Fabián Irassar: “La Ingeniería argentina ha podido adaptarse a los cambios”

El 6 de junio de 1870 egresaba el primer ingeniero del país: Luis Augusto Huergo. Un siglo y medio después, los permanentes cambios parecen constituirse en elementos desafiantes para la profesión.
Fabián Irassar, formado en la Facultad de Ingeniería de Olavarría y reconocido profesional a nivel internacional, analiza la profesión y compara a quienes egresan en Argentina con sus colegas de otras partes del mundo.


Usted ha sido testigo de varios de cambios de contexto, por ejemplo la irrupción de la computadora. ¿Cómo visualiza el impacto que generan en la Ingeniería?


La inserción de la tecnología, particularmente la computadora, sin dudas cambió la profesión. La Ingeniería siempre está para dar soluciones a las necesidades de la gente, de la industria y de los gobiernos. La Ingeniería, con la irrupción de la computadora, cambió notablemente porque muchos métodos que fueron desarrollados alrededor de 1930, como las ecuaciones diferenciales o los elementos finitos que “hemos sufrido”, con la computadora pudieron resolverse muy rápidamente. El cálculo numérico, que podía hacerse con mucho esfuerzo, hoy se puede resolver. Lo mismo pasó en el dibujo técnico, o en todo lo que era la documentación técnica, eso cambió totalmente con la aparición de los AutoCad, ya nadie dibuja con pluma.


Esos cambios a los que usted refiere, ¿fueron facilidades en el ejercicio profesional o también cambió la manera de concebir la profesión?

También cambió la forma de concebirla, porque antes ¿qué se requería? Había que tener una gran experiencia para, con el menor esfuerzo posible en cálculos que eran muy laboriosos, obtener una solución acorde. La experiencia era muy valorada, y hoy en día eso cambió porque muchas soluciones se pueden obtener con muchos diseños que se van afinando para llegar a una solución adecuada. Entonces la experiencia, que antes era vital, pasó a ser un hecho importante, pero el menor esfuerzo de cálculo permite innovar en soluciones que antes parecían más rígidas. Sobre todo porque no había tiempo para hacerlas, ya sea en el cálculo como en la producción misma. Y fundamentalmente creo que el gran cambio es en la instrumentación de la producción. La robotización ha cambiado absolutamente los conceptos.


¿Se refiere a la ingeniería de procesos?


A la de procesos y a la ingeniería tradicional. Pongamos un ejemplo: en la ingeniería civil el cálculo de estructuras era algo para ciertos grupos profesionales muy desarrollados, hoy pasó a ser un software que tiene muchas potencialidades. No digo que el ingeniero no tenga que saber lo que hace, pero en la parte operativa cambió mucho. Y en la parte de procesos hubo, para mí, un gran cambio en lo que hace al proceso flexible. Antes uno tenía un proceso que requería una mano de obra especializada, un diseño pensado para esa mano de obra. Y hoy hay una conjunción entre el diseñador y el proceso a través de todo lo que es sistemas asistidos.


¿Qué rol ha jugado internet?


Internet ha aportado en cuanto a cuestiones básicas de conocimiento. Durante mucho tiempo el conocimiento estaba en los libros y en las mentes. Sobre todo había un registro mental de la búsqueda de ese conocimiento, uno se acordaba en qué página del libro estaba algún dato. Internet lo primero que dio fue conseguir más oportunidades y después el acceso al conocimiento, como las bibliotecas públicas que se hicieron extremadamente accesibles. Y después hay otro punto que me parece que da internet, que es la búsqueda de soluciones en otros lugares que uno no accedería si no tuviera una experiencia personal. Ahora se llega a ver cómo solucionaron esto en Francia, en Estados Unidos o en Rusia. Y me parece que eso es muy importante dentro de lo que es el cambio en la ingeniería. Los que han logrado hacer esos cambios desde el punto de vista de buscar soluciones parecidas y poderlas transformar al medio local, me parece que ha sido muy importante.


Podría pensarse que la irrupción de internet iría en detrimento de la profesión, en tanto aporta saberes que eran privativos de quienes la ejercían. Pero la realidad muestra que no es así…


En eso yo creo que Argentina ha tenido un desarrollo muy importante de la Ingeniería, que siempre ha sido una “Ingeniería de conocimientos”. No fue una Ingeniería de manufactura. Hay países que tienen un ingeniero técnico y un ingeniero de diseño. Argentina decidió que todos sus ingenieros eran de diseño, hace muchos años de esto. Entonces tienen mucho conocimiento básico. Nosotros “sufrimos” la matemática o la física, la química. Pero tenemos un conocimiento básico muy formativo, y eso nos permite leer cosas que pueden estar dentro de la información que otros profesionales no podrían ver. Entonces yo creo que no es solo el acceso sino la capacidad de procesamiento de esa información. Hoy en día lo que más importa es la velocidad a la cual uno pueda procesar información significativa y desechar la que no lo es. Yo creo que eso en la formación de la Ingeniería argentina es muy fuerte. Ha tenido una formación básica que le permite adaptarse muy fácilmente a los distintos cambios, es decir que uno puede usar la computadora, puede usar internet, pero porque interpreta todo lo que eso le da.



Entonces ¿los cambios en la profesión no han sido tan duros para la Ingeniería argentina?


Creo que cambió el estrés del cálculo por la posibilidad de hacer cosas mucho más complejas para lo que se requiere una formación y una mente también mucho más compleja. Creo que la ingeniería argentina ha sabido resolver eso, porque mantiene un estado de conocimientos básicos y permanentes y sobre todo tiene la capacidad de adaptación. Existe siempre una tensión entre la formación básica tecnológica y las cuestiones del momento. Las empresas, por ejemplo, que quieren resolver el día a día, se quejan de que nos falta una formación “del momento”. Es cierto que no sabemos el último software, pero el punto es que no necesitamos mucho tiempo para aprenderlo. A mí me parece que eso es muy importante. Creo que eso no debemos dejarlo de lado en la formación de Ingeniería, porque eso es lo que hace que seamos competitivos. Porque dar soluciones en un país como Argentina es muy interesante. Noten que yo puedo ser un ingeniero excelentemente formado en los Estados Unidos y venir al medio de la Patagonia y como no tengo internet no podré dar ninguna solución. En cambio un ingeniero argentino, como decimos siempre, lo ataremos un poquito con alambre, pero podemos dar soluciones. Y no nos olvidemos que la formación de ingenieros es para dar soluciones a los problemas.


Hoy en día los cambios que afectan a la profesión estarían simbolizados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS), ¿lo ve así?


Sin dudas. Cuando uno analiza los ODS, cualquier ingeniería tiene injerencia en la mayoría de ellos. ¿Por qué? Porque el diseño de una solución tiene que respetar la cuestión de la especie humana; la sostenibilidad completa, económica, social; la cuestión ambiental. Entonces, hay un cambio de la solución posible. Al haber un cambio del escenario en el que debe producirse esa solución, la ingeniería tiene muchos desafíos. Por ejemplo, hasta hace un tiempo hemos estado viendo el tema de energías limpias. Perfecto, estamos en ese camino. Pero también aparece otro cambio que es cuánto gastamos de energía individualmente. Entonces el camino viene también por el lado de cómo vamos a hacer la casa. Lo ejemplifico: nosotros cuando estudiábamos teníamos una casa y calculábamos el tamaño del aire acondicionado que le teníamos que poner. Y hoy tenemos que ponerle este tamaño de aire acondicionado y ver cómo construimos la casa. El cambio ha sido muy importante. Ahora se estudia cuánta energía tiene almacenada cada material, cada construcción, cada proceso. Cuántas emisiones de CO2 tiene. Estamos ante un problema muy grave: cómo seguimos viviendo con la misma calidad de vida estando atados a un 2050 de emisiones cero para lograr un cambio de la temperatura del planeta de 1,5 grados. Por supuesto eso conlleva cambios climáticos que hacen que la construcción sea otra. Cambiaron los vientos, las lluvias. El futuro es mucho más incierto que lo que teníamos antes. Trabajar con la incertidumbre forma parte de ese gran problema que tenemos en la Ingeniería.

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