Reflejos de esperanza

El mensaje de una Misionera  de la Inmaculada Padre Kolbe, Olavarría.


Angélica Diez (*)

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             “Nunca prives a nadie de la esperanza, puede ser lo único que una persona posea”,  así  se  expresaba la madre  Teresa  de Calcuta.Decía  también: “No podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con un gran amor. Porque  el amor es un fruto que madura en todas las estaciones y que se encuentra al alcance de todas las manos.  La revolución del amor comienza con una sonrisa. Sonríe cinco veces al día a quien en realidad no quisieras sonreír. Debes hacerlo por la paz ”.¡Qué bien  nos viene hoy  recordar  estas palabras para intentar  practicarlas  en lo cotidiano y renovar  el proverbio  tan conocido y heredado de nuestros  mayores: “ la esperanza es lo último que se pierde”!

            Como nos  decía  el papa Francisco al comenzar  esta  pandemia comparándola  con una tormenta: “El Señor nos interpela y en medio de nuestra tormenta nos invita a despertar y activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar”. 

            Cada uno  de nosotros, en lo que  vamos  transitando  hemos sido testigos y también protagonistas de “reflejos  de  esperanza” .Aquellos que procuran no sembrar pánico sino corresponsabilidad en el cuidado  de las personas y los  ambientes. En los hogares  donde hubo que readaptar las  rutinas, encontrar  espacio y tiempo para vivir  en familia  para  organizar  espacios  de “estar entre nosotros” y de estar  con el Señor. ¡Cuántos  han descubierto  el valor  de la oración, la lectura de la Palabra el encontrarse  con Jesús en la Eucaristía diaria – aunque  en forma  virtual -! Todo  esto y mucho más reavivan  nuestra  esperanza   porque  para  realizar nuestra  vida y colaborar en la realización de la humanidad,  es preciso permanecer, no huir de  nuestro sitio,- cada uno tiene  el suyo- y lo que  importa  es  estar presente y dar “ lo más ” en bien  de todos porque:  Lo que cura al hombre no es esquivar el sufrimiento y huir ante el dolor, sino la capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella y encontrar en ella un sentido mediante la unión con Cristo, que ha sufrido con amor infinito (Benedicto XVI, ‘Spe salvi’, 837).

            ¡Cuantos  reflejos de esperanza en todos los tiempos, en todas las épocas  han surgido  y se han hecho concretos  desde el corazón de hombres y mujeres  que hicieron  experiencia del  ejercicio y el poder  es  esta virtud. ¿Qué  es la  esperanza? “La esperanza es la palabra que Dios ha escrito en la frente de cada hombre”-. Víctor Hugo-.  “No pienso en toda la desgracia, sino en toda la belleza que aún permanece”. Ana Frank-. “Solo en la oscuridad puedes ver las estrellas”. Martin Luther King-.»… la más humilde de las tres virtudes teologales, porque permanece oculta» (Papa Francisco). 

            Nos  anima  nuevamente Madre Teresa  de Calcuta: “Superemos  siempre  el desaliento…nada   de  esto  tiene sentido si hemos  comprendido la ternura  de Dios, recordemos  a menudo que somos pequeños instrumentos, pero muchos pequeños instrumentos en las manos  de Dios  pueden  hacer milagros”.   Entonces…  Que  podamos  recrearnos descubriendo y compartiendo  el  don de la  creatividad  que “ se ha puesto en marcha”   en todos ,tanto niños  como jóvenes, adultos y personas mayores de quienes  hemos  recibido  con gratitud  y sorpresa muchos “reflejos de  esperanza”, esa virtud que nunca decepciona porque es una virtud concreta, de cada día  que nos conecta  con el Señor  de la Vida: la eterna y cierta  esperanza.     

                                     (*) Misionera  de la Inmaculada Padre Kolbe, Olavarría.

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