“La educación lo que busca es construir un sujeto de derecho”
Analía Umpierrez, coordinadora del Programa de Educación en Contexto de Encierro, comenta los inicios de este programa, las dificultades, y la importancia de la educación pública.
Rodrigo Junger – Agencia Comunica
La vida para una persona que esta privada de su libertad no es para nada fácil bajo ningún punto de vista. La realidad es que muchos de ellos buscan alternativas para poder progresar y formarse para lo que se viene. Los prejuicios son muchos y las dificultades que estos deben atravesar en el día a día complican su vida académica: “la cárcel tiene muchos desafíos para las personas presas, muchas, todo el tiempo se le esta diciendo no estudies porque no vale la pena, hay mucho desaliento dentro del sistema carcelario” sostiene Analía Umpierrez, profesora e investigador de la FACSO.
-¿Cómo surge el programa “Educación en contexto de encierro”? ¿Qué implicancias ha tenido luego de doce años?
-Nació casi de casualidad, porque con la Facultad fuimos a hacer una visita académica con una catedra del profesorado en la que estoy a cargo con estudiantes de la materia pensando la acción como un campo de trabajo para los egresados/as. Cuando llegamos a la unidad 38, lugar donde permanecimos yendo durante un año con los estudiantes, encontramos que había un aula universitaria con alumnos de la Facultad de Derecho, y ahí lo que nos pidieron fue poder adentrar a la Facultad de Ciencias Sociales a hacer alguna oferta académica. En 2008 se hizo la firma de un convenio entre la Facultad y el servicio penitenciario para que la institución ingresara. Al año siguiente con nuevas autoridades en la FACSO y con el convenio en mano empezamos a ver que se podía hacer. Me pidieron que me haga cargo de ese programa y así nació “Educación en contexto de encierro”. Al principio inscribimos a nueve personas en esa unidad y empezamos a pensar como íbamos a trabajar porque en verdad no había ninguna experiencia previa. Lo que teníamos era una pequeña experiencia en la unidad 2 en el año 1996 donde no fue algo lindo por eso nos basamos en eso para que no vuelva a pasar lo mismo. Y así comenzamos, arranque siendo la responsable de las tareas y lo que hicimos fue convocar a un estudiante avanzado para una acción de tutoría, que así fue como se pensó, con un esquema de orientación porque el convenio lo que marca es que los estudiantes son alumnos libres y después lo que se fue pensando fue ir cubriendo las necesidades de cursar una materia como talleres, la verdad es que fue todo sobre la marcha porque era todo novedoso el asunto para nuestra Facultad.
– ¿Cuántos estudiantes hay? ¿Cuál es la oferta? ¿Cuántos graduados hay hasta el momento?
-Lo que tenemos hoy es un grupo de 129 estudiantes matriculados que están distribuidos en la unidad 2, 27 y 38 de Sierra Chica, y en la 52 que es de mujeres. Nosotros tenemos un grupo de carreras que ofrecemos: Licenciatura en Comunicación Social, Licenciatura en Antropología Social y los profesorados. Mayoritariamente los estudiantes son de Comunicación Social. A la fecha no tenemos graduados pero si tenemos estudiantes que han avanzado y han logrado llegar a la mitad de la carrera aproximadamente, aunque en buena medida los que avanzaron se van en libertad, y al vivir, generalmente, en zonas alejadas a Olavarría estos vuelven con sus familias y se pierden, suelen no terminar. El año pasado tuvimos la posibilidad de reingresar a un estudiante que empezó su carrera en la unidad 52 hace varios años y con la modalidad que se instaló con la pandemia pudo retomar, lo cual para nosotros fue una alegría enorme porque siempre está esta duda de cuando salen en libertad y no son de la zona no los podemos retener o acompañar.
– ¿Con que realidades se encuentra uno adentro del programa y que dificultades frecuentes se encuentran?
-Bueno, la primer cosa que a uno le sucede es que la cárcel está llena de imprevistos, es decir se vive en emergencia, todo el tiempo hay novedades. En cualquier momento por ejemplo la persona que venía a rendir un examen la trasladaron entonces las cosas o los proyectos de la persona se caen. Problemas de salud, problemas de castigo que en general eso no está sucediendo, pero es un tema porque lo aíslan en una celda de castigo y no asisten a clase. La cárcel tiene muchos desafíos para las personas presas, muchos, todo el tiempo se le esta diciendo “no estudies porque no vale la pena”, hay mucho desaliento. También temas de indocumentación, no tener el DNI, no conseguir el certificado del secundario, aunque lo hayan hecho. Esas dificultades no nos permiten matricularlo, por lo tanto, no pueden ser alumnos regulares.
– ¿Y con respecto a la universidad? ¿Existe un sistema acorde?
-La universidad en sí es el otro tema, esta no está preparada para recibir estas novedades, se supone que los alumnos presentan la planilla, la documentación y listo, entonces no está previsto que tengamos estos problemas. Un poco eso, hay una cantidad de normativas que no contempla a la persona privada de su libertad. Entonces siempre estamos tratando de ver y pensar, porque las universidades no nacieron para este destino, pero sin embargo hay que cumplir el derecho educativo, por lo tanto hay que ampliar el derecho a la universidad y hay que trabajar para cambiar esas condiciones que no estaban previstas, lo que no quiere decir que no se pueda.
-¿Qué le aporta la educación universitaria a alguien que está privado de su libertad?
-Lo que hace es abrir un mundo que es impensado para la persona detenida. En general, quienes estudian son personas que en la calle no hubieran estudiado porque no han tenido la posibilidad de hacerlo. Llegan a la cárcel y ahí de pronto pueden terminar un nivel primario, secundario y estudiar una carrera universitaria. Lo que marca muchísimo es que empiezan a leer el mundo. Yo lo que siento con las carreras de Ciencias Sociales es que empiezan a comprender las cuestiones. Por ejemplo, con las que se encontraron para estar ahí. Les permite construir, apropiarse de un vocabulario diferente, de una lectura, poder entender que se les está diciendo, pero sobre todo revisar y construir una perspectiva ciudadana que no tendrían de otro modo. La universidad lo que te ofrece es un canal para encontrar el diálogo, la oportunidad de resolver conflictos de manera no violenta, de dialogar con la familia, acompañar procesos educativos. Reconstruirse como ser humano desde otro lugar.
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