«Creo que hice todo cuanto pudimos en estos doce años», Roberto Tassara y su despedida de la UNICEN
Tras doce años dejó el Rectorado de la Casa de Altos Estudios

Roberto Tassara asumió como rector de la Universidad el 16 de diciembre de 2008. Su mandato, ratificado en los años 2012 y 2016, contribuyó a lograr el gran posicionamiento regional, nacional e internacional que hoy tiene la Unicen. A la hora de la despedida de su cargo, tras 12 años y medio de gestión, concedió una entrevista al diario El Eco de Tandil
– ¿Cómo comenzó todo, Roberto?
-Si arrancamos por mi actividad universitaria, fui alumno en la carrera de Contador Público desde 1966; graduado de la primera promoción de contadores en 1971; docente auxiliar desde 1970 hasta llegar a ser Profesor Titular por Concurso en la asignatura Auditoría, en la primera tanda de concursos de nuestra casa en el año 1985. También en las primeras elecciones de la universidad en marzo de 1986 fui elegido por los claustros como Decano de la Facultad de Ciencias Económicas, cargo que ocupé durante dos períodos. En el año 1992 fui electo vicerrector de Carlos Nicolini. A partir de 1996 durante tres períodos volví a ser Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y finalmente desde 2008 Rector.
-En 2008 hubo dos fórmulas en pugna ¿Qué recuerda de esa campaña?
-Sí. Las fórmulas éramos: Spina-Dillón y Tassara-Losardo. En ese momento Spina – que era vicerrector – había asumido como rector ante la renuncia de Néstor Auza. A mí me acompañaba el decano de Agronomía, Omar Losardo. Hacía casi tres años que la Universidad había entrado en una disputa interna muy fuerte, agresiva y, a veces, personalizada, entre los integrantes de la fórmula rectoral de 2004 (Auza-Spina). Esto a su vez nos llevó a un estancamiento institucional notorio y a dejar de solucionar problemas importantes que quedaban pendientes y se iban acumulando.
Con Omar presentamos una propuesta referida a la tarea que pensábamos realizar, pero por sobre todo -sumado a las creencias y los valores- la garantía de recomponer el tejido de relaciones personales e institucionales que estaba fuertemente dañado. Creemos en la universidad públicas, gratuita, cogobernada, inclusiva y regional al servicio de los intereses nacionales y con inserción internacional. Y nuestros Valores son: la calidad de la enseñanza de grado, la excelencia en la investigación, el compromiso social, la alta valoración de nuestros recursos humanos garantizando calidad de vida laboral y retiro, el apoyo irrestricto a nuestros estudiantes desde el ingreso, su permanencia y su graduación y, finalmente, la permanente búsqueda de consensos. Quiero remarcar algo: lo que hay que saber es que estas Creencias y Valores nos han regido hasta hoy, y se han agregado actualizaciones. Para mí lo más importante no son únicamente el pensamiento y la acción de Tassara, Losardo y Aba. Lo son de un grupo político universitario y de equipos de gestión absolutamente convencidos y que actuaron y actúan todos en el mismo sentido. Y eso se logró transmitir a una comunidad universitaria predispuesta para asumir esas Creencias y Valores, que los hizo suyos seguramente porque ya los tenían, y acompañó a este grupo político que finalmente sumó a decanos, estudiantes, graduados, docentes y no docentes.
La herencia recibida
-¿Cómo encontró la Universidad al momento de asumir?
-En términos de organización social y como comunidad universitaria, lastimada, herida en sus relaciones personales e institucionales. En términos de gestión mal, muy mal. Con un conjunto de problemas arrastrados y que debía solucionar para ordenar la economía y el trabajo de la universidad.
-Usted también se queja de la pesada herencia…
-¡Pero más vale! Escuche: docentes con dedicación simple (la mayoría de la planta universitaria) que tenían más de una dedicación no cobraban como correspondía las dedicaciones adicionales. Lo solucionamos. El personal No Docente no disponía de una Planta de Cargos, de tal manera que sus designaciones dependían de la voluntad política del rector. Pudimos arreglarlo. El personal de los establecimientos preuniversitarios (jardín maternal, jardín de infantes y escuelas secundarias) cobraba con variados formatos, desde designación en un cargo universitario, contratos y hasta becas. Lo corregimos. Asumí el rectorado el 17 de diciembre de 2008 y ese año se cerró con un déficit presupuestario de $ 7.000.000, (del 2008) que no teníamos forma de cubrir. Con una “gambeta contable” lo pasamos al 2009 y arranqué la gestión de ese año con ese monto como mochila. Lo superamos. Nuestra Universidad era la única que no había ingresado al Programa de Infraestructura Universitaria que llevaba 3 años disponible. Una omisión no disculpable. Lamentable. En enero de 2009 Alberto Dibbern, secretario de Políticas Universitarias, me dio 20 días para presentar dos o tres proyectos. Nuestro personal de la Secretaría General, en particular de la Dirección de Obras, lo logró en ese tiempo. Y ese fue el punto de partida de la Biblioteca, la primera etapa de las Residencias para estudiantes en Tandil y también la primera etapa de la Facultad de Derecho. Tres meses antes de asumir, el Consejo Superior votó la creación de Comedores Estudiantiles, simplemente sobre una idea – que compartía y comparto, obviamente – , pero sin un solo proyecto de cómo hacerlo. Tuvimos que armar todo de cero y, creo, fuimos altamente exitosos. Y, no menos importante, llevamos paz y tranquilidad a los claustros para trabajar en el desarrollo de sus tareas en beneficio de la Universidad y la comunidad regional. Creo que con estos ejemplos es más que suficiente: por desidia no había obras, el déficit presupuestario era grande y había problemas serios en las tres modalidades de remuneraciones de nuestro personal: docentes universitarios, NoDocentes y docentes preuniversitarios.
-Por lo que expresa, todo se había hecho mal. ¿Fue para tanto?
-Bueno, durante la campaña habíamos presentado nuestra propuesta de trabajo a sabiendas de todas esas debilidades y problemas: nosotros estábamos ahí. Veíamos y sufríamos el deterioro, de manera que fue cuestión de poner en marcha rápidamente las acciones. Trabajamos incansablemente hacia dentro y hacia fuera de la Universidad para lograr resultados. Y pudimos lograrlo. No sé en verdad cuántos viajes y entrevistas tuve en Buenos Aires y cuántas reuniones con mi comunidad universitaria, pero a fines de 2009 teníamos solucionado el problema remunerativo con los docentes y enormes avances para regularizar la situación de los no docentes. También obtuvimos el refuerzo presupuestario para superar el déficit heredado. Imagínese que 7 millones era una fortuna en ese momento, y pudimos estabilizar las relaciones internas. Sumemos a todo esto el ingreso al Programa de Infraestructura Universitaria, obteniendo el financiamiento para la construcción de la Biblioteca Central, la primera parte de la Facultad de Derecho y el Primer módulo de Residencias Estudiantiles en Tandil. Además pusimos en marcha un conjunto muy importante de iniciativas institucionales y comenzamos a tener una participación relevante en el CIN (Consejo Interuniversitario Nacional) y muy, muy fluidas relaciones con el Ministerio de Educación, particularmente con la Secretaría de Políticas Universitarias. Cuando vino a la ceremonia de asunción de mi cargo como Rector en diciembre del 2008, el entonces secretario, doctor Alberto Dibbern, bromeó luego de escuchar mi discurso: “ Si Tassara hace todo lo que ha dicho, lo tendrán de Rector por muchos años”. Bueno, lo hicimos. Entre todos. Y fueron doce años, tres mandatos. Con Omar Losardo y con Marcelo Aba, hemos hecho duplas de conducción sin fisuras. Porque son hombres de bien, hombres de la universidad pública, hombres de la Unicen y porque siempre tuvimos en claro nuestros objetivos. Y, salvo una excepción, los equipos de gestión que nos acompañaron siempre tuvieron los mismos valores y compartieron los objetivos. Y también un conjunto, muy mayoritario, de la comunidad universitaria. Esto es Decanos, Consejeros Superiores y Académicos, Agrupaciones Estudiantiles, los gremios docente y no docente, investigadores, tecnólogos, extensionistas, graduados. En fin, el colectivo mayoritario de la Unicen. Les debo el enorme agradecimiento, no solo de haberme elegido tres veces, sino de haber acompañado 12 años de crecimiento y desarrollo. Y resulta indispensable que diga y cuente todo esto, porque debe saber la comunidad que sin un liderazgo muy acompañado y apretado junto a nuestra gente, no se puede crecer en una universidad pública. La dinámica de debates estériles que no llegan a ningún lugar, las luchas de poder – sin sentido de mejora – que tuvimos por ejemplo entre 2005 y 2008, solo sirven para paralizar y llegar a la situación que he descripto al hacerme cargo del Rectorado. Del mismo modo, sin una comunidad universitaria convencida de sus posibilidades, que cree en las virtudes de la educación y la ciencia para mejorar la calidad de vida de su pueblo, que está lista a aprovechar todas las oportunidades y que confía en que formándose y estudiando, nada de lo hecho se hubiese concretado. Los mayoritarios apoyos que mencioné no fueron a Tassara, Losardo o Aba. Fueron a un proyecto colectivo de desarrollo que los contenía y entusiasmaba. He ahí el éxito de estos doce años. Es el éxito de todos. Los que nacimos universitarios desde la fundación y los que recorrieron los primeros años no podíamos olvidar los orígenes y las palabras del fundador Zarini: “una universidad para trabajar por la excelencia para mejorar la calidad de vida de la gente”.
La despedida y los agradecimientos
-¿Se va con el convencimiento del deber cumplido?
-Creo que hice (hicimos) todo cuanto pudimos en estos doce años: consolidamos la calidad de la enseñanza en todas nuestras carreras de grado, ampliamos y fortalecimos los posgrados, sostuvimos la excelencia en la investigación, nos posicionamos nacional e internacionalmente, profundizamos en la transferencia de conocimientos con fuerte relacionamiento con el sector privado y público, ampliamos el compromiso social universitario hacia adentro y hacia terceros…
La Unicen se ocupó de lo que siempre fueron los objetivos universitarios mencionados, sumando temas y programas que nos ligaron más y más a nuestro pueblo.
La verdad es que no tengo dudas: deber cumplido. Dejo el rectorado, pero no la universidad. Espero seguir trabajando por ella desde el lugar en el que me toque estar. Los electores de la Asamblea ya han elegido como Rector a Marcelo Aba, y he dicho desde hace casi dos años que estaré a su lado para lo que pueda aportar.
Estoy satisfecho de lo realizado. Quedaron muy pocas cosas sin lograr, lo que no es poco para una gestión de doce años.
-¿Cuáles son, entonces, las materias que le quedaron pendientes?
-Lo que más lamento es no haber podido crear una unidad académica en la subsede Quequén. El ajuste por el que pasamos las universidades públicas en los años del macrismo nos lo impidió. Espero que las asignaciones importantes que contiene el Presupuesto 2021 para las universidades se pueda mantener en los próximos años y así tener la oportunidad de avanzar con este gran proyecto regional.
Y también me quedé con ganas de crear una Escuela Superior de Gestión Deportiva en Tandil, con carreras de profesorado, licenciatura en administración deportiva y algunas relacionadas con la parte médica del deporte. Para ser franco, esta idea no la he hablado con casi nadie, pero me parece que vale la pena considerarla. Creo que es el momento para comenzar el debate interno y para presentar el proyecto a una Secretaría de Políticas Universitarias proclive a apoyar este tipo de emprendimientos.
-Tras el balance de su gestión, ¿A quién le dice gracias?
-A quienes apoyaron las Creencias y Valores que llevamos adelante durante estos años. Al grupo político-institucional clave para sostenerlos y a nuestros equipos de gestión.
También a los funcionarios y personas de fuera de nuestra comunidad universitaria que en momentos fundamentales estuvieron para apoyar: Oscar Parrilli, Diego Bossio, Martín Gill, Luis Caballero, Alberto Silioni, Nicolás Trota, Jimmy Perzcik, Danya Tavela, Rogelio Iparraguirre…Seguramente estoy omitiendo algunos nombres, pero espero que este listado represente a aquellos que me faltan.
Y como siempre digo, mi enorme agradecimiento a Osvaldo Zarini. Sin su sueño no hubiera podido recorrer el camino que he contado.
Su memorial dice: “Por los frutos lo conoceréis”. Espero haber sido un buen fruto de su árbol.
Los comentarios están cerrados.