Panorama Político: El peronismo, entre el desafío y el temor a Vidal

El peronismo provincial, por su parte, podría estar encontrando un principio de ordenamiento tras la debacle de 2015.

Por Andrés Lavaselli, de la redacción de DIB

La polémica intervención del Partido Justicialista nacional que dispuso la jueza María Romilda Servini hizo girar de inmediato las miradas a la estructura provincial de esa fuerza, que al menos en teoría podría correr la misma suerte justo cuando comienzan a asomar dos indicios de un incipiente –y parcial- ordenamiento de ese sector: una candidatura provincial que sintetiza varios cacicazgos y una variante electoral para protegerse de la potencia electoral que, admiten, tendrá la gobernadora María Eugenia Vidal.

Técnicamente, Luis Barrionuevo podría avanzar en una intervención de ese tipo ya que ese movimiento está comprendido entre las facultades del cargo en el que lo colocó Servini, aunque es poco probable que lo haga al menos hasta tanto la Cámara resuelva la apelación que José Luís Gioja interpuso contra esa designación. Pero si el tribunal de alzada ratifica a la primera instancia, nadie sabe qué puede pasar, comenzando por Gustavo Menéndez, el presidente del PJ bonaerense, que no por casualidad se mostró muy activo en el rechazo al fallo de la jueza electoral.

Además de contar con más fondos electorales, controlar el PJ permitiría cerrar la puerta a que esa fuerza forme parte de un mismo frente electoral con el kirchnerismo, algo que de todos modos ya ocurrió en las elecciones pasadas sin necesidad de que una medida judicial que lo imponga. Claro que ahora de lo que se trata para el peronismo es de superar aquella división, por lo que una irrupción de Barrionuevo podría complicar las cosas, sobre todo si contara con algún tipo de respaldo de gobernadores y, de la mano de ellos, del massismo y el randazzismo.

El peronismo provincial, por su parte, podría estar encontrando un principio de ordenamiento tras la debacle de 2015. O eso dicen los que impulsan la candidatura a gobernadora de Verónica Magario, que en las últimas semanas comenzó a tomar vuelo. Eso ocurrió, en parte, porque varios intendentes que en su momento habían insinuado una voluntad de competir la dejan hacer. Entre ellos los “dialoguistas” Martín Insaurralde y, dicen, el propio Menéndez. Para ellos, la urgencia comenzó a ser otra: proteger sus propios territorios en 2019.

Magario minimiza el riesgo de enfrentar a Vidal porque tiene las espaldas cubiertas: el candidato en La Matanza será Fernando Espinoza, el exintendente que, además de aliado político, es su pareja. Espinoza, reconocen en Cambiemos, marcha primero en la encuestas por una luz de 20 puntos, difícilmente descontable. Por eso, Magario tiene libertad de intentar la aventura provincial: si gana será un “batacazo” y, si no, quedará posicionada. En ninguna de esas opciones se contempla la posibilidad de perder su bastión, base de su influencia política. 

Si el repliegue de los intendentes marca en los hechos un acercamiento a Magario y, a través de ella al kirchnerismo, en el plano electoral, en la Legislatura no necesariamente ocurrirá lo mismo. Los alcaldes sellaron un entendimiento con Vidal por todo el año, que incluye el tratamiento del presupuesto 2019, el del año electoral. Como fuere, la confluencia de los intendentes tras la candidatura de Magario marca un principio de cohesión, aunque parcial porque por ahora parece dejar afuera al massismo y al randazzismo.

Por si hiciese falta aclarar que el juego de los intendentes hoy es otro, el diputado Federico Otermín, mano derecha de Insaurralde, presentará en los próximos días un proyecto de ley que despejará dudas. Plantea que en PBA se vote el año próximo con una boleta única papel que abarque todas las categorías, desde presidente a concejales. La idea supone desafíos técnicos notables –compatibilizar los regímenes de votación  nacional y provincial- pero el objetivo político es claro: minimizar el “arrastre” de Vidal hacia las categorías municipales que propicia la boleta sábana.

El oficialismo, que congeló el proyecto de dividir La Matanza y dice no sentirse incómodo con la candidatura de Magario, trabajará –con buenas chances de éxito- para que el proyecto no prospere. Vidal, en lo inmediato, tiene la mirada puesta en otro lado: luego de descartar la idea de un cierre por decreto, el jueves –o viernes- sus negociadores insistirán con los docentes por el lado de la cláusula de revisión, conscientes de que la oferta de 15% terminó de tornarse inviable luego de que el Indec informara la inflación del primer trimestre.

El otro conflicto que preocupa a Vidal es el del Banco Provincia, que no parece encontrar vías de solución. Se desarrolla además en medio de rumores sobre la mirada de la Gobernadora sobre la conducción de la entidad y, también, sobre la integración de su directorio, siempre un tema político de primer orden. En ese plano, parece haber una definición: avanzar –sin apuro- con el nombramiento de 3 de los 5 cargos que deben ser renovados (4 vencidos y uno vacante). Así, el oficialismo, que tiene cuatro sillones contando el del Presidente, preservaría su mayoría y dejaría dos vacantes para negociar en el año electoral. De la Corte y el Tribunal de Cuentas, también con designaciones pendientes, aún nadie arriesga siquiera un esquema. (DIB)

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