Lesa Humanidad: Nuevos testimonios complican a Alejandro Duret en la Mega Causa Azul, Tandil y Olavarría


Durante la jornada del viernes 12 de abril, Félix Tulián Villegas declaró desde España vía Zoom y señaló a su captor en la pantalla, diciendo «es ese». Pudo reconocerlo y, frente a la insistencia del abogado defensor, afirmó con seguridad: «Duret es Duret». Durante el operativo en el cual fue detenido, su esposa pudo reconocer a Alejandro Duret. Además, fue Duret quien le advirtió con mofa y malicia lo que le iba a suceder: Tulián Villegas fue torturado durante más de tres días consecutivos, fue fotografiado y revisado por un médico. Luego lo trasladaron a la cárcel de Azul, donde llegó muy deteriorado, señalando que tenía el cuerpo plagado de marcas y moretones, ya que para continuar con el choque eléctrico lo sacaban a los pies del estado de tensión en el que quedaba el cuerpo. 

Él era militante del partido peronista. En la cárcel eran todos peronistas. Señaló que su detención en la cárcel de Sierra Chica fue lo peor, estaban encerrados, parados todo el día y podían perder el recreo por cualquier situación. La tortura psicológica y física, como por ejemplo las duchas frías de agua en pleno invierno, era incesante, hasta que finalmente, en febrero de 1979, fue llevado a la Coordinación Federal en Buenos Aires, donde se le ofreció la libertad a cambio de ser destinado al exilio como preso político. La reciente España post franquista no fue un destino fácil. 

En esta audiencia número 54, también declaro Margarita Antonia Villolla, esposa de Juan Ratti, quien fuera diputado provincial en el año 1976 y víctima de la última dictadura cívico-militar. También sus hijos, Juan Alberto Ratti y María Alejandra Ratti declararon para dar cuenta de la detención ilegal de su padre y los hechos que afectaron a todes ellos. A pesar de la poca disposición a dar detalles, fue notable el efecto que estos tuvieron sobre la familia en términos psicológicos.

Audiencia N.º 55

Mientras que durante la audiencia número 55, que se llevó a cabo el viernes 19 de abril, dieron testimonio Candido Pedro Alonso y Gustavo Sobrero, ambos militantes de la juventud peronista de la ciudad de Lobos, que fueron detenidos en marzo de 1976 y liberados en junio del mismo año, junto con Bernardo Delfino, quien no pudo declarar en esta jornada por estar internado. 

Alonso relató que trabajaba en el Banco Nación cuando fue convocado por la policía de Lobos y quedó detenido, luego fue trasladado a la cárcel de Azul junto con Sobrero y Delfino, siendo finalmente liberado el 10 de junio. Alonso señaló que la cárcel era vivible gracias a los presos comunes. 15 días después la familia supo dónde estaba. Lo más grave, para él, fue la consecuencia moral al ser apresado  «sin haber hecho nada”. 

Luego declaró Gustavo Sobrero, quien había sido detenido antes, en la tarde del 24 de marzo del ’76, mientras tomaba un café, pasó un jeep del ejército y se lo llevaron a la comisaría. Lo liberaron el domingo 28, pero menos de 24 horas después, el lunes 29 a las 7:30 de la mañana, lo pasaron a buscar y se lo llevaron preso nuevamente. Esta vez terminaría más de 70 días detenido en la cárcel de Azul, compartió la celda con Arturo Ibarra, de la ciudad de Azul, cuyo caso también compone esta causa. 

Sobrero había sido docente de Educación Física, su padre era el intendente de Lobos al momento del golpe militar y  fue reemplazado por un militar al cual Alejandro Duret acompañaba como segundo al mando del lugar. Sus familiares estuvieron 15 ó 20 días sin saber de él, lo dejaron cesante en su trabajo por telegrama y lo que más le dolió fue cuando se decía «algo habrán hecho»; gente que lo conocía de toda la vida, entonces decidió dejar la profesión. Lo más terrible de su detención fue la sensación de incertidumbre.

Por: Soledad Restivo – Agencia Comunica/FACSO-UNICEN

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