El período democrático más extenso de la historia de nuestro país

*Por Belén Vergel

Se cumplen 42 años del 30 de octubre de 1983, fecha en la que Argentina volvía a vivir en democracia. Este 2025 plantea desafíos y una necesidad inclaudicable de cuidarla y fortalecerla.

Fue muy alto el precio que tuvimos que pagar para comprender la importancia de la vida en democracia, de poder ser libres de elegir, sentir y pensar. Ese octubre de 1983 se presentaba como una nueva oportunidad luego de años profundamente oscuros, sabiendo que el trabajo sería arduo, pero con el convencimiento social de que no se podía vivir más bajo el yugo de la dictadura.

En ese escenario se presentaban dos alternativas completamente contrapuestas frente a lo que debía enfrentarse el proceso de la recuperación democrática, porque como decía acertadamente uno de los slogans de campaña de la fórmula Alfonsín – Martínez “más que una salida electoral es una entrada a la vida”. Esto era lo que representaban las elecciones de ese año.

Por ello, el pueblo argentino se volcó a las urnas fervorosamente dando un mensaje claro de la necesidad de participar e involucrarse. Más del 85% del electorado emitió su voto aquel domingo histórico que culminó con un contundente triunfo del candidato radical.

Por el contrario, en las antípodas podemos poner lo sucedido el domingo pasado, con unas elecciones en donde la participación estuvo lejos de alcanzar el 70%, convirtiéndose en la participación más baja desde la recuperación democrática y dejando en claro la apatía y la decepción que vive nuestra sociedad con la representación política. En tiempos donde florecen y crecen expresiones que atacan y debilitan las instituciones democráticas, con dirigentes alejados de las necesidades de sus conciudadanos y preocupados únicamente por obtener beneficios personales y ventajas políticas.

Esta situación no es sorpresiva y debería llamarnos a la reflexión. Cuidar y defender la democracia es responsabilidad de todos, de los dirigentes y también de los ciudadanos. Debemos exigir una mejor representación, participando, insistiendo en la necesidad de fortalecer la democracia con representantes que estén a la altura, preparados y dedicados a trabajar por el bien común. Donde la honestidad y transparencia no sea la excepción sino la regla, donde asumir una responsabilidad tan grande como lo es ser representante del pueblo sea para servir y no para servirse.

Es momento de retomar el camino, de poner puntos de acuerdo fundamentales como sociedad para que aquello que parecía realizable en el renacer democrático del 83 no sea la utopía que parece ser hoy. De esa manera, con la participación de una sociedad comprometida, tendremos la representación que nos merecemos, con discusiones y debates que atiendan nuestras demandas. Estamos a tiempo, no permitamos que nos siga ganando la desesperanza.

*Presidente de la Unión Cívica Radical de Olavarría

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