Tandil: otra vez un Citroën en las aguas del Lago del Fuerte
Un Citroën volvió a navegar por las aguas del Lago del Fuerte, en Tandil. Al igual que en 1972, este sábado Adalfredo García manejó un 3CV apodado “La Ranita Escandalosa”.
En aquella primera oportunidad, García piloteó el Citroën como empleado de Raúl Cángaro, un empresario que como parte de una campaña publicitaria sumergió un auto en el Dique. Y este fin de semana volvió a hacerlo para conmemorar los cincuenta años de su propio taller.
De acuerdo con el diario El Eco, una multitud se congregó para disfrutar del espectáculo que brindó el 3CV verde que no solo se transporta por asfalto, sino también a través del agua, impulsado por paletas y sostenido por flotadores.
“El auto tiene cinco flotadores, uno delantero, uno central, uno trasero y dos laterales. El de adelante es regulable para poder andar en la calle. Entonces le hicimos un mecanismo con una máquina de levanta vidrios que lo manejamos de adentro. Así que lo estabilizamos en el agua y de ahí se salimos navegando”, le explicó García a El Eco, que destacó que una de las cosas que más llamó la atención de los presentes fue el sistema de propulsión: “Funciona con paletas. Y el sistema de transmisión se llama rueda de barco. Se usó mucho en los barcos del Misisipi, con ruedas grandes. Es para navegar en baja profundidad y sin mucho oleaje. Pero tiene muchas limitaciones, la paleta desplaza un poco de agua y anda muy despacito, pero anda”, agregó García.
En el mediodía del sábado, el auto se dirigió al Club Náutico, donde lo “botaron”. A diferencia de 1972, esta vez había público. Es que de hace 52 años atrás, cuando el empresario y piloto de automovilismo Raúl Cángaro sumergió un Citroën como parte de una campaña, apenas queda el registro de una fotografía y García recordó haber llevado solo el auto por la avenida Alvear hasta el Dique.
El sábado, poco después de las 12 “La Ranita Escandalosa” hizo su entrada triunfal ante el aplauso de los presentes, que por entonces ya habían copado la baranda previa a las escaleras y todo el largo de la costa del agua. “La verdad que teníamos muchas expectativas, pero nos superó en la cantidad de gente que vino. Calculábamos que iba a venir gente, pero no tanto”, señaló García. “En cinco meses hicimos esto. Hemos laburado de lunes a lunes y estuvimos trabajando tres personas. Fue un esfuerzo grande, pero valió la pena”, concluyó el mecánico, quien compartió con su hijo Fredy y con su colega Horacio Marchen gran parte de las tareas para poner a punto el Citroën. (DIB) GML