Reconocerán el compromiso de mujeres olavarrienses

Este lunes 14 de marzo a partir de las 20 se realizará en el Salón Rivadavia el acto oficial por el Día Internacional de la Mujer. En esta oportunidad y por cuarto año consecutivo, mujeres olavarrienses recibirán un Reconocimiento al Compromiso y músicos locales presentarán una versión de “Mujeres Argentinas”, una de las obras fundamentales del folklore argentino, que fuera popularizada en la voz de Mercedes Sosa. El evento está organizado por la diputada provincial Alicia Tabarés de González Hueso y el municipio y se realizará en el Salón Rivadavia a partir de las 20 con entrada libre y gratuita.

Como en años anteriores “volvemos a hacer el reconocimiento a mujeres olavarrienses que se comprometen en su tarea cotidiana, ya sea en el trabajo, en el hogar, en la comunidad, en la política, en lo social, en lo económico, la salud”, aseguró la diputada Tabarés. Estas mujeres recibirán, en reconocimiento por su compromiso con la comunidad, una estatuilla realizada por la artista plástica olavarriense Virginia Herbón.

Además se presentará “Mujeres Argentinas”, la cantata compuesta por Ariel Ramírez y Félix Luna que constituye una de las obras musicales más destacadas de nuestra música popular. Se trata de ocho composiciones sobre sendos personajes femeninos –algunos reales, otros imaginarios- que sirven de inspiración para recuperar la memoria y el lugar que han tenido las mujeres en la construcción de la patria grande, tantas veces olvidado. Ocho historias de mujeres latinoamericanas que se enhebran con nuestra Historia.

En esta oportunidad, artistas locales realizarán una versión propia de estas ocho canciones, especialmente producida para la ocasión. La dirección musical del espectáculo está a cargo de Ignacio Hurban (piano), quién compartirá escenario con Esteban Landoni (guitarra y clarinete), Quique Ferrari (contrabajo) y los cantantes Guillermo “Turko” Chiodi y Laureano Díaz, quienes interpretarán lo que constituye la primera versión de esta popular cantata interpretada por hombres.

Mujeres Argentinas fue compuesta en 1969, interpretada entonces por Mercedes Sosa, quien regaló para siempre al cancionero popular latinoamericano “Alfonsina y el mar” o “Juana Azurduy” en su inigualable voz. El próximo 14 de marzo, entonces, estas ocho mujeres –y, a través de ellas, todas las mujeres- servirán de excusa una vez más para enhebrar, canción a canción, la historia de un país.

La obra

En la versión de Silvia Iriondo de “Mujeres Argentinas” se realiza la siguiente descripción de los personajes:

Gringa chaqueña – Este es un personaje sin nombre, o con muchos nombres, que se recuerdan con respeto y cariño en ese Chaco que ellas ayudaran a fundar. Son las gringas que llegaron cuando era “puro tacurúes”, indiada, desolación. Fueron con sus hombres a fundar una nueva vida, y al conjunto de su terquedad y su fe el paisaje se fue transformando. Lo que era desierto y monte se convirtió en laboriosa sede de riqueza y trabajo. Gringa y también chaqueña. Mientras creaban con sus manos y su vientre la realidad de hoy, dejaron de ser extranjeras para convertirse en el fundamento humano de esa provincia, orgullo del país.

Juana Azurduy- Habían pasado veinte años desde la guerra de la independencia. Una mujer casi anciana llegó al palacio de gobierno de Bolivia a pedir una pensión que remediara su indigencia, entonces alguien la recordó: era Juana Azurduy, la guerrillera altoperuana que encabezó escuadrones de mujeres en la lucha por la emancipación del virreinato. Le mataron el marido y los españoles estuvieron a punto de aprisionarla varias veces, pero Juana Azurduy siguió peleando hasta que estas provincias fueron libres. Su nombre había sido una bandera, su gallarda uniformada alentó a los criollos a conquistar su libertad. Esta canción evoca una de las gestas más heroicas de las guerras emancipadoras de nuestra América.

Rosarito vera, maestra- Rosarito Vera Peñaloza, maestra por antonomasia, formadora de maestras, abuela del magisterio nacional. Esta zamba es de ella, y de todas las mujeres que libran diariamente la más hermosa de las batallas, tiza en ristre, “frente al misterio del pizarrón”.

Un homenaje merece este ejército de docentes que día tras día, en todos los rincones de la patria, hacen “milagro de alfarería”, alma de los niños, alma del país.

Dorotea la cautiva- Un episodio que cuenta al pasar Lucio V. Mansilla en su “excursión a los indios ranqueles”. Una cautiva de los indios, Dorotea Bazán, rescatada por las tropas nacionales, se niega a volver a su tierra natal. Ella ya es india… su cacique, sus hijos, su mundo están allí… “ese imperio de gramilla, cuero y sol”. No es “huinca”, es india por misterio y amor. Hacia el sur quiere volver a quedar en los confusos campamentos de una raza que no tardará en ser vencida, para compartir con ella su destino.

Alfonsina y el mar – Alfonsina “dispuesta a todo”. Su destino fue la poesía y su vida una desgarradora lucha. Alfonsina Storni vivió con valentía y coraje su fatalidad de mujer hecha para la poesía, Emprendió la múltiple empresa de subsistir y perpetuarse, de comer, de cantar, de escribir y atravesar con sus palabras el silencio que la ahogaba. El suicidio de Horacio Quiroga la impresiona vivamente y anticipa su desenlace. Tres días antes de su muerte escribe el soneto “voy a dormir”. Luego, una noche se interna lentamente en el mar. Su cuerpo fue rescatado la mañana siguiente el 25 de octubre de 1938.

Manuela la tucumana- Poco se sabe de Manuela Pedraza: solo que Liniers pidió para ella una condecoración y, la nombró como “tucumanesa”. Fue una de esas mujeres anónimas que pelearon como varones contra los invasores ingleses: una de esas protopatriotas que, antes de nacida la patria, le dieron su coraje y su amor en forma de aceite hirviendo, de agua caliente y hasta balazos…esa tucumana de la que no ha quedado recuerdo ninguno.

Las cartas de Guadalupe- El estudiante de derecho Mariano Moreno vio en Chuquisaca un camafeo: el retrato de la bella niña que ostentaba lo sedujo. La buscó, la cortejó y se casó con ella. Cuando Moreno fue enviado a Inglaterra por orden de la primera junta a la que había pertenecido, Guadalupe Cuenca tenía un hijo pequeño y era, todavía misma una niña. El viaje de Mariano la llenaba de malos presentimientos pero quiso ser valerosa: le escribía largas cartas contándole todo lo que pasaba en Buenos Aires y le prevenía – medio en broma, medio en serio – los peligros que encontraría entre las rubias londinenses. Pero esas cartas nunca llegaron. Fueron publicadas un siglo y medio más tarde: habían estado todo ese tiempo cerradas, devueltas a Guadalupe Cuenca – sobreviviente a su marido en más de cincuenta años – que seguía escribiendo a su mariano sin saber que era viuda.

En casa de Mariquita- En lo de Mariquita Sánchez de Thompson – después de Mandeville – pasó la historia de la patria vieja. Amiga de los hombres más importantes del país, centro de tertulias célebres donde la pasión política se postergaba. Cultísima y respetada por todos, Mariquita Sánchez supo hacer de su casa un campo neutral donde las más encontradas opiniones podrían confrontarse pacíficamente. Fue allí donde, según la tradición, se cantó el himno nacional por primera vez. Se evoca aquí a una mujer del pueblo que, buscando noticias, llega a la casa de Mariquita y escucha desde afuera una canción que le llega al alma: una canción que dice lo que ella, hubiera querido decir.

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