“La igualdad de género es un derecho humano fundamental” pero “son las mujeres las que se enfrentan a la mayor discriminación”


La participación de la mujer está relegada y potenciarla es un desafío clave. Así lo plantea la Mag. Ing. María Haydée Peralta, desde el ámbito académico. Es docente universitaria y vicedecana de la Facultad de Ingeniería. Analiza el ambiente y las energías renovables, los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la igualdad de género como derecho fundamental.


Fuente: Polo de Ingeniería

María Peralta, magister en ingeniería, docente y vicedecana de la Facultad de Ingeniería de Olavarría (FIO) sostiene que “el cambio climático y la degradación del ambiente requiere de rápidas acciones, en cuanto a la gestión de los recursos naturales, incluidas en planificaciones que aseguren la sostenibilidad ambiental”.

En ese contexto, “existen evidencias que las mujeres y los niños se encuentran más afectados por los efectos del cambio climático y con mayor crudeza en las poblaciones más vulnerables con problemas extremos de pobreza, desigualdad, no acceso al agua potable, etc.  Por otro lado, es reconocida la mayor sensibilidad, para el diagnóstico y tratamiento de estos temas, de las mujeres. No obstante, su participación se encuentra relegada y potenciarla representa un desafío”.

Pero “existen obstáculos biológicos y/o culturales (aquí hay una discusión interesante a zanjar) que hacen que las mujeres estén relegadas en el tratamiento de ciertos temas y en la búsqueda de soluciones”.

Por ejemplo, “cuando se habla de energía y ambiente es claro que la matriz energética debe modificarse y considerar urgentemente la inclusión de energías limpias o renovables. De hecho en nuestro país se está trabajando y existe un marco legal para ello”.

Sin embargo, los números son determinantes. “Estudios a nivel global arrojan datos sobre la participación de la mujer en la industria de energías limpias o renovables y de energías convencionales del 32% y 22%, respectivamente, en referencia al total de puestos de trabajo. Por otro lado, la participación en mesas de trabajo o consejos en las que se tratan temas energéticos y se toman decisiones esos porcentajes bajan al 8%”, describe la ingeniera.

Si se parte de la base de que los proyectos de energías renovables son emprendimientos de ingeniería y se analizan con perspectiva de género, es una “marcada la brecha de género que existe. En Argentina en la matrícula de ingreso de ingeniería, las mujeres representan alrededor del 20 al 25% promedio. El indicador de graduación es un poco mayor oscilando en promedio el 30 %. Por otro lado, en el ejercicio profesional y, particularmente en los lugares de toma de decisiones, la brecha es aún más marcada”.

Alianzas y acciones concretas

Hay “grandes progresos” y “los gobiernos recurren cada vez más a la experiencia y liderazgo de las mujeres” pero aún “queda mucho por hacer para apoyar el papel de la mujer en la toma de decisiones y la garantía de un futuro mejor”, advierte la profesional.

“La igualdad de género es un derecho humano fundamental y una base necesaria para un mundo pacífico, próspero y sostenible. Sin embargo, las desigualdades de género siguen siendo una de las formas de discriminación más generalizadas en todos los entornos de desarrollo y, si bien pueden afectar a cualquiera impidiendo el progreso global hacia el logro del desarrollo sostenible, son las mujeres las que se enfrentan a la mayor discriminación”, analiza la referente académica.

María Peralta asume que la labor de los profesionales de la Ingeniería es clave para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU en los países en vías de desarrollo. Esto es “garantizar que todos tengan acceso a agua limpia, saneamiento y energía confiable; sobrellevar los impactos del cambio climático y problemas del medio ambiente; infraestructura de ciudades en crecimiento; los desafíos de las nuevas tecnologías, inclusive la inteligencia artificial. Por lo indicado, analizar su labor con perspectiva de género resulta pertinente cuando hablamos de ambiente y energía”, remarca la profesional.

En cuanto a la inserción en el ámbito laboral, “se puede afirmar, de acuerdo a  estadísticas del Banco Interamericano de Desarrollo, que en América Latina y el Caribe,  las empresas con mayor diversidad de género obtienen una rentabilidad un 15% mayor. ´La diversidad es un buen negocio´, afirman los expertos del BID”, dice Peralta.

Por lo tanto, “promover la diversidad, equidad de género e igualdad de oportunidades implica construir derechos para lo cual es necesario establecer alianzas y trabajar conjuntamente con organismos del Estado, Instituciones Educativas y Asociaciones Profesionales, mediante acciones concretas tales como:

-Establecer un sistema de indicadores estadísticos que permitan medir la equidad de género a nivel nacional, en los ámbitos educativos y profesionales.

-Desarrollar Programas de mentorías e incentivos para estudiantes mujeres con aptitudes y en condiciones de vulnerabilidad.

-Elaborar y ejecutar Programas de Difusión y Promoción de las carreras de Ingeniería en Escuelas Primarias y Secundarias, con visión de equidad de género.

-Proponer incentivos para Empresas Tecnológicas, que  favorezcan  la incorporación de mujeres y su promoción hacia  niveles de toma de decisiones.

-Establecer políticas inclusivas acerca de las responsabilidades sobre las “tareas de cuidado”, que recaen en mayor porcentaje sobre las mujeres, lo cual retrasa sus posibilidades de crecimiento profesional.

María Peralta cierra su análisis con una frase de Kofi Annan, Premio Nobel de la Paz en 2001 cuando dice que “la igualdad de género es más que un objetivo en sí mismo. Es una condición previa para afrontar el reto de reducir la pobreza, promover el desarrollo sostenible y la construcción de un buen gobierno”.

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