Transformar los números

Con un fuerte compromiso, mujeres de la ingeniería visibilizan cuestiones de género en la ciencia y la tecnología.


A principios de esta semana se dieron a conocer las personas galardonadas con los premios Nobel. En Física fueron reconocidos Roger Penrose, Reinhard Genzel y la astrónoma estadounidense Andrea Ghez, la cuarta mujer en recibir este galardón, en más de un siglo. Los números no mienten, las trayectorias y reconocimientos de las mujeres en ámbitos científicos y tecnológicos son, en muchos sentidos, desiguales a los de sus pares masculinos, pero eso está cambiando.

Las ingenieras docentes María Peralta y Silvia García, son representantes de la Facultad de Ingeniería de la UNICEN en la Cátedra Abierta Latinoamericana “Matilda y las mujeres en ingeniería”, que nuclea a universidades latinoamericanas con el objetivo de discutir, visibilizar e incentivar la participación femenina en ámbitos tecnológicos estratégicos. Si bien la cátedra y sus comités se constituyeron hace poco más de tres meses, los encuentros virtuales han servido para dar un panorama general de la situación, que en el caso de la Facultad local presenta un estado de situación que sorprende positivamente.

Como parte del comité de Educación de la Cátedra, Peralta y García participaron de la organización de un conversatorio con referentes de distintos sectores, para abordar la participación de mujeres vinculadas a la ingeniería en los ámbitos científicos, productivos, de gestión e innovación de empresas e instituciones. Justamente la actividad se denominó “Los números no mienten”, ya que las estadísticas reflejan una brecha ante la cual trabajar.


A paso firme


“Matilda y las mujeres en ingeniería” es una iniciativa reciente, impulsada por el Consejo Federal de Decanos de Ingeniería (CONFEDI) junto a Asociación Colombiana de Facultades de Ingeniería (ACOFI), y la Multi-Conferencia Internacional del Latin American and Caribbean Consortium of Engineering Institutions (LACCEI). Quien además es vicedecana de la FIO, celebró la constitución de este espacio, y señaló que la institución local hace ya varios años que realiza intervenciones para abordar el tema. “Tenemos una trayectoria en el tratamiento de la igualdad de género, la proyección de la mujer en la carrera. En el último tiempo, con motivo del Protocolo de Actuación que la Universidad comenzó a trabajar en el año 2015 hicimos talleres e institucionalizamos actividades de reflexión para los 8 de marzo”, indicó Maria Peralta. La ingeniera civil destacó también que cuando desde el CONFEDI se invitó a presentar estadísticas y datos por género, logró recopilar mucha información que pudo poner en valor.


Hay cinco comités de trabajo: vocación, ejercicio profesional, mentorías, comunicación y educación. Este último es el que las docentes de la FIO integran, junto a otras 26 personas del resto del país, Colombia, México, Chile y Bolivia que provienen de la ingeniería o de otros campos profesionales con inserción en el mundo académico de esta profesión. “Personalmente me impacta la excelente dinámica que hemos podido desarrollar a la lejanía. Hay un aspecto colaborativo y de discusión muy importante”, resaltó Silvia García.


“Es poco el tiempo y muy profundo lo que se ha logrado hacer en estos meses, inclusive la participación de la FIO tiene un peso muy relevante cada vez que pone su voz porque hemos podido ver que tenemos un camino que no es muy común en Latinoamérica,. Cuando nos invitaron a mostrar avances en este sentido, de las 26 universidades, solo dos presentaron algo y una de ellas fue la FIO”, contó la ingeniera. “Si bien la participación de mujeres en algunas carreras a veces es menor, y a veces mayor, cuando se lo contrasta con otros números latinoamericanos, hay una diferencia asombrosa de lo que se vive en otras facultades”, aseguró García.


Percepciones


Cuando se trata de ahondar sobre las razones por las cuales existe una brecha de género en la participación femenina de las carreras científico tecnológicas y la Facultad de Ingeniería indaga entre sus estadísticas, se encuentra con (en algunos casos) paridad, o hasta mayor matrícula de mujeres estudiantes, docentes e investigadoras. “En mi caso, yo me inserté en un grupo donde las mujeres eramos si no más, el mismo número que los hombres”, recordó Peralta. “ La FIO ahí tiene notablemente una diferencia, es algo que en general nos destacan cuando recibimos a investigadores e investigadoras de otros países y conocen algunos núcleos de investigación”, sostuvo.


Claro que no siempre fue así. Los números no siempre positivos en todas las ingenierías, o cambian de un año a otro. Silvia García es ingeniera electromecánica, graduada de una carrera que históricamente tuvo y tiene una mayor matrícula masculina. De todas maneras, la docente pone en valor el trabajo que se logra hacer, no desde la ausencia, sino desde la potencialidad que tienen las condiciones actuales de la institución. “Indudablemente cuando hablamos de situaciones puntuales nos encontramos con cuestiones que no son exclusivas de ingeniería, sino que se reproducen en otras profesiones”, consideró. “Por eso mismo, el énfasis está puesto en los programas de bienestar, las visitas de estudiantes de todos los niveles educativos a los laboratorios. Estamos convencidas de que podemos hacer un aporte enfocándonos en las fortalezas y en lo que significa ser ingeniera porque parece que no se hubiera avanzado mucho desde los tiempos de Elisa Bachofen, recibida en 1918”, destacó. “Aunque hay un imaginario que sigue trabando”, reconoció.


En tanto, de acuerdo a datos de mujeres matriculadas en las asociaciones profesionales, el número no supera el 10%. En este aspecto, las ingenieras coincidieron en que hay discusiones para dar en los sectores profesionales y empresariales, respecto a las tareas de cuidado, que en la Argentina recaen mayormente en las mujeres. Muchas veces el rol de cuidadoras juega en contra al momento del desempeño profesional, por considerar que “resta” rendimiento a nivel laboral, cuando no es así. Es imperioso el desarrollo de políticas públicas, empresariales, para que esté cubierta esa parte de cuidado y puedan trabajar y desarrollarse profesionalmente.


En el diagnóstico, la vocación juega un rol fundamental. “Hay por supuesto una cuestión cultural de por qué no hay más mujeres que eligen carreras tecnológicas, pero también se debe trabajar en despertar vocaciones, no solo en los últimos años de secundaria sino desde los primeros niveles”, opinó María Peralta, oradora en el conversatorio de este miércoles, junto a Aryanne Quintal de la OEA, Gustavo Gallo de YPF y Silvia Kochen de CONICET. Cada una de las miradas institucionales permite abordar el asunto desde diferentes ópticas. “Es muy importante lo que podemos hacer en el aula, pero también fuera de ella”, sostuvo Silvia García. “A veces llegamos cuando el imaginario ya está formado pero con acciones y compromiso podemos revertirlo”, alentó.

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