A cinco años del femicidio que conmocionó a la ciudad

Se trata del hecho que terminó con la vida de Tamara Bravo, asesinada brutalmente por su ex pareja frente a sus hijos de 4 y 8 años en la puerta de la casa en que vivían en barrio CECO.

 

 

La crónica periodística de la indicaba que el acusado, de 43 años y ex pareja de la víctima, había «admitido ser autor del crimen y se entregó; tenía antecedentes por maltratos y violó una prohibición de acercamiento.»

 

Tamara Bravo murió frente a sus hijos con un papel de prohibición de acercamiento en su cartera, producto del mortal ataque de su ex esposo. En las conclusiones del juicio que se realizó en Azul, donde se lo sentenció a Carlos Victor Diodato la falla de estado y la desprotección de las mujeres víctimas de violencia de género quedaron al desnudo. Los que asistimos a ese juicio salimos tras la sentencia con el sabor amargo, que la muerte de la mujer se podría haber evitado.

 

La hija de Tamara Bravo vió cómo su madre era acuchillada por su ex pareja y llamó a la policía. La niña, de 8 años, que se encontraba con su hermano, de 4, hijo del asesino, fue testigo de la discusión que terminó con el homicidio de su madre, en su casa del Barrio CECO. El autor del hecho, que tenía antecedentes por maltratos, se entregó a la policía y confesó.

 

El drama comenzó, a las 0.40, cuando la víctima, identificada como Tamara Bravo, de 43 años, llegó a su casa del barrio CECO, de nuestra ciudad, acompañada de sus dos hijos.

 

La mujer trabajaba como empleada y recientemente se había separado de Carlos Víctor Diodato, de 43 años, padre de su hijo menor.

 

Al arribar a la vivienda, Bravo fue abordada por Diodato, que trabajaba como remisero y la estaba esperando allí.

 

Por las denuncias por maltrato que la mujer había hecho en su contra, el hombre tenía una prohibición judicial de acercamiento, a raíz de la cual Bravo contaba con una custodia policial dinámica, que fue en vano.

 

 

El recuerdo de su hermano Diego en redes sociales

Ante esa situación, la hija de la víctima llamó al número de emergencias 101, por lo que los efectivos de la comisaría 2» de Olavarría se trasladaron hasta el lugar, donde encontraron a Tamara Bravo aún con vida; Diodato ya se había escapado.

 

La víctima fue trasladada al hospital local, donde se comprobó su deceso a las 4.30.

 

Mientras tanto, la policía comenzó a buscar al remisero, que se presentó poco después en la comisaría 1» de Olavarría y quedó detenido.

 

 

A partir de los datos aportados por el propio acusado, los pesquisas hallaron su vehículo y un cortaplumas que había arrojado a una alcantarilla.

 

Por el crimen de Tamara Bravo el TOC 1 de Azul conenó a  prisión perpetua a Carlos Diodato. La condena se conoció el lunes 6 de octubre de 2014 a casi dos años del asesinato de la mujer.

 

Los jueces Martín Céspedes, Gustavo Borghi y Joaquín Duba encontraron a Diotato responsable de “Homicidio calificado por su comisión con alevosía”. La víctima fue atacada con una navaja con mango de madera y de importantes dimensiones que le provocó una herida letal.

 

La condena coincidió con el pedido realizado por el fiscal encargado de la acusación, quien había solicitado la pena de prisión perpetua durante los alegatos.

 

El pedido de la defensa realizado por Martín Marselli, de quitar el agravante de “Homicidio calificado por su comisión con alevosía” y que el caso quede caratulado como “homicidio simple” que estipula una pena de ocho años de prisión no prosperó.

 

Según expresa el fallo, quedó “legalmente acreditado que en los primeros minutos del día 10 de diciembre de 2012, en la entrada al domicilio sito en Barrio Ceco I casa N° 261 de Olavarría, un sujeto de sexo masculino, quien previamente se había ocultado en las proximidades del domicilio de Tamara Edith Bravo y que resultaba ser ex pareja de la misma, aprovechándose de la oscuridad de la noche y valiéndose de la sorpresa, atacó repentinamente a la víctima por detrás, en circunstancias en que esta había regresado en automóvil en compañía de dos hijos menores y se disponía a ingresar a su vivienda y con la clara intención de darle muerte, se le tiró encima por la espalda, la arrojó al piso, a la vez que le refirió ‘esto te pasa por no darme al nene’, para inmediatamente con un arma blanca, tipo navaja con mango de madera, efectuarle una herida cortante en cara anterior y lateral izquierda del cuello, ocasionándole sección de tráquea y de vasos sanguíneos, produciendo compromiso de vías aéreas y shock hipovolémico grave, circunstancia que determinó el óbito de la misma”.

 

La sentencia se basó tanto en los resultados de la autopsia, las pericias a las prendas de la víctima y el acusado, el testimonio de la hija de Bravo durante la instrucción incorporada por lectura al debate, las declaraciones de familiares y efectivos policiales y de “la lacónica pero concreta admisión efectuada por el imputado Carlos Víctor Diodato al momento de declarar en el juicio, de haber sido quien dio muerte a Tamara Edith Bravo”.

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