Tandil: Denuncian que una mujer fue instigada al suicidio por su expareja

Había antecedentes de violencia.


La familia de Micaela Alba, joven madre de tres hijos que se suicidó el jueves en Tandil, radicó una denuncia para que se investigue su muerte ya que aseguraron que fue instigada por su expareja, contra quien había varias denuncias por violencia de género y hostigamiento.

En ese sentido, los allegados de la víctima consideran que se trató de un femicidio encubierto.

A partir de esta denuncia y de los posteos que se viralizaron en las redes, la fiscalía temática en violencia de género investigará si se cometió el delito de instigación al suicidio.

El mismo día en que murió, Micaela Alba realizó un posteo muy significativo en su Facebook donde expone su desesperación por la situación de violencia que estaba viviendo y la falta de respuestas de la Justicia.

Allí expresaba que “comparto esto, porque es necesario que se haga justicia. En la Comisaría de la Mujer (después de tres denuncias por violencia intrafamiliar, acoso y hostigamiento) encogiéndose de hombros me dijeron que no podían hacer nada al respecto. Que la causa por no tener agravantes (como un arma por ejemplo) quedan archivadas”.

Y agregaba que “este señor, con el cual fuimos pareja y convivimos, habíamos decidido separarnos porque él desconfiaba de mí. Siempre lo hizo, era enfermo de celos y yo una tonta (compadeciente de sus rollos) toleraba sus acusaciones porque conocía su dolorosa historia. Un día decidió hackear mis cuentas con un programa que desconozco y reviso toda mi privacidad e incluso (como verán en las fotos) modificó mis datos”.

“Una noche me esperó en su casa, con una máscara y a los gritos me amenazó con una zanahoria. Me torturo toda la noche, diciéndome las atrocidades más hirientes que se le puede decir a una mujer. Me empujó, me ahorcó, me escupió y me arrastró hasta la puerta. Me incitaba al suicidio constantemente porque sabía que yo sufría de depresión y me hacía sentir culpable por algo que no había hecho. Por suerte por la mañana y ya agotada y en shock pudo rescatarme mi familia mientras él tiraba todas mis cosas afuera (y la de mis hijos)”, manifestó.

A su vez, señaló que “luego de ese episodio este señor se encargó de acosarme vía mail, mensajes, WhatsApp a mi hijo mayor, mandándome gillettes (para que me suicide) y profilácticos usados. Así estuvimos 3 meses. No había un solo día que no recibiera agresiones, fuertes, hirientes, denigrantes y violentas hacia mi persona”.

“En un momento (ya sabiendo que la policía no iba a hacer nada) le planteé un pacto de paz. Pero no alcanzó, es tal su odio que hasta la última de sus palabras mató mi dignidad. Aún me sigue acusando de haberlo estafado con plata que le devolví (que por supuesto ahí están los comprobantes de pago)”, afirmó.

Y agregó que esa persona “continúa su vida como si nada hubiera pasado. Con sus amigos palmándole la espalda, trabajando normalmente (en una empresa de alarmas, y en una escuela de arte como docente, la que está en 9 de julio y Maipú con una causa penal) o sea, vos sos un criminal pero no pasa nada . Todo está bien. Y yo aquí. Devastada y retorcida del asco de la impunidad patriarcal. Si algo podemos hacer entre todos, es aislar a estos violentos, con escraches punitivistas ya que, la justicia no hace nada”.

Micaela Alba tenía 37 años y tres hijos, uno de 16 y mellizos de 10 años. “Sus hijos la mantenían con vida porque ella tenía una depresión muy fuerte, y él fue quien hizo que terminara de caer en esto”, declaró la hermana de la mujer al Diario El Eco de Tandil.

“Ella vivía con él y tuvieron una pelea fuerte. Él la echó de la casa, le pegó, y fui yo la primera que entré, la pudimos sacar de ahí. Pero ahí ella entró en una depresión muy grande, estuvo internada en la Clínica de la Comunidad, tenemos mucho enojo porque estuvo internada un mes y la dejaron ir, no fue ayuda para ella”, relató su hermana.

Si bien había una restricción de acercamiento vigente, consideró que “no servía, como pasa en todos los casos”.

A partir de la conmovedora noticia del deceso y las repercusiones en las redes sociales que daban cuenta precisamente de lo que Micaela había padecido con su expareja, se confirmó que hubo intervención judicial y ahora, a partir de los testimonios ventilados se abrirá una pesquisa para determinar si cabe la figura delictiva de “instigación al suicidio”.

Una IPP de noviembre de 2020, con despachos realizados en enero de 2020 para que la comisaría de la Mujer le tomara declaración a Micaela y eventuales testigos porque lo que hasta ahí constaba en la justicia penal era una denuncia de ella en la que plantea que el denunciado violaba la restricción perimetral dictada por el Juzgado de Familia 1.

Por lo que consta en la instrucción, concretamente el acusado incumplió con la restricción (a través de mensajes y comunicaciones informáticas -vía internet-). A partir de allí la fiscalía aguardaba por el testimonio de Micaela para corroborar cómo había sido el modo en el que se había violado la orden restricción de acercamiento.

A propósito de las denuncias previas, desde la sede judicial penal se confirmó que no se contaba con ninguna denuncia anterior de amenazas u otro tipo de delito de dicha naturaleza, con lo cual lo que hasta aquí consta en la historia procesal del caso es una violación al artículo 1 de la ley contra la violencia a la mujer, que alude a que cuando hay situaciones violentas contra las mujeres pero no configuran delito (amenaza, lesiones), se da intervención al Juzgado de Familia, desde donde se dispuso una restricción de acercamiento por cualquier medio. El señalado habría violado dicha restricción y esa es la única denuncia penal de Micaela que consta en fiscalía por desobediencia.

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