Del desastre natural al conocimiento: cómo la FIO transforma la gestión hídrica en la región

Hace 45 años Olavarría dejó una marca imborrable en la memoria colectiva de la ciudad, mientras que hace apenas dos meses, Bahía Blanca enfrentó su propia tragedia hídrica. Estos eventos resaltan la urgente necesidad de contar con herramientas de prevención y gestión del riesgo.
En este contexto, docentes e investigadores de la Facultad de Ingeniería (FIO) analizan en un video el comportamiento del arroyo Tapalqué, aportando conocimientos clave para la toma de decisiones. Y así lo plantean en un video institucional, disponible en redes sociales, donde especialistas explican cómo la investigación hidráulica impacta directamente en la protección del territorio y la gestión hídrica.
Desde el área de Hidráulica y Vías de Comunicación del Departamento de Ingeniería Civil, la FIO ha desarrollado un abordaje sistemático para el monitoreo del arroyo Tapalqué. Simulaciones avanzadas, modelos predictivos y sistemas de información hidrológica permiten mejorar la comprensión de los ciclos de crecida y mitigar sus efectos. Este trabajo interdisciplinario refuerza el compromiso de la Facultad con la comunidad, aportando soluciones concretas frente a la amenaza de nuevas inundaciones.
La reciente emergencia en Bahía Blanca demostró la importancia de contar con información precisa y herramientas de monitoreo en tiempo real.
Gracias a décadas de investigación, la FIO ha construido un conocimiento valioso que permite gestionar el riesgo hídrico con mayor eficiencia. La experiencia de Olavarría en 1980 no solo marcó un antes y un después en la ciudad, sino que también impulsó el desarrollo de estrategias de prevención que hoy son fundamentales.
El video institucional reúne testimonios de docentes e investigadores que trabajan en el área, destacando el impacto social y ambiental de estos estudios.
A través de la producción de conocimiento y la innovación tecnológica, la FIO se consolida como un referente en la gestión hídrica, contribuyendo al desarrollo de políticas públicas que protejan a la comunidad y optimicen la respuesta ante eventos climáticos extremos.