El silencio como lenguaje

Escribe: Carlos Verucchi


Libros / Carlos Verucchi / En Línea Noticias (Twitter: @carlos_verucchi)

En un contexto de incontinencia verbal exacerbada, María Inés Banegas teje su arte haciendo del silencio una forma de expresión. No es tarea simple manifestar sentimientos desde la más absoluta quietud y prescindiendo de la palabra. Y mucho menos lo es en una sociedad como la actual, en la que nos dejamos dominar con docilidad por el vértigo, en la que ya no hay espacio ni tiempo para la reflexión mesurada y paciente, en la que las cosas se dicen y se hacen en modo 2x.

El arte de las estatuas vivientes recupera en cierta forma la esencia del arte primitivo. El verdadero arte es el que no dice, el que no pretende convencer ni mostrar evidencias, el que apenas sugiere, el que esconde, el que permite a quien contempla el placer de descubrir ese hecho revelador que nos cambiará la vida.

A lo largo de su carrera, María Inés Banegas ha sido convocada a innumerables muestras de estatuismo. Gracias a eso ha recorrido el mundo. En ocasiones ha debido ajustarse a la solicitud de un organizador y representar un papel a demanda, en otras se ha dejado llevar por motivaciones personales y sentimientos íntimos.

Toda esta vasta experiencia ha sido recientemente volcada en un texto publicado por ediciones del altillo. En “Comienzo del juego”, Banegas ofrece una serie de relatos que expresan sus motivaciones, cuentan retazos de la vida de personajes famosos y encaran con soltura atractivas y originales especulaciones metafísicas.

Vivencias personales como ir comprar muchos metros de soga a la ferretería para hacer una peluca, o el incansable peregrinar por una secretaría de cultura municipal hasta conseguir que se organizara en Olavarría una muestra de estatuas vivientes, constituyen algunas de las piezas que componen el texto.

Aquel mes de marzo de 2015, evidentemente, significó un punto de inflexión en la trayectoria de Banegas. El encuentro organizado en su ciudad le permitió mostrar su arte, ofrecer el producto de ese proceso creativo tan complejo que existe detrás de una estatua viviente.

“Un día decidí callar…” confiesa la autora, “… mirar hacia adentro, escucharme, sintonizarme de otra manera. La quietud como camino, el silencio como lenguaje, conexión diferente conmigo, con el otro. Porque entiendo que la palabra recorta mucho y hay otras maneras más profundas de decir. Correrme de mí. Me gusta caracterizarme, me atrapa: pincel, aerosol, sintético, aguarrás, maquillaje, color, van modificando mi imagen y así imagino quién seré, le doy vida en mi mente primero, luego lo recreo desde un vestuario, un color, una postura, una impronta. Y allí voy a portar mi personaje, mi mejor momento: plenitud en la quietud, el movimiento cobra un nuevo sentido, diferente, único, profundo”.

 Ahí justamente comienza el juego para Banegas. Y a través de su libro, el lector también es invitado a iniciarlo, a sumarse a un universo tal vez poco conocido pero portador de una comunicación creativa muy intensa.

Con “Comienzo del juego”, ediciones del altillo ofrece un nuevo título y sigue engrosando su catálogo de obras de autores locales.

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