Entregarán el “Honor al Mérito Ciudadano” a Cacho Fernández

Será en la sesión del Concejo Deliberante que se llevará a cabo este sábado

Este sábado desde las 11 horas se desarrollará en el ex Centro Clandestino de Detención Monte Peloni una sesión especial del Honorable Concejo Deliberante con motivo de conmemorarse el día de la Memoria.

Este viernes, en la sede del Concejo Deliberante, se realizó la reunión de Labor Parlamentaria donde se formalizó el orden del día.

De esta manera fue confirmado que, a instancias del Frente Renovador, el periodista Osvaldo “Cacho” Fernández recibirá el reconocimiento de “Honor al Mérito Ciudadano”.

Osvaldo “Cacho” Fernández fue detenido ilegalmente durante la última dictadura militar y estuvo alojado en Monte Peloni.

La iniciativa fue promovida por los concejales Marcelo Latorre y Emilio Vitale del Frente Renovador.

 

Su declaración en el Juicio de Monte Peloni

Al momento de declarar en el Juicio de Monte Peloni Osvaldo “Cachito” Fernández tenía la foto de su hermano Jorge Oscar colgando del cuello cuando se sentó ante los jueces -Roberto Falcone, Mario Portela y Néstor Parra-, y contó detalladamente cómo fue arrancado de la casa de los abuelos de su novia, donde dormía. Encapuchado, lo subieron a un camión y junto a otros detenidos fue trasladado a la Brigada de Investigaciones de Las Flores. Allí fue a parar a una habitación, donde lo desnudaron, lo ataron al elástico metálico de una cama y lo picanearon. “Notaba mucho la voz de una persona, era el gran interrogador, el gran inquisidor, la voz cantante”, dijo Fernández. La voz le ordenaba a los gritos que hablara de su militancia y de compañeros.

Según su testimonio, días después lo trasladaron a Monte Peloni. Con las piernas atadas con alambre, debió bajar dos escalones para entrar a una habitación donde lo volvieron a torturar con picana, en una cama de flejes metálicos. Junto a él estaba su hermano Jorge, también esposado a un camastro. Ahí volvió a escuchar esa voz. “Me gritaba si escuchaba y reconocía la voz de mi hermano” –contó-. “Uno llega a ver con los oídos”.

Fernández describió esa voz: “estridente, tiránica. Una persona imperativa, preguntaba con mucha violencia”. Años después, en democracia, volvió a escucharla en un programa de televisión. Un informe mostraba un acto en la Plaza San Martín en la ciudad de Buenos Aires. Un hombre arengaba a favor de la dictadura y discutía con un periodista. Fernández dijo: fue como si se abriera un archivo en su memoria. La voz del gran interrogador tomó cuerpo. Era Walter Grosse.

Los dos sobrevivientes de Monte Peloni coincidieron: los represores tenían tres tipos de guardia: una neutra, en la que los detenidos parecían no existir; otra blanda, con ciertas licencias a los secuestrados; y una durísima, donde reinaba la tortura y el sadismo.

Fernández declaró que los secuestrados reconocían la llegada de la “guardia dura” por el sonido de un auto entrando al monte donde estaba el centro clandestino. Él presume que en el vehículo llevaban el generador eléctrico para usar la picana. Para Fernández, lo llamativo era que junto al sonido del auto y la guardia, también llegaba una voz particular, pero distinta a la del gran interrogador

 

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