Recolección de orina: un negocio que mueve millones pero no se sabe con exactitud para qué

Desde vacunas, tratamientos de fertilización, hasta productos de belleza.


Un negocio millonario que hace rato esta instaurado en el país y que implica a cerca de 200 mil mujeres menopáusicas, las cuales donan su orina a cambió “obsequios gentilezas” que en su mayoría, son  artículos de bazar. “Ocho litros diarios en promedio aportan cientos de mujeres de la provincia de Buenos Aires a la compañía de recolección de orina, pero nadie sabe con exactitud para qué es. 

Un diario capitalino investigó el tema en el 2014, y señaló en una nota:

“Me comentaron que esto era para las mamás que no pueden tener bebés, pero después no me dieron más explicaciones. Lo único que me dijeron es que avise si tomaba medicamentos”, comentó una vecina del barrio de Merlo.  

A su vez, los recolectores tampoco saben mucho sobre el destino de los bidones que juntan de la puerta de las casas de lunes a sábados. “Juntamos la orina para un laboratorio que dicen que hacen vacunas. Las señoras reciben cositas para la casa, una vez por mes se lo dan. Yo levanto, llevo los regalos y nada más. Llego, cargo los bidones, dejo los vacios y listo. Pasamos tres veces por semana. Por día juntamos de 1.000 a 1.200”, explicó un trabajador.  

Las mujeres que donan su orina reciben a cambio una serie de “estimulantes” mensuales, que sirven como incentivo a cambio de la entrega de los bidones. Rayadores, tuppers, pinzas, jarros, paneras son algunos de los “regalos” que todos los meses reciben estas mujeres.  

En el proceso de recolección hay varios puntos oscuros. A los contratistas se le pagan por cantidad de orina recolectada, lo que hace que muchas veces éstos la rebajen con agua. 

“Quienes comercializaran con la orina deben estar relacionadas con el arte de curar, por lo que este negocio sería ilegal. Nadie contempla lo que está sucediendo porque dicen que es para un bien benéfico”, comentó la abogada Rita Chaperon.

Por otro lado, según relató la obstetra del Centro de Salud de Villa Libertad, Biviana Escobar (MP 3143), de la orina de mujeres menopáusicas se obtiene ácido úrico, componente muy útil para realizar cosméticos y cremas de belleza que los laboratorios comercializan a costos altísimos. La realidad es que las donantes son siempre mujeres humildes que no saben lo que se hace con su donación. Desconocen que a partir de ellas hay un negocio del que los laboratorios ganan millones de dólares.

Las donantes no reciben ningún pago. A cambio, una vez al mes, el laboratorio les envía un obsequio, que puede ser una jarra de vidrio, una hielera, una frutera, recipientes plásticos, repasa-dores o, como el mes último, una bandeja de madera para pintar, según comprobó durante un extenso recorrido por casas de donantes en Bernal, Long Champs, Quilmes, José León Suárez, Lomas de Zamora, Adrogué y Temperley, entre otras localidades. 

“La orina no se paga. No tiene un precio porque no es un bien que esté en el mercado. La ley prohíbe la comercialización de partes y materias del cuerpo humano”, explica María Luisa Salinas, gerente de Promoción de Biomás. Fuentes de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) confirmaron que el laboratorio realiza una actividad legal y certificada, que recibe controles de organizaciones internacionales. Y que la orina no puede comercializarse.

Pero, y entonces… ¿por qué las mujeres se toman el trabajo de juntarla? Las donantes, en su mayoría tienen más 60 años, pertenecen a la clase media bonaerense, son jubiladas o viven solas y tienen un jardín delante de su casa, donde dejan el bidón. La estrategia más convincente que usan las promotoras para convertirlas en donantes es hacerles ver que ellas dan su orina “para ayudar a las mujeres que no pueden tener chicos”.

Los comentarios están cerrados.