 escuelas primarias de las 40 que tendrían que haber empezado; y 17 escuelas de 21 en el nivel secundario. La razón de por qué no comenzaron todas radica en la falta de insumos de bioseguridad, tales como termómetro (que los provee la Provincia a través de los consejos escolares); y en problemas de infraestructura diversos.

¿Cómo se vuelve?

La fecha clave es el 1 de Marzo para la vuelta masiva a clases para el nivel inicial y primario, y el 8 de Marzo para las secundarias. Para que sea de la mejor manera, hay una larga serie de normas que se deben seguir. Según Julio Benitez -jefe distrital-, se toma como referencia el Plan Jurisdiccional del Retorno Seguro a Clases que plantea entre otras cuestiones el ingreso y salida de la institución, que -de acuerdo el Plan- habrá espacios específicos en el exterior para retirar a los estudiantes en el que se deberán respetar los dos metros de distancia. Y al ingresar se les tomará la temperatura corporal a docentes y estudiantes, y no debe superar los 37.4 C°.

En cuanto a las normas dentro del aula, se estableció que “los estudiantes van a estar separados entre sí por 1.5 mts, y con la docente a 2 mts, se midieron y marcaron los pisos, todos deben utilizar tapabocas, y los docentes máscaras de acetato”. En caso de ser necesario, se pueden acercar para hacer una explicación, pero no más de 15 minutos. Los salones deben estar ventilados, las clases durarán cuatro horas (dos horas en el Período de Intensificación de la Enseñanza) , con intervalos de 90 minutos minutos para desinfectar los espacios y con un descanso de al menos cinco minutos. Las mochilas se tendrán que dejar afuera del aula y no se podrán compartir objetos de uso cotidiano. Otro punto a destacar es que no habrá kiosco ni comedor, aunque se continuará con la entrega del servicio alimentario escolar.

Por otra parte, las clases estarán divididas en burbujas, es decir, grupos que no superen los 15 estudiantes. Benitez ejemplificó diciendo que “si en un curso hay 30 estudiantes, habrá dos burbujas de 15 chicxs”; la primera irá al establecimiento una semana, mientras la otra estará en la virtualidad; es lo que se denomina una modalidad híbrida. Todo depende de la realidad institucional de cada escuela (tener en cuenta también, que cada familia tiene una situación socio económica diferente), de cómo se haya planificado esta continuidad que, en particular, está pensada como una unidad pedagógica; esto quiere decir que “se recuperan saberes del año anterior que quedaron pendientes”.

Una duda que aparece en el horizonte es cómo será la metodología en la virtualidad. ¿Es posible imaginar que mientras los docentes están brindando la clase de manera presencial, se esté transmitiendo en simultáneo para aquellxs que les toca estar en sus hogares? Lamentablemente, es una utopía producto de que, por empezar, no hay una ley que garantice la conectividad en todos los hogares y mucho menos en las escuelas. Entonces, esas clases serán de forma asincrónica, los profesores irán preparando los materiales para trabajar y se los acercarán a las familias que se encuentren de forma virtual.

De la teoría a la práctica

Bajar a la realidad es lo que genera impacto. Hasta último momento el Plan se actualiza, varía y la incertidumbre crece. Aparecen las preguntas de cómo se aplicará ese extenso protocolo, si se respetará tal cual se estipula, de cómo será esta nueva manera de enseñar. En fin, son muchas las cuestiones que surgen. En este sentido, Silvina Melo -profesora de Biología- sostuvo que “es bastante complejo, porque estoy acostumbrada a recorrer los bancos, acercarme, preguntar si tienen dudas”. En relación a la metodología dentro del aula, Melo afirmó que “si se les da una actividad y ellos te traen una fotocopia, la tienen que dejar en una caja en el salón, y a las 48 hs recién se pueden retirar. Por eso cualquier actividad que se quiera pasar, tiene que ser enviada vía Whatsapp, o mail, para que los estudiantes de antemano ya lo lleven leído”. La vuelta a la presencialidad de forma híbrida es, en definitiva, un reto pedagógico con un horizonte difuso. Requiere un doble esfuerzo por parte de docentes y estudiantes, ya agobiados después de un año en el que la enseñanza y aprendizaje fue virtual.

En efecto, Silvina agregó que “es un desafío porque hay que ir programando dia a dia, y viendo que es lo que se da de forma presencial y que de forma virtual. Virtualmente por ahí se pueden dar algunos contenidos, y presencial hacer correcciones, charlar de cómo están, porque también están atravesando una situación complicada”. Se trata de dividir el tiempo “para ver si no entendieron algo, ver que necesitan”. En palabras resumidas, escucharlos. Conocer -y entender- qué pasa en el mundo joven.
Por otra parte, el nivel primario -sobre todo los primeros años- también exige un desafío para los docentes. Con respecto a esto, Luciana Martinez- maestra de 1° grado- sostuvo que “se retomarán contenidos prioritarios del nivel inicial (sala de 5º) y de forma progresiva hasta llegar a los contenidos prioritarios de primer grado”. Asimismo, agregó que “es un año donde ponemos nuestros mayores esfuerzos para poder transmitir a los más pequeños de la escuela, todos los protocolos, pero principalmente uno de ellos; que es el de mantener la distancia social, donde el juego compartido no se puede llevar a cabo”. Por esos motivos, Luciana se siente muy contenta de iniciar y compartir con ellos un año tan particular como importante.

A su vez, Martinez hizo mención a uno de los retos que los docentes de primer grado se enfrentan, que es la alfabetización inicial, teniendo en cuenta que deberán que estar con tapabocas y máscara. En este sentido, la maestra agregó que “la vocalización docente estará detrás de estos elementos y resulta de vital importancia para aprender a leer y a escribir que los/as alumnos/as se apropien de esta práctica al ver a su maestra y/o pares realizarlo y luego incorporarlo como autodictado en actividades habituales y permanentes”. En cuanto al nivel inicial, primero arrancaría la sala de 5, después la de 4 y la de 3, haciendo una breve adaptación. Asimismo, se presentan dificultades relacionadas con la extensión de las clases. Marita Fanesi, docente de nivel Inicial, asegura que “estamos hablando de niñas y niños que en el 2020 no tuvieron presencialidad, y por ejemplo, los que pasaron a sala de 4, necesitan conocer la institución que no llegaron a conocer”.

Además, sostuvo que es sumamente importante generar un vínculo, “que puedan vernos, escucharnos. Lo más importante es que tenemos muchas ganas de empezar, de que aprendan en el jardín. Vamos en un vaivén de sensaciones, pero lo más importante es que tenemos muchas ganas de empezar, de que ellos aprendan en el jardín”.

Como si fuera un minuto a minuto, las clases arrancan el 1 de marzo y hasta último momento hubo marchas y contramarchas con los protocolos y decisiones sobre cómo empezar.

El Inspector Distrital habla de “una oportunidad histórica para hacer escuela de otra forma, para mirar las trayectorias individuales, además exige que tengamos una planificación más conjunta y articulada. El desafío pedagógico es romper ciertos esquemas”. De todas formas, jóvenes y docentes aguardan el comienzo de clases llenos de dudas, pero con la esperanza de retornar, poco a poco, a la normalidad. (Agencia Comunica – Facso)

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