¿Berni prepara su proyecto presidencial?


Fuente: La Política On Line

Militar y estratega, Sergio Berni mira mucho más allá del presente. El ministro de Seguridad de la provincia está convencido de que habrá lugar para él en la política argentina y trabaja para llegar muy alto.

Le habla a los suyos y les transmite que el proyecto presidencial de Alberto Fernández va a fracasar. En una entrevista con Viviana Canosa no ocultó su intención de ser presidente y se mostró esperanzado de que eso ocurra en 2023.

El ministro de Axel Kicillof considera que la salida es por derecha, pero como Mauricio Macri fracasó estrepitosamente, cree que ahora es su turno. Quizás por eso mantiene contacto asiduo con Patricia Bullrich. Se sabe además, que la ex ministra lo elogia en sus charlas cada vez que puede.

Existe una simbiosis ahí, entre dos figuras que piensan muy parecido pero que conviven en armados políticos enfrentados. Como sea, hoy son los referentes más influyentes en términos de seguridad en Argentina.

El ministro está en su mejor momento. Cuenta con preparación médica y castrense para enfrentar situaciones de crisis como la pandemia en el territorio bonaerense. Llegó al gobierno de Kicillof por arriba y es un outsider en el gabinete, un funcionario distinto. Eso le permite trazar su propia agenda, instalar temas y dar entrevistas sin responder a la centralidad del poder del Gobernador.

Dice cosas que Kicillof jamás diría y mantiene una altísima exposición pública. Eso vienen generando malestar en el gabinete bonaerense y en el propio Gobernador consideró algunas de sus actitudes como una falta de respeto.

Sus recorridas por el Conurbano, cual alguacil de Texas en su costosa BMW R1200, erizaron la piel de los cuadros técnicos y universitarios que conforman el gabinete y que se enamoraron de la campaña a la uruguaya que hizo Kicillof en el Clio de Carlos Bianco, hoy su jefe de Gabinete.

Kicillof sabe que lo necesita y Berni sabe que necesita estar al frente de esa cartera caliente como Seguridad. Pero eso no quita tensiones. La última ocurrió hace pocos días cuando Alberto y Kicillof bajaron a Zárate y visitaron la fábrica Toyota acompañados por el intendente Osvaldo Cáffaro. «Yo la estoy peleando en la villa Azul, en el combate y ellos boludean», le expresó a su equipo.

Se sabe que ese distrito es el pago chico de Berni y que tiene junto a su esposa -la senadora provincial Agustina Propato- aspiraciones políticas. La idea es que Propato sea intendenta, y para eso tejió incluso buenos puentes con referentes del PRO local. La semana pasada, el ministro cruzó feo a Cáffaro por no permitirle ingresar al centro de monitoreo de esa ciudad para revisar las cámaras luego que el propio ministro presenciara una situación de inseguridad en el centro de Zárate.

A principios de febrero, Berni se enfrentó en duros términos a su par de Nación, Sabina Frederic. La pelea escaló e irritó al Presidente, pero el ministro mantuvo su poder intacto. Desde entonces, el trato con Frederic es distante y el ministro evita aparecer en muchos de los actos en los que participa la ministra.

Su decisión de cerrar la villa Azul generó tensiones en el gabinete. Berni soportó estoico y no ahorra adjetivos espectaculares para definir la situación en ese postergado punto del Conurbano donde se generó un foco de contagios.

Hace pocas horas, en una entrevista consideró que la situación de la villa «no es un hecho aislado, estamos entrando al período que vimos que pasó en Europa y Estados Unidos. Lo que estamos haciendo es generar acción retardante: imposibilitarle al enemigo que avance a ritmo normal». Eso, indicó, se prolonga «hasta que se haga una contraofensiva, que en este caso es una vacuna o un tratamiento efectivo». «O hasta que el enemigo nos sobrepase», agregó.

«Esto es como el Titanic: tenemos el iceberg enfrente, el choque es inevitable y tenemos que definir dónde lo chocamos. Vamos a chocar», agregó. Berni sabe que sus palabras directas van dirigidas a un público específico. Es, en definitiva, un modo de instalarse.

Su relación con Daniel Gollan -el ministro de Salud de Kicillof- tampoco es la mejor. Berni lo considera «demasiado pasivo». Se sabe que la actitud del ministro es conservadora respecto del virus y a diferencia de la Ciudad de Buenos Aires decidió no avanzar con testeos masivos y se enfoca en hisopar sólo casos sospechosos. Gollan argumenta que el rol del ministro de Seguridad es desproporcionado y que no hay chances de que lo que ocurrió en la Villa Azul se replique en otros puntos postergados del Conurbano.

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