1968.La última chance que tuvimos

Opinión / Carlos Verucchi / En Línea Noticias (Twitter: @carlos_verucchi)
Tal vez haya sido la muerte del Che lo que desató esa locura. Se dio todo junto, en el mismo año, fue posiblemente la última vez que los dueños del mundo tuvieron miedo.
Enero empezó con una contraofensiva del Viet Cong que se convirtió en punto de inflexión para la guerra de Vietnam, los Estados Unidos perderían por primera vez una guerra. En mayo, los estudiantes franceses salieron a la calle, se le sumaron los trabajadores y convirtieron las calles de París en una especie de remake de la Revolución Francesa. Y así podríamos seguir por un buen rato, en México se replicó la rebelión del Mayo Francés, en Argentina, más precisamente en Córdoba, se produjo un levantamiento obrero y estudiantil que le bajaría para siempre el copete a Onganía.
Pero los levantamientos no serían sólo dentro del espacio capitalista, en Praga, los estudiantes checoslovacos desafiaron ni más ni menos que al Kremlin y por un momento pareció que los planetas se alinearían para dejar atrás ese mundo que Discépolo definió como “una porquería”.
En nuestro país, aquel año, Sudamericana publicó “Los galgos”, de Sara Gallardo, una novela emblemática que se convertiría en un clásico de nuestra literatura y, a partir de ella, las mujeres empezarían a ganarse un lugar en un terreno que hasta ese momento había sido casi exclusivo de los hombres.
San Lorenzo y Vélez Sarsfield se quedaron con los torneos de fútbol metropolitano y nacional. Nicolino Lochhe se consagró campeón mundial en la categoría peso superligero ante Takeshi Fuji el 12 de diciembre en Tokio. Angelito Labruna inició su segundo ciclo como técnico de River que pasaría una vez sin pena ni gloría. Unos años después, sin embargo, tendría su revancha.
Un morocho pintón se plantó un día frente al micrófono y con movimientos sensuales y mirada libidinosa empezó a entonar “… tus labios de rubí, de rojo carmesí…”, y construyó uno de los tantos mitos argentinos.
Lo otro, lo de cambiar el mundo, al final fue pura ilusión, claro. Los tanques rusos llegaron a Praga y reestablecieron el orden, a Danny el rojo, con el tiempo, lo fueron domesticando, el Cordobazo apenas si alcanzó para sacar de circulación a Onganía y darle lugar a Lanusse. En Tlatelolco, la insurrección estudiantil terminó con cientos de muertos y los norteamericanos, con el tiempo supieron disimular la deshonra de Vietnam.
De todos modos, pareció que por un momento todo se podía, los norteamericanos no eran el nuevo Imperio Romano, dentro del comunismo se podía avanzar hacia un socialismo democrático sin perder igualdad, los oficiales de la caballería del ejército volverían a los cuarteles a jugar al polo, y la imaginación se quedaría en el poder para siempre.
Fue un sueño que no viví, estaba ocupado en tomar la teta, pero quedó una especie de nostalgia, la sensación que, por un momento, al menos, tuvieron miedo.