Los testimonios complicaron a los acusados del crimen del ferroviario en la segunda audiencia

Este lunes se desarrolló la segunda audiencia en el juicio oral por el homicidio del empleado ferroviario Alberto Castro, ocurrido el 10 de febrero de 2010, en su vivienda de Pringles al 2300.
En el Tribunal en lo Criminal Oral Número 2 de Azul, los jueces María Alejandra Raverta, Roberto Gustavo Abudarham y Carlos Paulino Pagliere oyeron numerosos testimonios, de los que se destacó el de Mariano Porta, yerno de la acusada Mirta Gómez, y la primera persona en llegar a la escena del crimen convocado por su suegra. Además, los restantes testimonios contradijeron la versión del robo que Mirta Gómez expuso en su declaración.

La causa fue caratulada “homicidio agravado por alevosía”. La acusación es llevada adelante por la fiscal Viviana Beytía de UFI 10. Están acusadas Mirta Gómez, como partícipe, y Claudia Baldini, como autora. Ambas son defendidas por los defensores oficiales de Olavarría: Gómez es representada por Samuel Bendersky y Baldini, por Martín Marcelli. También fue involucrado el hijo de Baldini, Kevin Baldini, quien en el momento del hecho era menor, por lo que su investigación quedó en manos de la fiscal Mariela Viceconte. La acusación es de partícipe.

El hermano de la víctima, Gabriel Castro, estuvo presente en la jornada y contó a Infoeme que la familia considera que “hasta ahora vamos bien. Estamos muy contentos por todo lo que se está haciendo. Es lo que nosotros esperábamos”, y subrayó como destacadas del día las declaraciones de Porta y de un policía que realizó el rastrillaje por la cuadra a minutos del hallazgo del cuerpo de su hermano.

Porta relató cómo entró a la habitación de Alberto Castro, cómo encontró el cuerpo de espaldas y lo dio vuelta pensando que la víctima estaba con vida. Durante su exposición, así como durante varios testimonios, se proyectaron fotografías que colaboraron en la explicación de los sucesos. El yerno de Mirta Gómez, contó también que cuando quedó en libertad Kevin Baldini, el joven acusado en el marco del caso, se acercó al departamento donde vive la viuda de Castro –aproximadamente en junio de 2011- y planteó porqué no quedaba detenido. Porta refirió que en esa oportunidad, Gómez confesó que Claudia y Kevin Baldini habían perpetrado el homicidio. Ante la confesión, Porta le indicó a su suegra que debía declarar en la Fiscalía, pero ella nunca lo hizo a pesar de que asumió ese compromiso. “Fue muy relevante y muy bueno que él lo pudiera decir con firmeza, lo que realmente tenía que ser. Fueron palabras directas de la acusada hacia él, por la incertidumbre que había en la familia”, explicó Gabriel Castro.

Otro testimonio destacado de la jornada fue el de otro yerno de Mirta Gómez. Saúl Rojas ratificó los dichos de Porta, aunque en su caso expuso que su conocimiento acerca de la participación de Baldini en el crimen le había sido referida por su esposa.

El tercer testimonio familiar fue de Karina González, hija también de Mirta Gómez. En su caso no aportó muchos detalles puesto que no se quedó en la casa de calle Pringles.

Otra declaración importante fue la del policía que rastrilló la cuadra poco después de informado el hecho. Dijo que recorrió los patios y techos de las viviendas, donde no pudo hallar lo buscado: vio un solo cable cortado que era viejo, notó que siempre hubo luz, no halló pisadas en los pastos y no pudo observar a nadie. 

También declararon vecinos de la vivienda de Alberto Castro. Lo hicieron quienes se domicilian en las inmediaciones de la propiedad y una travesti que trabaja en la esquina de Bolívar y Pringles. Todos coincidieron en que no se observaron movimientos sospechosos en la vivienda ni tampoco la entrada o salida de personas que pudieran indicar que había ocurrido un asalto. En tanto, dos testigos informaron que vieron a Mirta Gómez despedirse de alguien que salía de la casa pasadas las 12 de la noche y que ella saludaba desde el porsche.

Las fotos proyectadas también sumaron a contradecir la versión del robo como móvil del homicidio: se mostraron las imágenes de la casa que daban cuenta de que la única habitación que estaba revuelta era la de Alberto Castro, mientras que las restantes dependencias estaban intactas. 

El juicio continuará este martes con los testimonios de más vecinos de la casa de Pringles al 2300 y más policías.

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