Panorama político bonaerense: Vidal puso en revisión certezas esenciales
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(Por Andrés Lavaselli, de la agencia DIB).-
La irrupción del peronista Miguel Ángel Pichetto como candidato a vicepresidente de Mauricio Macri insufló vitalidad política al oficialismo, pero no termina de resolver el problema electoral de María Eugenia Vidal. Por eso, a una semana de la presentación de las listas, la gobernadora se sumerge en una reevaluación de la estrategia que incluye la posibilidad abrir su propia fórmula, en busca de un golpe de efecto similar al que su espacio acaba de dar a nivel nacional.
Cuando le comunicaron que lo de Pichetto estaba hecho, Vidal se alegró. Es que ella misma forma parte -junto a Rodríguez Larreta y Monzó- del sector de Cambiemos que había impulsado una apertura al peronismo para ampliar la base de sustentación política. Que finalmente se haya avanzado es para ella es menos una victoria interna que un paso para modificar una trayectoria electoral que avizoraba compleja para Macri, a quien ahora juzga mejor pertrechado para un balotaje e incluso para octubre, si todo se «hiperpolariza».
La pelea «propia», de todos modos, sigue haciendo fruncir el ceño al equipo de Vidal. Allí, prima la idea de que es arriesgado confiar solo en el «efecto Pichetto» para eliminar el riesgo de derrota que Macri le impone a la gobernadora. Estiman que el senador puede hacer subir unos puntos al Presidente, que además se beneficiará de la calma cambiaria que el desembarco del peronista contribuyó prolongar. Pero creen que hace falta algo más, por un motivo sencillo: Vidal necesita tener más votos que Macri para ganar. Eso, dicen, no cambió por ahora.
Hasta ahora, en La Plata imaginaron dos recetas para resolver el intríngulis, en ambos casos negadas por la Casa Rosada para no exponer a Macri: el desdoblamiento de la elección, descartado a principios de año y las listas colectoras, un camino que se cerró el lunes. Ese mismo día comenzó a evaluarse una tercera jugada: reemplazar al radical Daniel Salvador por una figura más «taquillera», del peronismo. Es una opción en espejo con la nacional, impulsada bajo la misma lógica: producir un evento inesperado que por sí solo cambie expectativas.
El contexto suministra, tal vez, una excusa extra para avanzar. La incorporación de Pichetto transformó a la presidencia de Diputados como un objetivo compensatorio para Gerardo Morales y Alfredo Cornejo. Vidal, que confiaba en sentar allí a Cristian Ritondo, se sentiría liberada para avanzar contra Salvador si no lo logra, más allá de que estima y reconoce la lealtad de su vice. No está claro cómo terminará esa negociación, pero casi nadie cree en el jujeño o el mendocino tengan mucho interés en romper lanzas en resguardo del sillón bonaerense.
Hay que tener en cuenta que el reemplazo en un expediente complejo, que solo se reconocerá si prospera. Por ahora, falta un insumo clave: el nombre correcto del peronista que acepte. Se barajaron al menos dos, pero tienen más contraindicaciones que otra cosa. Mientras, Vidal modifica otras certezas: ya no estarán prohibidas las internas locales, que se llevarán adelante donde no gobierne el oficialismo. La idea no es solo contener fugas, sino mejorar tracción «hacia arriba». Los casos de La Matanza, Mar del Plata o La Plata puede resultar clave.
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Tal como se contó acá, el significado de las PASO ha mutado para el oficialismo. Ya no son una instancia «perdible» que serviría para ordenar el voto útil, porque el peligro pasó a ser que la distancia se estira hasta generar la sensación de que es indescontable. Esa certeza, ahora, convive con otra: con el voto de Axel Kicillof estabilizado y alto (igual que la fórmula FF), entre agosto y octubre Vidal «trabajará» sobre la oferta bonaerense de Roberto Lavagna, quien tentó a Graciela Camaño y a Margarita Stolbizer.
No está claro, para nada, que la presencia Camaño en la cancha beneficie a Vidal ni que la de Stolbizer la perjudique. Y es muy probable que ninguna de las dos sea candidata a Gobernadora, porque ambas preferirían no serlo. Esa es una incerteza relevante que persiste. La relación entre Kicillof y los intendentes del Conurbano es otra: a dos semanas de lanzada su fórmula, aún no aparecieron juntos. Nadie cree seriamente, sin embargo, que concreten un apoyo subterráneo al rival del Exministro. (DIB) AL
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