Tragedia Vial en La Madrid: El conductor del micro aseguró que no conocía la ruta


El último domingo un colectivo de la empresa Vía Tac que partió desde Caleta Olivia con destino a La Plata volcó en el cruce de las rutas provinciales 51 y 76, en cercanías de General La Madrid. El siniestro dejó un saldo fatal murieron cinco personas y hubo 25 pasajeros resultaron heridos de gravedad. El conductor del micro aseguró que no conocía la ruta.

“No me quedé dormido, iba siguiendo el GPS”, expresó Pereyra ante la ayudante fiscal Belén Colantonio. Según explicó, había tomado el volante apenas unas horas antes del accidente y reconoció que era la primera vez que conducía por ese trayecto, lo que podría dar lugar a un error humano.

Por el momento, Daniel Alejandro Pereyra permanece aprehendido en la Comisaría Comunal de La Madrid, mientras la Justicia continúa reuniendo pruebas. La causa fue caratulada como “homicidio culposo agravado por el número de víctimas”.

Asimismo, afirmaron que vecinos y sobrevivientes coincidieron en que el micro “casi pasa de largo” al llegar a la rotonda, lo que alimenta la hipótesis de una maniobra tardía o errónea.

La palabra de los pasajeros

Diego, uno de los afectados, viajaba solo en el colectivo accidentado y contó su testimonio a los colegas de Diario Río Negro. Iba desde San Antonio Oeste rumbo a Buenos Aires para ver a sus hijos, es padre de Tomás Porra, futbolista de Barracas Central, equipo que este domingo enfrentaba a Boca Juniors.

El viaje comenzó mal desde el primer momento. «El cole era de un piso y en mal estado, no estaba en condiciones de hacer un viaje tan largo», contó. Según dijo, la empresa había vendido pasajes con servicio cama, pero el colectivo era todo semicama.

Apenas lo abordó en San Antonio Oeste, notó que la situación era irregular: «No me dieron ticket por la valija y cuando pregunté por el asiento, me dijeron que me sentara donde encontrara lugar. Me dijeron que en Bahía Blanca haríamos transbordo». Finalmente, ese cambio de unidad no se concretó. Solo cambiaron los choferes.

«Uno de ellos subió con mala actitud, diciendo que no se iba a cambiar de micro, que íbamos a parar solo cinco minutos o no llegábamos más. Hablaba mal y muy enojado, eso me sorprendió», agregó.

Diego viajaba en el medio del colectivo, acostado sobre dos asientos. «Apoyé la cabeza contra la ventanilla. Empecé a escuchar gritos, me senté rápido, y cuando el conductor pegó el volantazo ya estábamos por volcar. Me paré y me agarré fuerte. Quedé golpeado en la espalda y la nuca, pero logré mantenerme de pie».

Lo que siguió fue el caos: «Empezaron los llantos, los gritos… de todo. Me quedé dos minutos quieto y después empecé a ayudar a una abuela que tenía problemas para respirar. Le hablé, la tapé. Tenía dolor de cintura y de un brazo. Me pidió su mochila, porque ahí tenía su puff —el aparatito para respirar— y su celular. Le dije que no me iba a mover de su lado hasta que llegara la ambulancia.»

Cuando llegaron los bomberos, Diego se acercó a una de las bomberas y le explicó que la señora necesitaba su mochila con sus pertenencias. Luego fueron trasladados al hospital de General La Madrid.

«Casi todos fuimos ahí, salvo cuatro personas que fueron a otro lado. La atención fue muy buena. Cerca de las 11 llegó gente de la municipalidad, y nos llevaron a los que ya teníamos el alta a un polideportivo. Nos atendieron excelente, nos dieron algo calentito para tomar y después nos sirvieron comida», contó.

«Volcamos en una especie de zanjón con agua. Estaba muy frío», dijo sobre el lugar del accidente.

«Me duele todo, pero estoy vivo», añadió.

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