Panorama político bonaerense: Una duda que persiste y dos certezas que asoman

(Por Andrés Lavaselli, de DIB).-

A sólo una semana de asumir el poder, el gobernador electo, Axel Kicillof, tiene definido su gabinete económico, mientras espera que terminen de resolverse algunas pujas en Juntos para el Cambio para terminar de saber cuán asfixiante será el desafío económico-financiero inmediato que herede. Al mismo tiempo, avanza en coordinación con Nación pero lejos de los intendentes- para terminar de definir un sillón caliente, que ya casi tiene dueño: el ministerio de Seguridad.

La designación del experto en finanzas Pablo López, si nada cambia el próximo ministro de Economía provincial, está relacionada con una de las certezas de Kicillof: en el inicio de su gestión la cuestión de la deuda será apremiante. Y no solo por los 600 millones -entre dólares y euros- en vencimiento de capital e intereses que deberá pagar enero, sino también porque no sabe aún cuál es el monto exacto de la deuda flotante que heredará de María Eugenia Vidal.

Pero lo más significativo es que la Gobernadora también ignora la cifra precisa de esa deuda. Y eso está relacionado con dos internas que atraviesan al oficialismo en tránsito de transformarse en oposición. Una es la que a enfrenta a Vidal con Mauricio Macri: solo eso explica que en  La Plata aún nadie sepa si la semana que viene estará depositada la actualización del Fondo del Conurbano o no lo estará. Es una conversación que arrancó en 2018, por casi $28 mil millones.

La otra, más que una interna es un malestar, que hizo eclosión el viernes en el directorio del Banco Provincia. Ese día, el cuerpo se quedó sin quórum para tratar la resolución que “reperfila” el bono del Estado que vence el último día de esta semana, por $4.300 millones. La falta de acompañamiento estaría relacionada con cierto malestar de intendentes radicales, que ven a Vidal más ocupada en la liquidez que tendrá Kicillof que en auxiliar a los “propios”.

Detrás de la movida asoman el fastidio por lo que entienden que es el intento de la Gobernadora de aparecer bien parada en la transición, que ya definió como correcta y, aunque eso la leve a postergar las dificultades de algunios alcaldes para pagar el medio aguinaldo. Para Kicillof la incertidumbre no es menor: entre ambos expedientes está en juego si la caja tendrá casi $35 mil millones más o menos el 12 de diciembre, cuando la abra para hacer el arqueo.

Por lo demás, el gobernador electo tendría decidido denunciar el pacto fiscal, lo que implica que en enero, cuando se vote el Presupuesto, probablemente quedé claro que la baja de Ingresos Brutos se revertirá. Resta saber, además, si habrá como se especula una renegociación de la deuda de la provincia y si eso irá en paralelo con un arreglo con Alberto Fernández para mejorar el financiamiento de la Provincia, que podría beneficiarse de un cambio en la coparticipación de la CABA.

¿Berni y Mena?

Pero si en materia económica el gabinete hace varios días que no presenta mayores incógnitas (como se publicó acá, López estará acompañado Juan Cuattromo en el Banco, Cristian Girard en Arba, Augusto Costa en Producción y Javier Rodríguez en Agroindustria, si es que esta última cartera no se fusiona con la anterior bajo el mando de Costa), la novedad de por estas horas es que comienza a destaparse la carta de Seguridad. Y la que asoma es la figura de Sergio Berni.

Se trata de una confirmación que se demorará porque está atada a lo que ocurra en nación. Pero las chances del último secretario de Seguridad de Cristina Kirchner están a tope por un par de razones. Su lealtad es una. Otra es que el resto de los postulantes no terminan de convencer. Martín Arias Duval, al que se vincula a Sergio Massa, era el más importante, pero quedó afectado por la tensión entre el tigrense y  Alberto Fernández, que derribó a Diego Gorgal de su gabinete.

La otra postulante, Cecilia Rodríguez, también con un paso por el área durante la administración de CFK, es percibida como una teórica solvente, pero con déficit prácticos que su gestión actual en Avellaneda no atenúan. Eso casi equivale a decir que tiene pocas  terminales en la siempre complicada Policía Bonaerense, justamente el fuerte de Berni, acostumbrado al mando de las fuerzas en el terreno.

Juan Martín Mena aparece como número puesto para Justicia, otra pieza que estaba suelta. Su terminal es Cristina, en este caso a través de Eduardo “Wado” De Pedro, que será el ministro del Interior y calza el traje de camporista incorporado al sistema que también se está probando Máximo Kirchner. Mena es la opción a Juan Ustarróz, el hermano de “Wado” que gobierna Mercedes y cuya presencia Kicillof rechazó porque hubiese sido leída como una cesión de la cartera al camporismo. 

Si esas fichas se confirman, restará poco por saber del gabinete: si efectivamente habrá algunas fusiones además de la de Producción (Medios con Asuntos Públicos, bajo Jésica Rey, las secretarías, Legal y Técnica y General, con Federico Thea); si Daniel Gollán desembarcará en Salud secundado por Nicolás Kreplak o si Malena Galmarini, desplazada en Nación, logra arrebatarle Desarrollo Social a Fernanda Raverta. En Infraestructura está firma Agustín Simone.

A ciegas

El reparto de poder en la Legislatura sigue mostrando en Diputados a Máximo Kirchner junto a Martín Insaurralde y Sergio Massa por un lado y a Carlos “Cuto” Moreno, que dijo hace unas horas que quiere presidir la cámara en nombre de Kicillof, por el otro. En el Senado le incógnita es quién ejercerá la presidencia provisional. El pedido de Verónica Magario de pasar al 9 de diciembre la sesión para confirmar  autoridades, de modo de tener “un fin de semana más” para negociar, sugiere una puja dura.

Pero donde la incerteza es mayor es entre los alcaldes, sobre todo  los del Conurbano. No solo están a ciegas respecto del gabinete, donde no se ilusionan con colocar más que segundas líneas y, a lo sumo, tener presencia fuerte en algunos organismos. Tampoco saben casi nada sobre temas urgentes como el presupuesto, el nivel de suba impositiva (determinante para calcular sus tasas), el esquema de contención social para fin de año o el Operativo Sol. “Tenemos más línea con Alberto que con Axel”, es la descripción que ensayan algunos. (DIB) AL 

Los comentarios están cerrados.