LOS CANDIDOS
Por Marta Casanella
El maestro Pangloss, creación satírica de Voltaire en “ El Candido” decía que “tout est au mieux” (todo sucede para bien) y que vive en “le meilleur des mondes possibles” (el mejor de los mundos posibles).
Ese optimismo hueco , ese obstinamiento férreo, que describía una manera de resistir a los horrores del Siglo XVIII, resultan interesantes para comparar con la necedad analítica, férrea también y obstinada que insiste en que este, el nuestro no será acaso el mejor de los mundos, pero es el posible.
Ese posibilismo, nos induce todo el tiempo a suponer que las cosas están dadas de manera natural, solo pudiendo uno, desde su miserable existencia, disponer de un par de herramientas que te permitan sufrir un poco menos.
La pasividad de los millones de sufrientes humanos es la que sostiene, con su trabajo permanente, las condiciones de este sistema injusto en esencia. Es posible pensar que un trabajador excluido de casi todo el banquete, que a duras penas llega comiendo a fin de mes, sea feliz ? Resulta por demás ilógico suponer que una persona oprimida no se resista y sin embargo logra sonreír , pautar cuotas de felicidad al 30 % anual. Necesita, para resistir, un maestro Pangloss. Lo encuentra en un político, en un cura o un pastor. En una propaganda, en una fila de colas bonitas, en una promesa de que luego de la muerte, vendrá el verdadero paraíso.
Los espejismos de participación que hoy nos deparan los medios, ofrecen luchas donde se supone, somos parte. Y efectivamente, somos el menú , la carne que alimenta a las aves de rapiña.
En las grandes mesas se cocina a fuego lento el festín para unos pocos. Pero confiemos, “tout est au mieux”
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