León XIV visitó la tumba de Francisco y anunció un programa basado en su legado


El papa León XIV acudió este sábado a rezar ante la tumba de Francisco, su antecesor, poco después de visitar por sorpresa el santuario agustino de la Virgen del Buen Consejo en Genazzano, en las afueras de Roma, en su primera salida desde fue elegido en el cónclave.

El pontífice, muy cercano a Francisco, acudió a la basílica romana de Santa María la Mayor, donde está enterrado su antecesor por su expreso deseo, para rezar en privado ante su tumba, según medios locales.

León XIV fue recibido con aplausos y gritos de ‘Viva el Papa’ de los presentes en el templo antes de arrodillarse y rezar en silencio antes la tumba de Francisco.

A su regreso de Genazzano, el vehículo en el que viajaba el papa entró en el recinto de la basílica a través de una entrada lateral, protegida por una reja, y después Robert Prevost se desplazó al interior, donde una banda tocó el himno pontificio, según las mismas fuentes.

La visita de León XIV a la tumba de Francisco se produce después de que esta mañana, en un encuentro con los cardenales que le eligieron el pasado jueves como nuevo pontífice, les instase a seguir la “valiosa herencia” del argentino y subrayase la importancia del “cuidado amoroso de los débiles” y el diálogo “valiente”.

Alli, dio su primer discurso a puertas cerradas, en el que admitió el peso de la enorme responsabilidad que le ha tocado: “es un yugo que claramente supera no sólo mis fuerzas, sino las de cualquier otro”, dijo, mostrándose de todos modos seguro de la ayuda que le darán los cardenales de todos los continentes que lo eligieron. Asimismo explicó por qué decidió llamarse León XIV y llamó a todos los cardenales a renovar una plena adhesión al camino de apertura iniciado por el Concilio Vaticano II (1962-1965), continuado luego por su predecesor argentino.

En ese primers discurso Prevost presentó su programa de gobierno, basado en el legado de Francisco. Destacó que fue él, en efecto, quien “ha recordado y actualizado magistralmente” el contenido del Concilio Vaticano II a través de la Exhortación apostólica Evangelii gaudium, de fines de 2013, de la que mencionó algunos puntos fundamentales. 

Precisamente, al sentirme llamado a proseguir este camino, pensé tomar el nombre de León XIV”, dijo. “Hay varias razones, pero la principal es porque el Papa León XIII, con la histórica Encíclica Rerum novarum, afrontó la cuestión social en el contexto de la primera gran revolución industrial y hoy la Iglesia ofrece a todos su patrimonio de doctrina social para responder a otra revolución industrial y a los desarrollos de la inteligencia artificial, que comportan nuevos desafíos en la defensa de la dignidad humana, de la justicia y el trabajo”, explicó.

Después de recitar el Ave María y cantar la Salve Regina, León XIV “se dirigió a los presentes en la iglesia, saludándolos a ellos y a los genazzanos reunidos fuera” y les dedicó estas palabras: “He deseado mucho venir aquí en estos primeros días del nuevo ministerio que la Iglesia me ha confiado, para llevar adelante esta misión como Sucesor de Pedro”.

El Papa mantuvo más tarde “un encuentro privado” con la comunidad del santuario y luego desde la puerta de la basílica saludó y bendijo a todos los presentes, explicó el Vaticano.

No es la primera vez que Prevost visita al santuario, pues lo hace después de cada nombramiento importante. Visitó el lugar cuando fue elegido prior de los agustinos, luego al ser “ascendido” a obispo, a cardenal y finalmente este sábado al ser nombrado como Papa, el puesto mas alto de la jerarquía eclesiástica.

La simbología de León XIV

Por otro lado, el Vaticano confirmó a través de su agencia de noticias más detalles sobre las primeras elecciones del nuevo Papa. Por ejemplo, el escudo que utilizará en adelante, junto con el lema de su gestión.

León XIV confirmó el escudo precedente, elegido para su consagración episcopal, así como el lema “In Illo uno unum” (“En Él, somos uno”). Estas son las palabras que pronunció san Agustín en un sermón, la Exposición del Salmo 127, para explicar que, “aunque los cristianos seamos muchos, en el único Cristo somos uno”.

El escudo, por su parte, está dividido diagonalmente en dos sectores: la parte superior tiene fondo azul y presenta un lirio blanco; la parte inferior tiene un fondo claro y presenta una imagen que recuerda a la Orden de San Agustín: un libro cerrado en el que hay un corazón atravesado por una flecha.

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