Tito y su momento de amor al finalizar la carrera en Tandil





El sábado se desvaneció pero pudo terminar la etapa. El domingo su novia le entregó la medalla al arribar a la meta. Enseguida se arrodilló, y le entregó los anillos para el casamiento. Fue un sí y un largo beso. No importó el cansancio. Fueron aplaudidos por atletas y vecinos.

El atleta de Sierras Bayas, Oscar “Tito” González, el sábado después de los 12 kilómetros de la primera etapa se sintió descompuesto, se desvaneció, pudo recuperarse, caminó cinco kilómetros, y pudo terminar la primera etapa, que era fundamental para poder correr el domingo.

Ya repuesto, largó hoy desde las 10, y la sorpresa para casi todos, incluso su novia (no así para sus padres y para los organizadores de la prueba), se dio al arribar a la meta en quinto lugar, después de un esfuerzo enorme, porque al momento de recibir la medalla correspndiente, se paró delante de su novia, se arrodilló y le dijo si se quería casar con él. El “Sí” fue inmediato, al igual que la sorpresa. Después se estrecharon en un largo beso y saludos de sus compañeros de carreras y la gente que acompañó el final de la Osde Cruce Tandilia.

Un rato más tarde, y mientras disfrutaba junto a Agustina, hablamos con Tito, “la verdad, esto lo venía pensando desde el año pasado, llegué bien, porque estoy entrenando mucho preparando el Cruce de los Andes, pero que queres que te diga, llegué con muchos nervios y la mente puesta en esto, más que en la carrera”.

Siguió contando que “ayer la pase feo, me desvanecí en el kilómetro 12, hasta ahí iba tirando con Simón, primero me sentí mareado, después me desvanecí, me pude recuperar con agua, camine 5 kilómetros, y no podía detenerme porque tenía que llegar sino hoy no podía participar en la segunda etapa”.

Más adelante, expresó que “hoy era el día importante, la competencia la verdad no me interesaba, sino llegar y darle la sorpresa a mi novia. Por suerte, pude llegar bien, los primeros cinco kilómetros largué relajado, después fui junto a Simbron, y los últimos tres kilómetros ya estaba más tranquilo. Aunque siempre pensando en mi novia y lo que le iba a decir”.

Sobre la llegada, contó que “mi papa me esperaba 200 metros antes de la llegada. No lo sabía nadie. Me dio el anillo. Me puse de acuerdo con los locutores, -como la pase feo el sábado- le propusieron a Agustina que me entregara la medalla por el esfuerzo, estaba todo arreglado. Me puso la medalla, me arrodille y le dije que la amaba desde hace cuatro años y quería que llegáramos juntos al casamiento. Fue un momento de mucha emoción y más cuando la respuesta fue positiva”.

Se despidió agradeciendo a Agustina Gori, a toda la familia, y a su grupo de trabajo y equipo le pidió que “me perdonen, veníamos con la intención de pelear el primer puesto con Diego (Simón), pero mi casaba estaba en otro lado. Ahora a seguir preparando el Cruce de los Andes, porque quiero estar en el podio”.

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