ECONOMÍA/ Gabriel Schmale
En su habitual columna económica, el contador Gabriel Schmale habló de los dos feriados largos de marzo, un mes que antes se lo vinculaba históricamente al momento de la vuelta a las obligaciones, pero este año, estos feriados largos imponen otro ritmo.
Según Schmale hay dos dimensiones básicas a considerar, por un lado el efecto sobre el turismo como actividad fundamental de la economía y por otra parte la incidencia sobre la vida laboral.
Indudablemente el turismo de escapada en la República Argentina está teniendo cada vez más auge. Los fines de semana largos, fomentan los paseos, los descansos cortos y hoy son un gran motor de activación para los centros turísticos.
En concreto, esto supone un mes de marzo con 19 días hábiles y 12 libres, pero más allá de la cantidad de días, hay un efecto indirecto que hace que el clima del trabajo en sí sea diferente.
Desde el punto de vista de los recursos humanos, los feriados son útiles porque ausentarse unos días del lugar de trabajo permite recargar energías y volver renovado para luego retomar las funciones y responsabilidades con mayor entusiasmo, compromiso y motivación.
Desde la óptica de la producción las interrupciones semanales son temidas. Si bien está nueva modalidad se hizo efectiva para favoreces exclusivamente al turismo, a la gastronomía y al entretenimiento, es cierto que la industria, la educación, la salud, el sector privado en general y los servicios estatales se frenan por completo originando pérdidas en la producción nacional.
El tema es saber realmente cuanto se reduce la producción por cada feriado y cuales son sus consecuencias, esto se podrá analizar cuando las secuelas ya hayan pasado.
Schmale en la mañana de En Línea:
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