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El intendente de Olavarría estuvo en el casamiento de Montoya

Pablo Morosi Corresponsalía La Plata, Diario La Nación

LA PLATA.- En una fiesta que conjugó familia, amistad, política y trabajo, el recaudador Santiago Montoya celebró ayer su segundo casamiento en el que logró hacer coincidir a referentes de diversas vertientes del peronismo y afianzó las versiones sobre su regreso al gobierno provincial, convocado por el gobernador Daniel Scioli.

En un salón del Hipódromo de San Isidro, Montoya reunió, pasado el mediodía, a Scioli, Antonio Cafiero, el diputado Felipe Solá, el ex jefe de gobierno porteño Jorge Telerman, el asesor presidencial Juan Carlos Masson y los intendentes Sergio Massa (Tigre), Pablo Bruera (La Plata) y José Eseverri (Olavarría). También estuvieron el secretario general de la gobernación, José Scioli, y el actual director ejecutivo de la Agencia de Recaudación de Buenos Aires (ARBA), Rafael Perelmiter.

Al regreso de su luna de miel en el Caribe, el cordobés espera poder definir su retorno al gobierno provincial, en un cargo que aún no está definido. Ayer, durante la fiesta, el eventual retorno de Montoya a la provincia fue uno de los tópicos más repetidos en todas las mesas, incluida la que presidió el gobernador. También circuló el rumor de que se había reunido con Mauricio Macri para un eventual desembarco porteño.

Montoya se alejó de ARBA luego de negarse a ser candidato a concejal testimonial por San Isidro. Algunos dicen que su negativa tuvo menos que ver con un rechazo a la estrategia de los testimoniales que con su malestar por no ser candidato a un cargo de mayor jerarquía. Como sea, todas las versiones indicaron que se vio obligado a renunciar por pedido del ex presidente Néstor Kirchner.

Con el tiempo, Montoya reanudó el diálogo con Scioli y, en los últimos diez días, se reunieron dos veces. El recaudador presentó a Scioli algunas ideas para trabajar vinculadas con una mejor administración y la aplicación de políticas de shock en algunas áreas sensibles de la provincia. Para llevar adelante sus propuestas, Montoya ya rearmó su equipo de trabajo: unas 20 personas.

Casualidad o no, Scioli y Solá no se cruzaron. Sólo después de que el gobernador partió raudo y casi sin saludar a nadie, el ahora disidente hizo su entrada y terminó sentado en la misma silla que había dejado Scioli. Otro que llegó con retraso fue Massa. A la animada charla de la mesa 8 -la de los políticos-, se sumó un extrapartidario: el titular del bloque de diputados de ARI, Adrián Pérez.

Montoya, de 49 años, bailó al ritmo del cuartetazo hasta que casi no quedaban invitados y partió en un Cadillac Coupe de Ville de 1959 con su flamante esposa Ana Sánchez, una contadora de 46 años, que conoció luego de haber sufrido un atentado en su casa, de la que la mujer era vecina.

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