Las carreras de perros, a un paso de ser prohibidas

Galgo
Desde hace unos años las organizaciones protectoras denuncian que en el país se realizan un sinfín de carreras clandestinas donde las apuestas fuertes y las drogas en los animales son las protagonistas. Un proyecto de Ley, con media sanción en el Senado, impulsa su prohibición a nivel nacional. La petición para acabar con ellas superó las 300.000 firmas y ahora todo queda en mano de los diputados.  Suma tu firma en la plataforma Change.org

El primer presagio de carrera de galgos se registra en Gales, en 1876, pero no prosperó. Fue en 1920, con su arribo a los Estados Unidos, que comenzó a considerarse a esa actividad como un «deporte», pese a la distancia que mantiene con el espíritu de competencia propio de un deporte real y practicado por personas deportistas. Casi 100 años después se continúan disputando con un particular agregado: violar la ley de Protección Animal argentina (acusación que sus aficionados rechazan) y en el marco de carreras completamente ilegales y con apuestas que mueven un negocio millonario.

Todo eso con un terrible agregado: las drogas, el maltrato que padecen en la vida cotidiana, el destino al que se los condena al perder y las venganzas que imponen sobre los galgos que representaron para sus dueños sólo pérdidas. «Cuanto mayor es el negocio, mayor es también la crueldad y menor el respeto hacia la vida animal, por eso llegó el momento de dar batalla a esta industria cruel», señalan desde Proyecto Galgo una de las organizaciones que están al frente de la lucha por los derechos de estos perros.

Fueron esos proteccionistas quienes revelaron los más oscuros secretos que esas competencias escondían: muchos perros eran severamente castigados, torturados y hasta asesinados por perder una carrera. A ello se sumó saber que a los corredores se les inyectaba distintas drogas para potenciar su rendimiento y modificar la masa muscular. Esa verdad llegó a la luz por las publicaciones de los propios «galgueros» que hasta presumían por martirizar a los perros. Esa sumatoria de cosas impulsó a un grupo de personas a accionar en contra y pedir que no se la reglamente como actividad para que deje de existir. Las respuestas en contra a ese pedido fueron inmediatas y las amenazas a los manifestantes no tardaron. ¿El motivo? Las carreras de galgos mueven mucho dinero por las apuestas ilegales y pese a que haya personas que ostentan esa actividad como el único ingreso, la violación del artículo 2 (califica como ‘maltrato’ la estimulación de los animales mediante drogas para aumentar su rendimiento) de la Ley 14.346 de «Protección a los animales contra actos de crueldad y malos tratos», es clara.

El repudio social tampoco se hizo esperar y se inició una campaña mediante la plataforma Change.org para juntar firmar para prohibir esas carreras en todo el país (hasta el momento esa iniciativa superó las 300 mil firmasClick aquí si desea firmar). 

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