En la cuarentena, infiel (Lorqueana)

La columna delaltillo: Escribe Guillermo Del Zotto.


Escribe: Guillermo Del Zotto

Y que yo me la llevé al río
creyendo que no era asintomática,
pero tenía un resfrío.

Fue una noche de Cuarentena
y por ordenanza municipal.
Se apagaron los negocios
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos en derrame,
y se me abrieron de pronto
como una masa madre.
Su tarro de alcohol con agua
me sonaba en el oído,
como de un tapaboca la tela
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido,
y un horizonte de casos
muy lejos daban positivo.

Pasadas las vigilancias,
los juncos y los espinas,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo con lavandina


Yo me quité la bufanda.
Ella se quitó el barbijo.
Yo del cinto el Lysoform.
Ella sus cuatro pañuelitos.
Ni de Palermo las cacerolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de gel,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra sin máscara
sin bridas ni barbijos.
No quiero decir, por caso sospechoso
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace como de caso descartado.
Sucia de besos y jabón blanco
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
los olores de infectadura y delirio.

Me porté como quien soy.
Como un recuperado legítimo.
Le regalé alcohol en gel
del grande y rojizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo un resfrío
me dijo que no era asintomáitica
cuando la llevaba al río.


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