Video / En Luján, los obispos argentinos celebraron una misa por la Patria
Los obispos argentinos -reunidos esta semana en la 123° Asamblea Plenaria- peregrinaron este jueves a la basílica de Nuestra Señora de Luján, donde celebraron una misa para “rezar por la Patria y agradecer la próxima beatificación del cardenal Eduardo Pironio”.
El arzobispo de Córdoba, cardenal Ángel Rossi SJ, presidió la misa que fue concelebrada por cerca de 100 obispos de todo el país.
Así, los prelados se trasladaron desde la casa de retiros “El Cenáculo”, en la localidad de Pilar, donde se lleva a cabo la Asamblea Plenaria, a la casa de la patrona de la Argentina, donde descansan los restos del cardenal Pironio.
En efecto, el próximo beato fue bautizado en la basílica, allí se ordenó sacerdote y ahí descansan sus restos mortales. Por eso, el 16 de diciembre, se realizará en ese mismo santuario la ceremonia de su beatificación.
Durante la misa, los obispos rezaron la oración por la Patria, convocaron a la Iglesia a una jornada de oración por la Argentina, que tendrá lugar el viernes 17, en vísperas de la elección presidencial, pidieron por la pronta visita del papa Francisco y rezaron ante la tumba del cardenal Pironio, ubicada en uno de los laterales del altar principal de la basílica.
En su homilía, monseñor Rossi señaló que “nuestra gente tiene bien claro en su corazón que Luján es casa materna y, por lo tanto, es punto de referencia seguro donde siempre se vuelve. Cuando hay cosas lindas que celebrar y agradecer o en estos tiempos duros donde nos volvemos a buscar alivio y fortaleza en los brazos de la Madre”.
“Necesitamos un lugar en el que sentirnos aceptados incondicionalmente, donde recuperar confianza y perder miedos, donde abrigados y protegidos por un cuidado materno podamos cicatrizar heridas”, aseguró.
Además, explicó que los obispos presentes “venimos, no con nuestros méritos sino con nuestro cansancio y opresiones, sin ocultar miserias y debilidades, porque queremos unirnos a la súplica de nuestra gente y pedir con ellos a nuestra Madre que nos cuide, que cuide a nuestras familias, abuelos, niños y jóvenes entrampados en la droga; que no falte el pan en la mesa, los medicamentos para los enfermos y, sobre todo, que haya paz en el mundo y en nuestra tierra”.
Refiriéndose a la imagen de la Virgen a los pies de la cruz, indicó que “frente a la cruz o se huye o se está. No hay seguimientos de lejos a la cruz. La paciencia y la perseverancia de que nuestro pueblo es maestro son las virtudes del que espera, del que aun no viendo, continúa esperando. Es no dejar que el desencanto se nos instale en el corazón y que invada nuestros juicios y comentarios. Que no nos volvamos anunciadores amargos, profetas de calamidades, viejos vizcachas”.
“Ella, Madre de esperanza, nos enseña a mirar con paciencia y perseverancia aquello que vivimos”, alentó, pidiendo “que la Virgen, Madre de la esperanza y de la paciencia, le pida a su Hijo que tenga misericordia de nosotros y nos venga a buscar en el camino de nuestras fugas e impaciencias, como lo hizo con los discípulos de Emaús”.
“Que nos ayude a dar sentido a los tiempos dramáticos que estamos viviendo, y a vencer la tentación de la angustia. Que aprendamos a vivir nuestra condición presente que la luz del resucitado proyecta sobre este tiempo en el cual nos encontramos”, concluyó.
Los obispos culminaron la misa rezando junto a la tumba donde se encuentran los restos del cardenal Pironio.+
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