El paso de Jorge Bergoglio por la Diocesis de Azul

Este lunes el mundo se conmocionó tras conocerse el fallecimiento del Papa Francisco, el primer Papa argentino.
En enero de 2012, el entonces Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, visitó la ciudad de Azul y celebró Misa en la Iglesia Catedral acompañado del obispo Hugo Manuel Salaberry y sacerdotes de la región.
«No hay que perder la capacidad de sorprenderse en la vida», fue una de las frases que dejó Jorge Bergoglio en aquella Misa con motivo de la aprobación pontificia del Instituto Cristífero.
El pontífice argentino, que marcó un hito en la historia de la Iglesia, visitó Azul el 27 de enero de 2012, cuando aún era cardenal arzobispo de Buenos Aires, recuerda este lunes el diario El Tiempo.
Aquel día, en la Iglesia Catedral de Nuestra Señora del Rosario, se llevó a cabo una emotiva ceremonia: la aprobación pontificia del Instituto Cristífero, comunidad de consagradas con fuerte presencia local. Estuvieron presentes importantes figuras de la Iglesia, entre ellos el obispo diocesano Hugo Manuel Salaberry, el obispo emérito de Viedma Miguel Esteban Hesayne y el propio Jorge Bergoglio.
El encuentro religioso se desarrolló con una cuidada liturgia: primero ingresaron los representantes eclesiásticos, luego una joven vestida de blanco danzó portando el libro de la Palabra. Se leyeron las lecturas correspondientes, el salmo, el Evangelio y, posteriormente, el entonces cardenal Bergoglio pronunció una homilía que aún hoy muchos recuerdan por su claridad y profundidad espiritual.
Durante la ceremonia, el obispo Salaberry entregó a Beatriz Abadía -fundadora del Instituto Cristífero- una copia del documento original con la aprobación pontificia. En agradecimiento, Abadía le obsequió un reconocimiento simbólico. Finalmente, monseñor Hesayne cerró el acto con unas sentidas palabras, antes de la comunión de los fieles.
Un breve contacto con la prensa

En aquel enero de 2012, tras la Misa, Bergoglio se mostró profundamente conmovido por la ceremonia y por su paso por la ciudad cabecera de la Diocesis. «Es un deber de gratitud y de admiración al monseñor Hesayne y también al Instituto Cristífero. Pero monseñor Hesayne es un hombre de Dios y con verdadero sentido de Iglesia», expresó.
En su tono pausado y reflexivo, habló también de la importancia de mantener viva la capacidad de asombro:
«La capacidad de sorprenderse nos mantiene siempre jóvenes. Cuando uno deja de sorprenderse entra en una especie de esclerosis del alma… No hay que perderlo nunca, porque siempre hay algo para descubrir que nos mantiene muy bien», afirmó.
Bergoglio aprovechó además para destacar la iniciativa de muchos argentinos por generar propuestas que mejoren la calidad de vida, y reiteró su aprecio por quienes «ora mucho y con su oración nos va conduciendo», en referencia a su entrañable amigo Hesayne.
Su visita seis años antes

Jorge Bergoglio había estado en la ciudad de Azul en agosto de 2006. El 21 de agosto de ese año, el entonces cardenal Jorge Bergoglio ordenó al padre Hugo Manuel Salaberry, ex presidente del Consejo Superior de Educación Católica (Consudec), como obispo de la diócesis de Azul, provincia de Buenos Aires.
«No te la creas nunca. Acordate de dónde salís, del pueblo. Sos obispo para servir, no para acomodarte y para trepar», dijo Bergoglio al nuevo obispo durante la homilía de la misa celebrada por el cardenal en la catedral de Azul.
«Más que presidir, sirve a los hermanos, ama con amor de padre y hermano a todos los que Dios te encomienda; ama con pasión a los pobres y a los débiles; a los que no tienen hogar, y a los desamparados hazles un lugar en tu corazón. Escucha a los fieles y preocúpate incansablemente por los que aún no pertenecen al rebaño de Cristo», dijo Bergoglio, y pidió a la feligresía que «reciba con alegría y gratitud a este hermano nuestro; a él se le confía dar testimonio de la vida y la santidad».
La multitud que seguía la celebración dentro y fuera de la catedral, gracias a pantallas gigantes, rompió en un aplauso cuando Bergoglio dijo a Salaberry: «Recuerda que has sido elegido entre hombres».
A su turno, Salaberry agradeció las palabras de Bergoglio y pidió a los fieles: «Recen conmigo para que sea bueno, para que haga lo que tenga que hacer y no haga lo que no tenga que hacer».